Francia entra oficialmente en recesión
La economía francesa cae un 0,2% entre enero y marzo y suma su segundo trimestre a la baja Hollande considera que lo peor ha pasado ya, y pronostica un crecimiento cero en 2013 Alemania esquiva la recesión por la mínima y su PIB avanza un 0,1%, menos de lo previsto
Francia, la segunda economía de la zona euro y la quinta del mundo, ha pasado del estancamiento a la recesión. Los datos oficiales conocidos este miércoles afirman que el PIB se contrajo un 0,2% en el primer trimestre de 2013, tras perder otras dos décimas en el último de 2012. El presidente francés, François Hollande, conoció la noticia en Bruselas, donde se reunió con la Comisión Europea en pleno, una cita nada frecuente, pues hacía 16 años que un mandatario francés no pasaba ese examen. Hollande se mostró complaciente con las políticas europeas, y aunque achacó la recesión a una combinación de factores —“la acumulación de las políticas de austeridad, la falta de liquidez y la pérdida de confianza en la zona euro“—, admitió que Francia tiene “un déficit de competitividad”.
Hollande calificó como “grave” la situación de su país y de la Unión, y subrayó que “todos los países están tocados por la recesión, si bien Francia lo está un poco menos”. Tratando de mostrarse optimista, aventuró que “el momento más difícil ha quedado atrás”, y pronosticó que Francia cerrará 2013 con un crecimiento cero (una décima menos de lo previsto).
En su conferencia de prensa con el presidente de la Comisión, José Manuel Barroso, el líder socialista agradeció el “pragmatismo” de Bruselas por haber dado dos años más de plazo a París para alcanzar el 3% de déficit. Se comprometió a realizar “a buen ritmo” las reformas estructurales que exigen Bruselas y Berlín, y citó las pensiones, la formación profesional y el sistema de protección del paro.
Barroso recordó que, para justificar el aplazamiento del déficit, “París debe aprovechar para acelerar sus reformas estructurales”. Y Hollande contestó: “Hemos realizado reformas de la competitividad y vamos a continuar, no porque Europa nos lo pida sino porque ese es el interés de Francia. Hemos ido lejos, pero todavía tenemos que reformar más”. La frase sonó a la vez como una mano tendida a Alemania y como una advertencia a la corriente izquierdista del Partido Socialista, cada vez más intolerante con los recortes.
A la espera de que el 29 de mayo la Comisión haga sus recomendaciones a los Veintisiete, París ha lanzado ya otra ronda de diálogo con los agentes sociales para consensuar las reformas. Fuentes de Economía han admitido que se manejan dos ideas de partida: retrasar la jubilación hasta las 44 anualidades y retocar los subsidios del desempleo.
Pero la gran preocupación del Gobierno socialista sigue siendo el crecimiento, y especialmente el de la zona euro; si no mejoran la demanda y el consumo, será muy difícil que Francia vuelva a crear empleo después de cinco años de sangría y de que en marzo se batiera el récord de 1997, con más de 3,2 millones de desempleados en el Hexágono.
París se siente impotente ante la exasperante lentitud de la UE, incapaz de superar el bloqueo de la canciller Angela Merkel a todo lo que suene a estímulos e inflación. Un año después de incorporar el Pacto de crecimiento al de estabilidad, Hollande reclamó que se apliquen sin más dilación los acuerdos de junio de 2012, especialmente la unión bancaria y el plan de inversiones del BEI para la industria y los jóvenes parados. “Europa debe mostrar la misma determinación para crecer que ha mostrado para reducir el déficit. La amenaza es la desafección de los pueblos europeos”, advirtió.
Barroso y Hollande reivindicaron un regreso al método comunitario y descartaron que “la excepción cultural” pueda formar parte de la negociación del acuerdo de libre comercio con Estados Unidos. El líder francés recordó además que la lucha contra los paraísos fiscales “es un medio de dar a los Estados los ingresos que les faltan hoy”.
Problemas también para Alemania
El PIB alemán, por su parte, ha crecido un 0,1% en el primer trimestre del año, un crecimiento "débil" que el Gobierno de Angela Merkel justifica por el largo invierno que ha ralentizado la economía. Especialmente la construcción. La oficina estadística alemana, Destatis, ha revisado también la caída sufrida en el último trimestre de 2012, que ahora estima en el 0,7%, una décima peor.
Los impulsos positivos vinieron casi exclusivamente del consumo privado, que creció en el primer trimestre del año, después de haber bajado en el último trimestre de 2012. En las inversiones, en cambio, continuó la tendencia negativa del año anterior.
El comercio internacional no tuvo casi repercusiones en el crecimiento y tanto las exportaciones como las importaciones tuvieron una tendencia a la baja. En comparación con el mismo periodo del año anterior, el PIB cayó un 1,4% aunque, según Destatis, esto obedece ante todo a que en el primer trimestre de este año hubo más días de fiesta que el primer trimestre de 2012. Prescindiendo de ese efecto, el PIB bajó solo un 0,2%.
Hasta el tercer trimestre de 2012, Francia y Alemania habían tirado del carro de la economía de la zona euro, que aún así no había podido evitar entrar en recesión al cierre del año pasado.
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