Los banqueros no creyeron a Rato
Los días 4 y 6 de mayo de 2012 Botín, Fainé y González mantuvieron tensos debates con Rato en los que negaron las cifras oficiales de Bankia y pidieron su nacionalización La versión que han ofrecido los banqueros no coincide con la proporcionada por Guindos
Algunos creen que la crisis de Bankia estuvo a punto de provocar el rescate de España. No cabe duda de que la situación fue de alarma máxima porque ocasionó algo inédito: que los cuatro banqueros más importantes hasta mayo de 2012 —los presidentes del Santander, Emilio Botín; CaixaBank, Isidro Fainé; Francisco González, del BBVA, y Rodrigo Rato, de Bankia—, se reunieran con el ministro de Economía, Luis de Guindos. Lo hicieron los días 4 y 6 de mayo pasado, un viernes y un domingo, a las nueve de la noche en el Ministerio de Economía. Estuvieron hora y media cada día, aunque, pese a lo avanzado de la hora, no se sirvió cena, como apuntó Botín. Un día después, el 7 de mayo, Rato dimitió.
El viernes declararon los presidentes de las tres entidades como testigos ante el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, para aclarar el objetivo de aquellas reuniones y el porqué del desenlace. Los tres directivos coincidieron en que el tema principal fue la forma de resolver los problemas de Bankia, que se presentaron como la clave para enderezar la economía española. El asunto tan grave que fue definido como “un elefante en una habitación”, según González. También afirmaron que no se pidió la dimisión de Rato porque no parecía el sitio adecuado, ya que él estaba presente, apuntó Botín. Y el expresidente de Bankia no lo dijo en ningún momento a los presentes.
La cita fue tensa porque el presidente del BBVA y del Santander negaron las cifras que presentó Rato para reflotar Bankia: 7.000 millones. Eso es lo más grave que se le puede hacer a un banquero. Los cálculos de sus competidores iban de 15.000 a 20.000 millones, lo que suponía la nacionalización de Bankia y la salida del que fuera vicepresidente del Gobierno de Aznar. Poco después de estas reuniones Bankia tenía 22.424 millones públicos y era del Estado.
El juez también había preguntado a Guindos por estas reuniones. Su respuesta fue diplomática y simplificó el contenido: la cita fue “un contacto habitual que tenía con los responsables de las principales instituciones financieras para analizar la situación del sistema financiero y la crisis de la zona euro, las perspectivas de la economía nacional e internacional y la evolución del crédito”, entre otros asuntos.
Cada uno de los banqueros estuvo alrededor de media hora ante el juez. Los tres admitieron, según el abogado de UPyD, Andrés Herzog, que hubo un duro debate sobre Bankia y la falta de credibilidad que les ofrecían las cifras de beneficios que presentó el presidente Rato y las de su reflotamiento.
González fue el más agresivo. Fue más lejos que nadie y afirmó que Bankia necesitaba entre 15.000 y 20.000 millones, “como decían los informes de los bancos de inversión” y que las valoraciones de Rato “eran poco creíbles” por ser “demasiado optimistas”. Lo cierto es que estos cálculos son los que más se aproximaron a la realidad. González pintó un panorama que situaba a Rato fuera de la entidad. La situación en aquella reunión fue especialmente tensa, porque todos los presentes tenían en mente que Rato había aupado a González a la presidencia de Argentaria en 1996, desde donde logró la presidencia del BBVA.
El expresidente de Bankia insistió en que podía seguir adelante con una inyección de bonos del Estado y contabilizando créditos fiscales como capital. Pero González echó por tierra estas tesis, convencido de que Rato decía que necesitaba 7.000 millones porque era el máximo que podía conseguir. Preguntado por los abogados cómo era posible que Bankia presentara 300 millones de beneficios en 2011 (cuentas que luego fueron rehechas y acabaron en pérdidas multimillonarias), el presidente del BBVA dijo que la contabilidad “es como un chicle” por la capacidad de modificarse dependiendo de las partidas que se tengan en cuenta, según Andrés Herzog y otros abogados consultados.
González también criticó al Gobierno al explicar que estaban viviendo una situación tan complicada con Bankia en mayo, “porque no se había atajado los problemas a tiempo, es decir, entre febrero y abril”, según Herzog. También apuntó que “desde octubre” se sabía que la situación de Bankia era débil.
Botín apoyó a González, pero desde una posición más distante. Reclamó una inyección “rapidísima de 15.000 millones, una ayuda masiva”, que implicaba la nacionalización. No quiso entrar a valorar las cuentas de Bankia “porque son temas internos”.
A ninguno de los convocados les pareció extraño que a esa reunión no fuera convocado el Banco de España. Fainé comentó que Economía también era “competente” para tratar estos temas.
El presidente de CaixaBank dio a entender que consideraba posible reflotar Bankia con los 7.000 millones que decía necesitar Rato, aunque matizó que los mercados internacionales no creían que esta cifra era suficiente. Fainé admitió que negoció la fusión con Caja Madrid para ahorrar costes.
Para UPyD, que solicitó esta comparecencia, es llamativo que el fiscal “no haya hecho ni una sola pregunta. Ha quedado claro que no fue una reunión habitual, como dijo Guindos, aunque tampoco se puede decir que mintiera el ministro”, apuntó Herzog.
Para el abogado del 15-M Juan Ignacio Moreno estos testimonios corroboran la irregularidad de las cuentas de Bankia, lo que supone un engaño para los preferentistas, que no conocieron la situación real de la entidad y, por tanto, no pudieron vender sus productos antes de la nacionalización. Los banqueros fueron recibidos en el exterior de la Audiencia con gritos e insultos. “Santander nos roba y nos ahoga” y “No queremos ser accionistas de Bankia”. Era el clamor popular contra los banqueros.
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