Port Aventura juega y gana
El parque cierra su mejor año en plena crisis y logra 26 millones de beneficio
Shambhala, la nueva montaña rusa del parque temático Port Aventura, no sabe de loops imposibles como su hermano mayor, el Dragon Khan. Se limita a una serie de subidas y bajadas; unas más suaves, otras más pronunciadas. Además de recordar las expediciones al Himalaya, como pretende su ambientación, la nueva atracción sería una buena forma de explicar la economía y sus ciclos. Incluso, uno de sus tramos podría convertirse en una alegoría del momento actual: cuando sus vagones se precipitan desde los 78 metros de altura se ponen a 134 kilómetros por hora y empiezan a escucharse los gritos de desahogo de sus pasajeros, hasta que se los come un túnel.
Shambhala no es solo una nueva atracción. Es también el nuevo símbolo de la excepción de los parques temáticos en España. Port Aventura es el único con un crecimiento continuado en volumen de ingresos y, sobre todo, en rentabilidad. A falta de que el consejo de administración de la empresa apruebe las cuentas definitivas, La Caixa, uno de los dos accionistas del parque junto a Investindustrial, prevé un beneficio neto de 26,4 millones de euros en 2011. Fuentes del parque admiten que la cifra final no diferirá mucho de esa estimación, lo que permitirá más que duplicar los 12 millones de euros del ejercicio anterior e intensificar el alza iniciada en 2005.
Es el único parque temático con un crecimiento continuado en volumen de ingresos y, sobre todo, en rentabilidad
Port Aventura va de subida y empieza a amortizar inversiones. El tiempo dirá hasta cuándo, pero todo apunta a que el parque, inaugurado en 1995, recoge las mieles del éxito tras conseguir reinventarse en centro de vacaciones. Tras una ligera caída en 2010, el pasado año el recinto ganó medio millón de visitantes y se encaramó a los 3,7 millones. Absorbe el grueso de los cinco millones de personas que pisan cada año uno de los cinco parques temáticos españoles. Y lo ha logrado desestacionalizando la oferta de espectáculos y la captación de potenciales clientes. Empezó abriendo solo en verano y ahora se limita a cerrar apenas dos meses al año. Captaba a jóvenes y ha conseguido atraer a familias y turistas de negocios.
Pero la clave de Port Aventura, además de ser el primero en abrir sus puertas y convertirse en la referencia del sector en España, ha ido de la mano de la inauguración de sus hoteles y del centro de convenciones. "Solo la venta de entradas del parque no da para rentabilizar el negocio de un parque temático", asegura el profesor de Esade Josep Francesc Valls. Hace unas semanas, el director general de Port Aventura, Fernando Aldecoa, abonaba esa tesis al afirmar que el 30% de la facturación del resort proviene del negocio que generan los establecimientos hoteleros y los eventos que se celebran en el centro de convenciones, abierto en 2009. La ocupación de los hoteles, con una oferta conjunta de 2.000 camas, creció el pasado año un 5,4%, hasta las 297.000 pernoctaciones.
La clave del parque ha ido de la mano de la inauguración de sus hoteles y del centro de convenciones
El otro hecho diferencial de Port Aventura respecto a sus competidores españoles es la gran afluencia de visitantes extranjeros. Con playa propia y cerca de la zona turística de la Costa Dorada, el parque se está beneficiando del turismo británico, francés y ruso que llega a Tarragona y que encuentra en el parque un complemento a sus demandas de playa y sol. Los extranjeros copan el 30% de las visitas, y la dirección del parque se ha puesto como objetivo que ese porcentaje alcance el 40% en los próximos cuatro años.
El mercado ruso ganará peso, pero también se están intensificando las campañas de captación en Alemania, Italia y el Benelux. Ese protagonismo foráneo sirve para marcar distancias entre el modelo del recinto de Vila-seca y Salou y el imperante en EE UU, donde los operadores intentan ante todo fidelizar a su población local para que no tarden mucho tiempo en volver a sus instalaciones.
El protagonismo foráneo sirve para marcar distancias entre el modelo del recinto catalán y el imperante en EE UU, donde intentan fidelizar ante todo a su población local
Esa diferencia, no obstante, no evita que los gestores del parque intenten también atar en corto el que consideran su mercado local: todo aquel que entra en el triángulo Barcelona-Valencia-Zaragoza, según explica el profesor del IESE Luis María Huete, el primero que elaboró un estudio sobre el parque. Aldecoa no esconde la necesidad de mimar lo que denomina el "efecto repetición". Si con la oferta hotelera y la apertura del parque acuático se buscaba que los clientes pasaran más tiempo en el parque, las continuas inversiones en nuevas atracciones han sido el gran gancho para conseguir la repetición de visitas y continuar incrementando el volumen de clientes. "Cada uno o dos años hay que dar novedades", afirmaba Aldecoa, tras cuantificar en 675 millones la inversión total que han desembolsado desde su apertura los accionistas de Port Aventura. Para el plan de inversiones 2010-2014 se estimaban 80 millones de euros. Shambhala ha absorbido 25 millones de esas inversiones.
Aldecoa estima que cada nueva atracción puede ofrecer a un parque temático unos 200.000 nuevos visitantes. En los próximos años se seguirá reforzando tanto el parque temático como el acuático con esa idea. E incluso se podría ampliar la capacidad hotelera. El objetivo: conseguir en un plazo de dos o tres años los cuatro millones de visitantes y escapar rápido, como Shambhala, de ese oscuro túnel que es hoy la recesión.
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