¿Qué pasa con los ahorradores de Bankia?
La decisión del Gobierno de inyectar fondos en la entidad reforzará su viabilidad El batacazo en Bolsa provoca fuertes minusvalías en los accionistas
Bankia es una de las cuatro principales entidades financieras del país, con unos 10 millones de clientes y unos 400.000 accionistas. Las preguntas sobre su futuro se han agolpado tras la salida forzada de Rodrigo Rato, los evidentes problemas de viabilidad que arrastra por la pesada carga de activos inmobiliarios y por la petición de nacionalización parcial lanzada por el nuevo gestor de la entidad, José Ignacio Goirigolzarri. En total, Bankia gestiona fondos de sus clientes por 231.390 millones, de los que 155.338 millones corresponden a depósitos, según se recoge en sus últimos resultados publicados correspondientes al cierre de 2011. El Ministerio de Economía, primero, y el propio Mariano Rajoy han insistido en pedir tranquilidad a los ahorradores. Los clientes y accionistas de la entidad están sin embargo inquietos, y las consultas, tanto por teléfono como de manera presencial en las oficinas, se han disparado.
¿Cómo afecta a los clientes la nacionalización?
Es una medida, solicitada por el nuevo gestor de la entidad, sobre la cual todavía no se conocen todos los detalles. Sin embargo, la entrada del Estado en el capital de la entidad es, a priori, positiva para los clientes, al despejar las dudas: serán las arcas públicas las que asuman los activos más problemáticos, los que se concentran en el Banco Financiero y de Ahorro (BFA), la matriz de Bankia, que funciona como una suerte de banco malo de la entidad.
¿Para qué está el Fondo de Garantía?
En caso de quiebra de una entidad la ley estipula que el Fondo de Garantía de Depósitos, un instrumento financiado por las propias entidades, cubra hasta 100.000 euros por ahorrador y banco en caso de que un banco o caja entre en suspensión de pagos. La cobertura, que cubre tanto los depósitos como el dinero que se tiene en cuenta, se duplica si hay dos titulares. Este límite de 100.000 euros se fijó por el Gobierno tras el colapso de Lehman Brothers para reforzar la confianza en el sistema financiero europeo.
No obstante, tras la decisión tomada en octubre por el anterior Ejecutivo de que fuera el propio sector quien pagase los rescates, se estipuló que el dinero necesario para ayudar a las entidades con problemas saliese de este fondo, lo que le ha dejado para pocas alegrías. Esta hucha tiene actualmente 2.350 millones de patrimonio (no hay datos públicos), incluyendo las aportaciones de 2011. Cada año se recaudarán unos 2.000 millones.
Por el lado contrario, ha desembolsado 8.500 millones. Hasta ahora, el fondo ha pagado los 1.300 millones que se colocaron en CCM; 5.289 millones para la CAM, 953 millones en Unnim y otros 1.000 millones en Banco de Valencia. Junto a ello tiene comprometido cubrir el 80% de la posible morosidad que aparezca en sus carteras de créditos. Según estimaciones, podría alcanzar los 6.250 millones sobre un total de 27.000 millones.
¿Puedo sacar mi dinero cuando quiera?
Hay que recordar que los depósitos y productos de renta fija establecen una serie de condiciones para recuperar el dinero —la letra pequeña—. Por tanto, además de la correspondiente penalización por realizar reembolsos antes de tiempo, la entidad puede imponer límites tanto sobre las cantidades de dinero como sobre los plazos en los que se pueden sacar los fondos.
En cuanto al dinero que los clientes tienen en cuentas a la vista, se puede traspasar sin límite, tanto a través de Internet como en las propias oficinas. Para cancelar una cuenta, sin embargo, se tienen que presentar en la sucursal todos los titulares de la misma.
¿Cómo afecta a los accionistas la nacionalización?
La nacionalización se hace mediante la conversión en acciones de los 4.465 millones que el Estado ya había inyectado en forma de participaciones preferentes a BFA, que no cotiza en Bolsa. Sin embargo, Bankia sí está en el parqué. Los últimos acontecimientos han provocado fuertes ventas sobre la acción, y han aumentado en las últimas jornadas hasta llegar a ceder picos de hasta el 29% en una sola jornada. Desde que Rato anunció su dimisión el pasado lunes 7 de mayo ha caído un 50%, aproximadamente. Los vaivenes en la cotización se han producido sin que mediase comunicación alguna a la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Y sin intervención alguna del regulador del mercado bursátil.
Una de las opciones que están sobre la mesa para el futuro de la entidad, la posibilidad de que se decida fusionar Bankia con su matriz, Banco Financiero y de Ahorro (que posee a su vez el 45% de Bankia) diluiría el valor de la acción, provocando nuevos descensos en su precio. Desde que salió a Bolsa en julio de 2011 a un precio de 3,75 euros por título, Bankia ha perdido cerca de un 70% de su valor.
¿Cómo afecta a los contribuyentes la nacionalización?
El dinero público ya estaba en Bankia, o más concretamente, en su banco malo, el BFA. Pero ahora ese préstamo, por el que el Estado iba a recibir un 8% de intereses, pasa a convertirse en acciones, con lo que las perspectivas sobre cuándo se recuperará el dinero público son ahora mucho más inciertas. En el caso de Unnim, donde las participaciones preferentes también se convirtieron en acciones, el Gobierno traspasó su titularidad al Fondo de Garantía de Depósitos, el fondo de la banca, que es quien asumió las pérdidas cuando se vendió Unnim al BBVA. No está claro que eso pueda volver a ocurrir: Al Fondo de Garantía de Depósitos se le quiere traspasar también las acciones de CatalunyaCaixa y NovacaixaGalicia, pendientes de subastar, que suman otros 6.500 millones de inyecciones públicas. Y el fondo de la banca solo tiene disponible unos 2.500 millones de patrimonio.
Hay otros dos factores que analizar en esta intervención pública: si la conversión en acciones acabará aumentando el déficit público -el Gobierno defiende que, por ahora, no-. Y otra más lacerante: todo lo que se tiene que hacer en materia de ajustes por tener inmovilizado más de 4.500 millones en BFA durante no se sabe cuánto tiempo. Por citar un ejemplo es una cifra similar al ajuste que el Gobierno y las comunidades planean en Educación, a través de subidas en tasas universitarias y aumentos de las ratios de alumnos por clase y de la jornada laboral de los profesores.
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