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China elimina los topes mínimos a los tipos de interés de los préstamos

El Gobierno del gigante asiático da un fuerte impulso a la reforma de su economía

Una mujer camina en Shanghai frente a un  panel de datos bancarios
Una mujer camina en Shanghai frente a un panel de datos bancariosbloomberg

El nuevo Gobierno de China liderado por el presidente, Xi Jinping, ha tomado su primera decisión de peso destinada a reformar la economía para garantizar el crecimiento futuro, tal y como había prometido. Apenas cuatro meses después de iniciar su mandato, el Ejecutivo ha puesto fin al control estatal sobre los tipos de interés de los créditos y los ha liberalizado con objeto de que sean fijados por el mercado, según ha anunciado este viernes. Los bancos podrán decidir a partir de mañana —día de entrada en vigor de la decisión— qué interés cargan a sus clientes por los préstamos.

Los bancos comerciales podrán bajar los intereses tanto como piensen que necesitan para atraer a los clientes

Hasta ahora, los bancos no podían cobrar por sus préstamos menos del 70% del tipo de referencia fijado por la autoridad monetaria, que desde julio de 2012 se sitúa en el 6%. A partir de este sábado, esa regla dejará de tener validez salvo para el mercado hipotecario.

“Esta reforma está destinada a desarrollar más el papel básico de la asignación de los recursos por parte del mercado, una medida importante para impulsar el apoyo financiero para el desarrollo de la economía real”, ha explicado el Banco Popular de China (el Banco Central). El Gobierno mantiene, sin embargo, el límite máximo de interés para los depósitos, actualmente fijado en el 110% de los tipos de referencia.

La eliminación del control sobre los intereses de los créditos que pueden aplicar los bancos comerciales significa que estos podrán, a partir de ahora, bajarlos tanto como piensen que necesitan para atraer a los clientes. Se espera que la medida ayude a reducir los costes financieros a las empresas y los particulares, y ponga fin a lo que muchos economistas consideran costes de petición de crédito artificialmente altos, que han favorecido a los organismos estatales que prestan dinero, en detrimento de las compañías privadas.

Algunos expertos se han mostrado sorprendidos de que la medida haya sido adoptada de una tacada, en lugar de haber rebajado progresivamente el límite. Los grandes bancos del país —Banco Industrial y Comercial, Banco de la Construcción, Banco de China y Banco de la Agricultura— se han resistido en buena medida a la liberalización de los tipos, debido al efecto que puede tener sobres sus márgenes.

El Banco Central ya dio muestras de su decisión de frenar el crecimiento del crédito, que ahora aumenta a una tasa anual del 20%, al limitar el pasado mes de junio el sumistro de liquidez al sistema financiero, lo que provocó una escasez temporal de efectivo en el interbancario y el incremento de los tipos de interés a los que se prestan entre bancos.

Cambio crucial para seguir creciendo

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Los partidarios de la reforma ven la modificación del sistema de fijación de los tipos como uno de los cambios cruciales que debe acometer la segunda economía del mundo para mantener fuertes tasas de crecimiento. Afirman que es básico para que el crédito sea asignado de forma más efectiva.

La economía china se enfrenta a una clara presión a la baja, debido a la debilidad de la demanda exterior por la crisis global y a que está basada en un modelo de desarrollo que, según los expertos, está agotado. Pekín dijo el lunes pasado que el producto interior bruto (PIB) aumentó un 7,5% en el segundo trimestre, lo que supone una nueva ralentización respecto al 7,7% del primer trimestre y el 7,9% del último del año pasado. En el conjunto de 2012, la economía subió un 7,8%, el valor más lento en 13 años.

Los economistas creen que sin reformas profundas el ritmo de crecimiento no será mucho mayor del 5% para finales de esta década. Y esto es lo que quiere solucionar Pekín, que, en cualquier caso, está dispuesto a tolerar tasas de actividad económica menores mientras lleva a cabo reformas estructurales, con objeto de bascular de un modelo basado en la inversión y las exportaciones a otro más ligado al consumo doméstico y que requiera menos participación estatal.

Los bancos prestan en la actualidad principalmente a las compañías industriales estatales en lugar de a los empresarios, que son quienes crean la mayoría de los puestos de trabajo. El permiso para que las entidades financieras negocien los intereses que cobran a sus clientes podría canalizar más crédito hacia la empresa privada y ayudaría a contener la proliferación de créditos informales por parte de la llamada banca en la sombra, a la cual recurren muchas empresas necesitadas de financiación. La reducción del apoyo a las compañías públicas debería permitir a las privadas acceder a más préstamos.

"En principio, el cambio puede abaratar los costes de los préstamos, especialmente al permitir a los bancos ofrecer mejores condiciones a sus mejores clientes. En la práctica, la diferencia inmediata será pequeña. El rápido crecimiento del mercado de bonos corporativos ha propiciado una fuente de crédito alternativo en los últimos años para las grandes empresas", asegura Mark Williams, economista jefe para Asia de Capital Economics, en una nota a clientes.

Williams apunta que, en el primer trimestre, solo el 11% de los préstamos bancarios a empresas pagaban un tipo de interés por debajo del nivel de referencia, lo que demuestra, en su opinión, que la competencia entre bancos no reducirá los tipos mucho más de sus niveles actuales. "En todo caso, es un paso significativo para el desarrollo del sector financiero Chino, en el sentido de que los tipos de interés sean fijados por el mercado y no por las directrices del gobierno", admite.

Depósitos con tipos muy bajos

El Banco Central no ha liberalizado, sin embargo, los intereses para los depósitos porque, según dice, “esta reforma será más profunda y necesita condiciones superiores”. Pekín ha utilizado tradicionalmente a sus bancos para ayudar a la industria estatal mediante créditos con intereses bajos. Los ahorradores particulares son retribuidos con tipos tan bajos en sus depósitos que en la práctica pierden dinero, ya que la inflación es superior.

Esto ha tenido un efecto pernicioso sobre el consumo, que se encuentra entre los menores del mundo en porcentaje del PIB, cuando el Gobierno persigue justamente lo contrario. Además, han desviado el dinero hacia la vivienda y la Bolsa, con la consiguiente amenaza de burbuja para ambos.

La liberalización de los tipos de los préstamos es la reforma más importante que han puesto en marcha Xi Jinping y el primer ministro, Li Keqiang –máximo responsable de la economía—, desde que asumieron el poder del Partido Comunista Chino (PCCh) en noviembre pasado y del Gobierno en marzo. Otras importantes reformas que pretenden llevar a cabo son una revisión completa del sistema fiscal para los Gobiernos locales, con objeto de garantizar que cuentan con una entrada continua de ingresos por impuestos en lugar de confiar en la venta de suelo para obtener fondos, y la modificación del sistema de registro de residencia o ‘hukou’, que impide a los emigrantes instalarse con sus familias en las ciudades en las que trabajan porque no tienen derecho a los mismos servicios de educación y sanitarios que los residentes locales. Su modificación y el consiguiente proceso de urbanización convertirían a millones de emigrantes en consumidores.

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