Bruselas se plantea aplazar el rescate griego a después de las elecciones
El ministro de Economía griego acusa a algunos socios del euro de querer sacarles de la Unión Atenas debe convencer al Eurogrupo de su voluntad de reducir el déficit antes del lunes
La crisis no deja de agitar a Grecia. Este miércoles una mujer amenazó durante horas en Atenas con arrojarse por la ventana del instituto público de empleo que el que trabajaba, porque iba a ser despedida, mientras decenas de cámaras profesionales y curiosos con teléfonos móviles la grababan. Fue el pequeño culebrón mediático del día. Un -otro- empresario fue detenido por evasión fiscal, una de las grandes lacras de este país. Y el presidente de la República, Karolos Papulias, ofreció la renuncia a su sueldo público. Mientras, en cualquier bar, siguen las conversaciones sobre los graves disturbios en las protestas del pasado domingo, cuando el Parlamento aprobó el plan del rescate y sus duras medidas de austeridad.
La decisión final se reserva para la cita del Eurogrupo prevista el lunes, después de haber cancelado la que estaba prevista este miércoles (que se sustituyó por una teleconferencia que no supuso demasiados avances palpables), y Bruselas se plantea aplazar una parte del rescate o incluso el total a después de las elecciones, previstas para abril, según según señaló Reuters citando una fuente oficial anónima oficial. La Unión Europea (UE) no acaba de confiar en los planes de ajuste griegos, sobre todo en 325 millones de ahorro que bailan en el plan porque Atenas se niega a recortar de nuevo las pensiones, y teme que el Gobierno entrante incumpla lo pactado. “Hay propuestas para retrasar el paquete griego o dividirlo, de modo que se evite una bancarrota inmediata, pero no todo está comprometido aún”, dijo la fuente.
Hay mucha gente en la eurozona que no quiere que continuemos dentro"
La dureza de las discusiones entre Europa y Grecia sobre el segundo salvamento financiero es cada vez más pública. El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, señaló ayer que la zona euro está ahora “mejor preparada” por si el rescate griego falla. Si Alemania deja claro que el euro puede sobrevivir sin sus socios griegos, el Gobierno heleno advierte de que algunos juegan con cerillas. “Hay algunos poderes en Europa que están jugando con fuego porque creen que no se cumplirán todos los requisitos, y hay quien incluso quizá quiere a Grecia fuera de la eurozona”. Así se despachó ayer el ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos, unas horas antes de la conferencia telefónica del Eurogrupo, en la que ayer intentó convencer de que el plan de recortes heleno es serio para desbloquear el rescate y evitar la quiebra.
El plan de salvamento contempla una inyección de 130.000 millones (aunque puede elevarse a 145.000) hasta 2014. El 20 de marzo Grecia afronta el pago de una deuda de 14.500 millones y Atenas necesita fondos para evitar eso que se ha dado en llamar quiebra desordenada. Alemania, especialmente, y Finlandia y Holanda son los países que presionan para postergar la ayuda financiera, según otros dos altos cargos que citó la misma agencia.
Europa no se fía, después de un primer rescate de 110.000 millones que no ha bastado y una serie de reformas que no han llegado. El líder de los conservadores, Antonis Samaras, envió ayer una carta al BCE, el FMI y la UE prometiendo que aplicaría el programa de reformas y recortes, en los mismos términos en los que se han pactado con Bruselas, si gana las elecciones, tal y como exigió la UE. También el líder socialista, el ex primer ministro Yorgos Papandreu, envió esta semana una misiva de compromiso con los recortes. Samaras, que lidera las encuestas de intención de voto, había encendido las alarmas en Europa al insinuar que si llegaba al Gobierno redibujaría algunos detalles del plan. De hecho, en su carta, recalca que “priorizar la reactivación junto con el resto de medidas solo hará el programa de rescate más efectivo, así que pueden ser necesarias algunas modificaciones”.
El nuevo plan de austeridad, por valor de 3.300 millones este año, incluye el recorte de 150.000 funcionarios hasta 2015 y la rebaja del 22% de salario mínimo despierta recelos entre los políticos y economistas del país. “Hemos cumplido la mayoría de condiciones que nos han pedido”, se lamentó ayer Venizelos, pero “desafortunadamente afrontamos continuamente nuevos requisitos”.
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