Protección para cruzar fronteras
Cada vez más empresas españolas contratan seguros de internacionalización y riesgo político
Los directivos de las medianas y pequeñas empresas españolas ya no pueden decir aquello de “yo, en política, no me meto”. A miles de compañías que por la sequía del mercado nacional se ven obligadas a instalarse en países más o menos inseguros no les queda más remedio que proteger sus negocios y activos de riesgos que apenas se dan en España. Un abanico que va desde los riesgos claramente políticos (nacionalización, confiscación, violencia política, inconvertibilidad de la divisa) hasta los regulatorios o de responsabilidad (civil, medioambiental, de consejeros, de producto), pasando por los de crédito, catástrofe natural o de continuidad de negocio (incendio, fallos de transporte o de maquinaria).
Lo sucedido con Repsol en Argentina y con REE en Bolivia, amén de más problemas en otros países de América Latina, ha demostrado que no es conveniente irse fuera sin una buena cobertura. De ahí que las empresas de menor dimensión hayan empezado a seguir a las grandes del Ibex, veteranas en estas lindes, abonándose cada vez más a las ofertas de seguros de internacionalización ofrecidos por las grandes aseguradoras y, sobre todo, por las consultoras y brokers multinacionales como Aon o Marsh. “Hace años eran las grandes”, explica José María Elguero, director de Estudios de Marsh, “pero ahora son las pymes las que más reclaman nuestra experiencia”.
Siete riesgos
La internacionalización es una fuente de oportunidades… y de riesgos. Estos, de hecho, abundan tanto que la consultora Marsh los ha agrupado en siete grandes áreas:
Riesgo Político. Incluye la nacionalización, confiscación de activos por el Gobierno local, la pérdida de derechos sobre los activos, el incumplimiento de laudos arbitrales, la inconvertibilidad y falta de divisas, o la violencia por revueltas, guerra y terrorismo.
Riesgo Regulatorio. Provocada por la ampliación continua del marco legal y que puede llevar al desconocimiento de la norma.
Riesgo de Responsabilidades. Incluye la responsabilidad civil de las empresas, los seguros para profesionales, los datos personales, la responsabilidad medioambiental, la fiscalidad, la responsabilidad de producto y la de consejeros y directivos.
Riesgo de Crédito. Tradicionalmente suscrita, cubre los posibles impagos de deudores y clientes, sobre todo en las compraventas a crédito.
Riesgo de Continuidad de Negocio. Provocada por causas tan distintas como incendio, corte de carreteras o del espacio aéreo, inundación, fallo en los proveedores o en la cadena de suministro, no acceso a fábrica u oficinas o fallo de maquinaria.
Riesgo de Catástrofes Naturales. Cada vez más numerosas y de mayor intensidad, pueden destruir los activos de la empresa o de sus clientes, acabar con la vida de sus empleados e impedirles acceder a sus sedes durante un tiempo indeterminado.
Riesgos Globales. Afecta al menos a tres regiones de dos continentes con posibilidad de impacto global (transfronterizo) y requiere acciones públicas coordinadas: ciberriesgos, pandemias, enfermedades infecciosas, etcétera.
Lo curioso es que el impulso principal está llegando de los propios empresarios a través de sus asociaciones. Tan fuerte es la preocupación —y el interés— por el aseguramiento de los riesgos ligados a la internacionalización, que superan ampliamente el seguro de crédito (masivo entre los exportadores). No hay conferencia sobre internacionalización en la que no participen estos brokers. “Estos eventos han empezado a coger fuerza el año pasado”, comenta Jesús Alonso, director de Placement de Marsh.
La preocupación tiene sentido, ya que, según explican en Marsh, “el riesgo político que presenta Latinoamérica es en este momento mayor que el de Asia”. Y aquella zona sigue siendo preferente para las empresas españolas. Otra zona con la que tener cautela es, según Mariano Viale, director de riesgo político de AON, África, donde empiezan a entrar empresas españolas. Paradójicamente, riesgo político y regulatorio no siempre coinciden. “Este suele ser más alto cuanto más avanzada es una sociedad”, dice Elguero.
Muy experimentadas en este tipo de riesgos, y con cobertura local en decenas de países (Marsh está en 130), estas aseguradoras y estos brokers están en condiciones de dar un servicio de consultoría y aseguramiento integral a sus clientes. Lo normal hasta hace poco entre las medianas y pequeñas empresas era que dejaran el aseguramiento de sus actividades en un tercer país en manos del director de la delegación o filial local. Pero esa era una decisión arriesgada, ya que, con frecuencia, el directivo no era experto en seguros ni podía estar al tanto de todos los cambios normativos que afecten al riesgo de la empresa. “Con ese sistema pierdes el control del proceso de aseguramiento desde la matriz”, explica Alonso, “lo que se convierte en una vulnerabilidad”.
Por el contrario, estas consultoras liberan a la empresa de la preocupación de tener que lidiar con burocracias y legislaciones locales y dejar abierto algún boquete que les pueda salir caro. ¿Cómo lo hacen? “Es un proceso que pasa por hacer un análisis de los riesgos, el diseño de los seguros necesarios, la negociación y colocación de los seguros en los distintos países, el asesoramiento sobre posibles cambios legislativos que puedan afectar a su programa de seguros y la gestión de sus siniestros y reclamaciones”, explica Alonso, de Marsh. Algo similar dicen en AON, el broker de seguros número uno del mundo. Para Mariano Viale, lo esencial “es el trabajo previo de consultoría, para entender primero cuáles son los riesgos de la empresa, y luego ya, llevar a cabo la selección de las coberturas y su colocación”.
Este segmento ha venido creciendo a fuerte ritmo debido a los mayores riesgos y al incremento de la internacionalización. El año 2011 se cerró con un aumento del 15% en el censo de empresas exportadoras. Viale reconoce que ello ha tenido su impacto en la demanda de aseguramiento: “El mercado sí ha crecido mucho en los últimos años. Cada vez hay más empresas que solicitan estos servicios”. Y la prueba de que así es que muchas otras aseguradoras han decidido iniciar o potenciar sus divisiones de seguros para la internacionalización.
AXA, que lleva años asesorando a multinacionales en este campo, acaba de crear un servicio de soluciones internacionales para empresas enfocado a las pymes. La compañía, que suministra los seguros en el país de destino a través de filiales o de socios locales, puso en marcha esta nueva división a finales de 2011 en varios países europeos. “Estamos empezando con fuerza”, dice Antonio Moreno, director comercial de empresas de la aseguradora.
Otras que están en el sector son CESCE, especialista en el seguro de crédito y también muy presente en riesgo país, y Allianz. Mapfre, con su división Global Risks, está más centrada en grandes corporaciones. Pero se prevé que sigan desembarcando más.
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