Fitch rebaja la nota de solvencia a cinco comunidades
La agencia advierte de un aumento de los riesgos en España por sus débiles previsiones económicas y el desfase presupuestario en las autonomías
Las agencias de calificación siguen con atención la situación de España con un ojo puesto en la evolución presupuestaria de las comunidades y con el otro fijado en las débiles perspectivas económicas que afronta la cuarta economía del euro. Por este motivo, si el lunes fue Moody's quien advirtió de que el dato de déficit de las autonomías del primer semestre ponía de relieve que son "incapaces" de cumplir con los objetivos, hoy ha sido Fitch quien ha lanzado una señal de aviso sobre España al rebajar la calificación crediticia de cinco autonomías.
En concreto, la agencia ha reducido la nota de solvencia de Andalucía, Cataluña, Valencia, Murcia y Canarias por el agudo deterioro fiscal que la agencia ha detectado en los últimos años en sus finanzas y que se ha saldado con un aumento de sus niveles de deuda. Además, deja la puerta abierta a más recortes, ya que mantiene a las 5 regiones a las que califica y que han mantenido su nota en perspectiva negativa. El recorte ha sido de dos escalones para Andalucía, de AA a A+, y Murcia, de AA- a A. Y de un peldaño para Canarias, con lo que su rating ha pasado de AA- a A+, Cataluña, que de A baja a A-, y Valencia, que se queda con otra A-.
Fitch reconoce que las autonomías están haciendo un esfuerzo para limitar sus gastos, pero añade que no han logrado de momento los efectos deseados dada la debilidad de las economías locales y los menores ingresos fiscales, que se han reducido un 3,59% en los primeros seis meses de este año. Por este motivo, la agencia afirma en el comunicado en el que ha dado a conocer los recortes que las comunidades todavía deben hacer "considerables esfuerzos" para controlar el gasto y mantenerlo en los límites establecidos. En cualquier caso, estima que la mayoría de las comunidades autónomas alcanzarán el equilibrio presupuestario en 2013.
Fitch decidió en marzo poner en perspectiva negativa la calificación de España por, según argumentó entonces, el coste de la reestructuración del sector financiero y el gasto de las comunidades autónomas. Esta decisión supone dejar el rating de la deuda soberana, que actualmente está en un notable alto con una Aa2, en una especia de cuarentena a la espera de ver cómo evolucionan los acontecimientos para, al final del proceso, tomar una decisión entre dos únicas opciones posibles: o bien mantener el notable alto o recortarlo. No obstante, a la luz de las declaraciones que ha realizado hoy el director de calificaciones de Fitch, Douglas Renwick, hay más opciones de que España vuelva a sufrir un nuevo tijeretazo que de que salga indemne de la actualización del análisis de esta agencia.
"Los riesgos sobre la calificación de la deuda soberana de España apuntan claramente a la baja", ha afirmado Douglas en una entrevista telefónica con la agencia económica Bloomberg. "La ejecución presupuestaria de las comunidades añade presión al Gobierno central para realizar los recortes necesarios", ha añadido antes de enfatizar que las débiles previsiones económicas para este año no ayudan a salir del bache. Junto a ello, el tercer elemento desestabilizador que podría desembocar en un nuevo descenso en la nota crediticia del país está en el sector financiero, ha explicado Douglas. La clave para ello está en si el Estado se ve obligado a inyectar más dinero de lo previsto en el proceso de reestructuración de las cajas.
Fitch fue la segunda agencia en quitar la matrícula de honor de España en los primeros albores de la crisis fiscal del euro tras Standard & Poor's, sociedad que completa el triunvirato que controla el mercado de la medición de riesgos. A ellas se sumó más tarde Moody's, que actualmente mantiene la misma nota para España que Fitch. S&P, por su parte, califica la calidad crediticia española con una AA, la tercera nota más alta.
Las decisiones de estas sociedades, criticadas por un supuesto conflicto de intereses ya que sus clientes son al mismo tiempo el objeto de sus valoraciones así como por su falta de acierto en la crisis, han marcado en parte la evolución de los acontecimientos en la eurozona. No obstante, pese a los intentos de Bruselas por superar la dependencia de los mercados a estas agencias, sigue sin haber una alternativa clara para ello.
Tras conocerse que las comunidades autónomas cerraron junio con un déficit conjunto del 1,2% del PIB, lo que supone apenas una décima menos que el objetivo para todo el año, Moody's anunció el pasado lunes que las comunidades son "incapaces" de alcanzar las metas comprometidas ante la UE. Por este motivo, advirtió de que representan un elemento negativo para la calidad crediticia de España.
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