El Banco de España cree que el BCE debe acabar con los estímulos
El órgano pide sanciones automáticas para los incumplimientos de déficit
El control de la inflación en la Eurozona pasa ahora por encima de las necesidades de crédito para reactivar la economía. Malas noticias para los países del sur. La prioridad por controlar los precios que resaltó la semana pasada Banco Central Europeo (BCE), que avanzó una subida tipos para julio, tiene su eco en el Banco de España. Más que eso. El informe del organismo español defiende que la política monetaria "habrá de ir adaptando progresivamente su actual tono acomodaticio al momento cíclico de recuperación del conjunto del área, garantizando el anclaje de las expectativas de inflación".
El objetivo, añade el informe, es evitar que las tensiones inflacionistas por el encarecimiento del petróleo las materias primas generen efecto de segunda vuelta en los sueldos de los trabajadores.
El Banco de España cree que el BCE, además, debe "culminar" el proceso de retirada de las "medidas no convencionales" introducidas en los momentos más críticos de la crisis financiera, ya que, en opinión del organismo que pilota Miguel Ángel Fernandez Ordóñez, su mantenimiento "más allá de lo necesario" podría mermar su eficacia y "restar credibilidad" al banco que preside Jean Claude Trichet y, de rebote, retrasar las reformas del sector financiero.
Pero toda esta retirada de estímulos, advierte el informe hecho público hoy, debe calibrarse de forma que se eviten tensiones en los mercados cuya situación es aún de "fragilidad relativa".
El organismo español repasa la crisis de deuda soberana que ha castigado a los socios del euro a lo largo de 2010 y en el arranque de 2011 y alerta de que las dificultades de cumplir con los calendarios previstos en los distintos programas y ajuste y estabilidad europeos "están enfrentado al área a un reto sin precedentes en su corta y historia", por eso pide un "esfuerzo importante" para alejar del debate la posibilidades de "escenarios traumáticos imprevisibles para el proyecto común europeo".
La crisis de la deuda pública, fraguada en buena parte por la acumulación de desequilibrios entre algunos estados miembros, ha puesto de relieve, según ha concluido Bruselas y recoge el Banco de España, la necesidad de un mayor automatismo en las sanciones para aquellos países que incumplan los límites de déficit.
El Banco de España también pide "recursos suficientes" para todo esos mecanismos alumbrados por Europa -como el Mecanismo Europeo de estabilidad (MEDE)- cuyo objetivo es preservar la estabilidad financiera, así como una reflexión sobre cómo desplegar otros instrumentos de los que dispone la Unión Europea "incluido el presupuesto" para apoyar los "procesos de ajuste y de reforma" en los países con dificultades.
En un momento en que Europa no logra desencallar un segundo rescate para Grecia, el órgano advierte de las dificultades de que el Estado griego pueda retornar a los mercados en 2012, tal y como estaba previsto en el primer plan de socorro financiero. El fantasma a espantar, advierte el informe, es el de "un retroceso en el grado de integración económica alcanzado en Europa y, por tanto, de marcha atrás en el proyecto común europeo".
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