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España e Italia se suman a Alemania y Francia para impulsar la tasa Tobin

Once países acuerdan gravar la compra de bonos, acciones y derivados Los opositores, con Reino Unido al frente, reclaman su implantación mundial para tener éxito

Claudi Pérez
El primer ministro británico David Cameron
El primer ministro británico David Cameron LEON NEAL (AFP)

Ante la evidencia de que es imposible poner en marcha un impuesto a las transacciones financieras internacionales en toda la UE, once países decidieron ayer avanzar en una medida que hace años muchos tachaban de utópica y/o populista, y que hoy sugieren organismos tan ortodoxos como el FMI o la OCDE. Pese a las resistencias de última hora, España e Italia se unieron a otros nueve países —capitaneados por Alemania y Francia— para sumarse al proyecto de la Comisión Europea de gravar la compra de bonos, acciones y derivados.

Queda en el aire una duda: ¿A cambio de qué han cedido Madrid y Roma a la presión de sus socios? “Las bazas negociadoras hay que guardarlas hasta el último minuto”, se limitó a decir ayer el ministro de Economía, Luis de Guindos. Fuentes del Gobierno aseguran que España ha decidido en esta ocasión apoyar a Francia, sin especificar si esperan recibir algo a cambio.

Reino Unido lidera a los que consideran que este impuesto solo servirá para que los señores de las finanzas emigren a otras plazas más permisivas

Los ministros de Economía y Finanzas de la UE que dieron ayer el sí tienen un doble objetivo: por una parte, contribuir a sanear las arcas públicas de los países que lo adopten, algunas tan maltrechas como las españolas, griegas, portuguesas, eslovenas o italianas. Por otra parte, la llamada tasa Tobin pretende frenar abusos especulativos y que la banca pague una parte de la crisis.

Pero estos argumentos no convencen a todos. Reino Unido lidera a los que consideran que este impuesto solo servirá para que los señores de las finanzas emigren a otras plazas más permisivas. “No estamos en contra de las tasas al sector financiero. Pero solo nos sumaríamos si la implantaran todos los centros del mundo, como Nueva York, Singapur, Shanghái y Hong Kong”, aseguró ayer el canciller del Exchequer, George Osborne. Tanto Reino Unido como Polonia, otro de los opositores, han anunciado que no piensan vetar el proyecto.

De todas formas, el camino para su puesta en marcha promete ser largo. Los ministros de Economía volverán a discutir la tasa Tobin el próximo 12 de noviembre. Los Estados interesados explicarán a la Comisión el alcance de su propuesta y Bruselas la estudiará. Después, la Comisión presentará un proyecto que deberán aprobar por mayoría cualificada los Veintisiete. El Parlamento Europeo, además, deberá dar su visto bueno.

Tipos mínimos del 0,1% y el 0,01%

Bruselas quiere que los que compren o vendan acciones y bonos paguen un mínimo del 0,1%; mientras que las operaciones con derivados se gravarán con un 0,01%. Estos tipos son mínimos a los que estarán obligados los Estados que la apliquen, que serán libres de aumentarlo hasta donde consideren oportuno.

Cuando esté en marcha, la tasa gravará las operaciones bursátiles y bancarias realizadas por profesionales entre varios países, y cada Estado se quedará con el porcentaje que haya establecido. Bruselas calcula que si el impuesto se implantara en toda la UE podría recaudar 55.000 millones. La Comisión pretendería que parte de este dinero fuera al presupuesto común, algo que por ahora parece lejos de la realidad.

Los dos países impulsores de la iniciativa, Alemania y Francia, tenían ya en el bolsillo a otros cinco (Portugal, Grecia, Eslovenia, Bélgica y Austria), pero en el Ecofin celebrado ayer en Luxemburgo lograron convencer a otros cuatro: España, Italia, Estonia y Eslovenia, que se suman al mecanismo de cooperación reforzada, destinado a impulsar medidas que no cuentan con el apoyo unánime de la UE. Hace cuatro meses, los mismos protagonistas —los miembros del Ecofin— e incluso en el mismo escenario —Luxemburgo— adoptaron una decisión similar. Entonces no estaba incluido en el acuerdo algún país que ahora sí está, como Italia, y en cambio dio el visto bueno alguno que ayer lo retiró, como Rumanía y Hungría.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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