“España tiene suerte de no tener petróleo o gas”
El crecimiento de la virtualización y de la economía de datos impulsan el negocio del ‘back-up’
El crecimiento explosivo de la producción de datos en un mundo cada vez más móvil trae consigo el reto de proteger esos datos en caso de pérdida, máxime cuando cada vez más empresas eligen virtualizar sus servidores con el fin de hacerlos más potentes y flexibles. El ruso Ratmir Timashev (Ufá, 1966) es fundador y consejero delegado de Veeam, una empresa con sede en Suiza que hace siete años decidió dedicarse a esta clase de servidores en exclusiva, cuando era un mercado muy minoritario.
Pregunta. ¿Por qué centrarse en los servidores virtuales?
Respuesta. La tecnología de servidores virtuales permite aprovechar mejor los recursos del hardware, así como más flexibilidad a la hora de mover aplicaciones de una máquina a otra. Sin la virtualización, no tendríamos servidores subidos a la nube, por ejemplo.
P. ¿Qué ofrecen ustedes a sus clientes?
R. Nosotros no hemos inventado la virtualización. Eso lo hacen las grandes compañías como VMWare o Microsoft. Nosotros la hacemos mejor. La cantidad de datos está creciendo de forma exponencial entre un 30% y 50% cada año, según la consultora Gartner. Y se necesitan copias de seguridad de esos datos en caso de que ocurra un fallo en los servidores o un desastre natural.
P. ¿Cuáles son los principales retos del sector?
R. Primero, que cuantos más datos hay, más difícil es mantener el ritmo de guardado. Y, como le he dicho antes, cada vez hay más datos. Segundo, que en un mundo cada vez más global, la mayoría de las empresas trabajan ya las 24 horas al día. Antes, un panadero trabajaba 10 horas al día y luego cerraba, dando tiempo para corregir lo que estaba mal. Ahora ya no existen esos momentos en los que se puede parar. Y tercero, las empresas esperan que sus problemas se resuelvan cada vez más rápido. Hace unos años, yo podría permitirme pasar un día, o incluso una semana, sin correo electrónico. Hoy no podría pasar sin él ni cinco minutos.
P. ¿Cuál es el tamaño del negocio de la protección de datos?
R. Gartner ha estimado que en 2013 todo el negocio vale 5.000 millones de dólares [3.850 millones de euros]. Eso incluye tanto servidores físicos como virtuales.
P. ¿Cuál es la cuota de mercado de los servidores virtuales?
R. Cuando empezamos, el 10% de los servidores eran virtuales. En 2009 se instalaron por primera vez más servidores virtuales que físicos. Ahora, más de la mitad de los servidores son virtuales, y la cifra llegará al 60% al final de año.
P. ¿Cuál es su participación en el mercado?
R. Terminamos 2012 con una cuota de mercado del 8%. A finales de año, esta cuota será del 10% al 12%. Pero, atención, esta cifra es para el total del mercado. En el mercado de servidores virtuales nuestra cuota es mayor, del 15%.
P. ¿Se dedican ustedes a un tipo de empresa en concreto?
R. Cuando empezamos, nuestro producto era muy básico, por lo que estaba especialmente orientado a usuarios domésticos y pymes. Ahora que nuestros productos ya tienen más funcionalidades, estamos empezando a entrar en el mercado de empresas, donde ya están las grandes del sector, como IBM o Symantec.
P. ¿En qué se diferencian de la competencia?
R. Cuando empezamos, la competencia nos quitaba importancia porque nos dedicábamos a un nicho. Ahora ese nicho es el 60% del mercado, pero queremos seguir dedicándonos exclusivamente a él. Porque nuestros competidores, al ocuparse tanto de servidores físicos como virtuales, ni se mueven tan rápido ni innovan al mismo ritmo que nosotros.
P. El Gobierno español parece haber visto en los emprendedores la salida a la crisis. Usted ha creado dos start-ups. ¿Qué necesita un país para incentivar esa clase de negocios?
R. Le voy a contar una historia [ríe]. Cuando fui por primera vez a un bar en Silicon Valley, vi a un chico intentando ligar con una chica. Pero, al contrario de lo que suele pasar en Rusia, no le hablaba de su coche o de su cuenta corriente, sino de la idea que tenía para una start-up. Eso es lo que se necesita, y es muy difícil crearlo desde arriba. La suerte de España es que no tiene petróleo ni gas, porque el dinero fácil abotarga el ingenio.
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