Los países de la UE tantean a la banca para reestructurar la deuda griega
Alemania, Francia, Italia y Holanda empiezan a dialogar con sus principales bancos para estudiar la participación voluntaria del sector en el rescate de Atenas
Los países de la Unión Europea se están poniendo en marcha para evaluar hasta dónde están dispuestos a llegar los bancos de forma voluntaria en el rescate a Grecia. De hecho, los líderes europeos analizarán las diferentes opciones para que el sector privado pase también por caja en el segundo plan de ayuda a Atenas en una cena este jueves, dentro del Consejo Europeo programado para finales de semana, según fuentes del Gobierno griego citadas por Reuters.
En Alemania, representantes del Ministerio de Finanzas se reúnen esta tarde en Francfort con ejecutivos de las mayores entidades financieras alemanas -Deutsche Bank y Allianz- para discutir cómo puede participar el sector privado en el rescate, según informan fuentes conocedoras del encuentro a Reuters y Bloomberg. La banca alemana es la que más dinero tiene invertido en deuda griega con 24.095 millones, según cifras del Banco Internacional de Pagos. Solo el Deutsche Bank tendría una exposición de 1.600 millones. En una carta que ha enviado el Ministerio para convocar a las entidades, el Ejecutivo alemán recuerdan que "los tenedores de bonos deben desempeñar un papel importante para evitar una insolvencia griega [...], te invitamos a una reunión para discutir todas las opciones de la contribución". A cambio de su participación, las entidades pedirán mayores garantías al Estado.
En Holanda ha sido el propio primer ministro, Mark Rutte, quien ha confirmado que ya se han puesto en contacto con los mayores bancos del país sin citar nombres. Las mismas fuentes añaden que otros países que ya se habrían puesto en marcha en el mismo sentido serían Italia y Francia, cuyas entidades son las segundas con una mayor exposición a los bonos griegos. En París, el presidente de la patronal bancaria (FFSA), Bernard Spitz, ha sido invitado al Ministerio de Economía con este fin. Instituto de Finanzas Internacionales, la asociación que agrupa a unos 400 entidades financieras privadas de todo el mundo, también estaría en negociaciones con Atenas para estudiar las posibles alternativas a una quita ordenada y voluntaria.
Los países de la UE van a fijar entre el 11 y el 12 de julio las bases de la incorporación del sector privado en el segundo rescate a Grecia para 2011 y 2014, cuyo monto se prevé que llega a 120.000 millones. Antes, el día 3, deben liberar el quinto tramo del crédito de 110.000 millones aprobado hace un año, que consta de 12.000 millones y sin el que Atenas caería en la insolvencia en agosto, lo que pondría a la eurozona en una difícil y desconocida tesitura -con España también en el disparadero-. Para llegar hasta aquí ha sido vital que el primer ministro griego, Yorgos Papandreu, superase la moción de confianza de ayer en el Parlamento, lo que allana el camino para que apruebe la semana que viene nuevos recortes pese al rechazo social a las duras medidas de ajuste. Si no hay recortes, las autoridades europeas y el FMI ya han advertido de que no autorizarán la entrega de los fondos.
Según pactaron el pasado viernes la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, esta participación de la banca se basará en el llamado estilo de Viena, entre cuyas principales características apuesta por la participación voluntaria de las entidades en la reestructuración. Este pacto supuso un paso atrás para el Gobierno de Berlín, que hasta entonces se había mostrado a favor de una opción obligatoria y más ambiciosa que implicase al conjunto del sector privado.
La reestructuración voluntaria supone que aquellas entidades que lo puedan asumir acepten o bien un aplazamiento del cobro de los bonos griegos o recibir un interés inferior al comprometido en su día por Atenas, cuyos títulos a corto han llegado a intercambiarse con una rentabilidad de hasta el 30%. Estos tipos desorbitados limitan el impacto de un recorte en el interés. La opción que en las últimas jornadas va cogiendo más fuerza es que los acreedores acepten cambiar los bonos que vencen hasta 2014 por otros a un plazo más largo.
Cualquiera de estas opciones aliviaría la carga financiera que pesa sobre Grecia, aunque a los bancos les obligaría a asumir vía provisiones el deterioro de los activos que tienen en deuda emitida por el Tesoro del país mediterráneo. El deseo de Bruselas es dar a las entidades el suficiente tiempo como para poder prepararse para asumir esta pérdida de valor. Para ello, también están tratando de encontrar una solución que no suponga un recorte automático en la nota de solvencia de Grecia, lo que tendría incidencia en el resto de países rescatados -Irlanda y Portugal-.
Actualmente, el país tiene la peor calificación crediticia del mundo (CCC) y las agencias de medición de riesgos ya han advertido de que las opciones de participación de la banca barajadas por muy voluntarias que sean supondrían un impago de facto, lo que provocaría un nuevo recorte en su rating. Esta posibilidad complicaría a su vez la situación del Banco Central Europeo, que ha mantenido a flote a las entidades griegas aceptando deuda de su Estado en garantía para prestarles dinero. "Es una cuestión de semántica. Lo que los ministros de Finanzas de la UE quieren es evitar una participación obligatoria debido a sus implicaciones para la calificación de Grecia ", ha resumido Simon Adamson, analista de Creditights. "Tiene que ser voluntario, pero hay diferentes tonos de voluntario", ha matizado antes de recordar que los bancos en muchos países se encuentran en una posición débil para negociar después de recibir miles de millones de euros en ayuda estatal en lo peor de la crisis financiera.
Los principales propietarios de deuda griega, que asciende a 340.000 millones (más del 150% del PIB), son los bancos franceses con 10.610 millones y alemanes con 24.095 millones, además del BCE, mientras que España concentra una cantidad mínima de deuda griega en los balances de sus entidades financieras. Se calcula que dos terceras partes del total, 270.000 millones, está en manos de agentes privados como bancos, aseguradoras, fondos de pensiones y fondos de inversión. Las cifras que baraja la UE sobre la participación del sector privado en el segundo rescate está entre los 25.000 y 30.000 millones. El resto hasta los 120.000 millones previstos provendrán de nuevos fondos (20.000 millones), privatizaciones (28.000 millones) y el dinero no desembolsado del rescate inicial (45.000) millones.
La opción de implicar a la banca se planteó en un principio para mediados de 2013, cuando está previsto que entre en vigor el Mecanismo Europeo de Estabilidad, que constituirá el fondo de rescate permanente de la eurozona. No obstante, el desbordamiento de los problemas de solvencia de Atenas y el recelo del FMI para seguir aportando dinero si antes no se garantizaba la aportación de la UE a partir de este año han forzado el adelanto de la medida. La razón, que el Ejecutivo de Alemania, buscando apaciguar a su electorado, no estaba dispuesta tampoco a volver a sacar la chequera sin la participación de la banca.
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