Los empresarios exigen a Zapatero que no le tiemble el pulso
Los ejecutivos quieren mejoras del Estado autonómico y apoyo a la exportación
Algunos creían que acudían a La Moncloa a tomar un vino español y se encontraron con que la convocatoria de José Luis Rodríguez Zapatero iba en serio. Con la credibilidad de España en juego, se trataba de aportar allí, ante el presidente del Gobierno, todo lo que se dice en otros foros. Al final, hubo un sentimiento generalizado de satisfacción porque nadie perdió el tiempo y todos arrancaron compromisos. Los empresarios de Zapatero, al que exigieron que "no le tiemble el pulso", para abordar las reformas; y Zapatero de los empresarios para colaborar en la recuperación de la imagen de España en los mercados internacionales.
De los 39 empresarios que estaban invitados, acudieron 37 (fallaron los representantes de Mercadona y Cepsa), e intervinieron cerca de 30, lo que da idea de la intensidad del encuentro. Los servicios de protocolo situaron a los empresarios por volumen de facturación, lo que supuso que César Alierta (Telefónica) y Emilio Botín (Banco Santander) se sentaran junto al triplete gubernamental (los vicepresidentes Alfredo Pérez Rubalcaba y Elena Salgado acompañaron a Zapatero). El protocolo dio lugar a algún problema con la ubicación, resuelto por los empresarios sobre la marcha. Y dejó en evidencia el desigual reparto del poder. Las dos únicas mujeres en la representación empresarial (Petra Mateos, de Hispasat, y Carmen Riu, de Hoteles Riu), quedaron en las esquinas.
Según alguno de los ejecutivos, hubo una exigencia casi unánime a Zapatero de profundizar en las reformas estructurales y, sobre todo, de "que no le tiemble el pulso, que sea firme, rápido y contundente" tanto en las que ya están en marcha (laboral, pensiones y financiera), como las que debe abordar "desde el mismo lunes", como la energética y la del sector público.
Entre las reformas exigidas también apareció como urgente la del Estado de las Autonomías. Zapatero recibió una lluvia de lamentos sobre su mal funcionamiento. "Es insostenible por el alto nivel de gastos que genera", escuchó directamente de boca de más de uno. La reestructuración de las cajas de ahorros concentró buena parte de la reunión . Tanto Isidro Fainé, presidente de la patronal del sector y de La Caixa, como Rodrigo Rato, de Caja Madrid, salieron al paso para defender el sistema. Fainé, que fue el único que intervino dos veces junto a Francisco González (el presidente del BBVA acudió pese a que había anunciado su ausencia), subrayó la necesidad de alcanzar mayor transparencia en el sector inmobiliario.
La intervención del ex vicepresidente económico con el PP fue uno de los platos fuertes de la cita. Rato aprovechó para advertirle al presidente de que no puede relajarse. "El problema es que fuera no nos creen, es mejor sobreactuar que quedarnos cortos en las reformas", enfatizó. Varios empresarios insistieron en que quedan al menos dos años duros por delante y en que las políticas de ajuste deben ir acompañadas de otras de crecimiento "para garantizar la credibilidad a largo plazo, porque los mercados ponen en duda la capacidad de crecer de España".
Zapatero recogió el guante con el anuncio de una Comisión Nacional de Competitividad, de la que formarán parte varios directivos, y el adelanto de que hará otra convocatoria empresarial en pocos meses. Uno de los asistentes abogó porque el consenso se extienda a la oposición, a los gobiernos autonómicos y a los agentes sociales. "Ahora les toca también a los que no han estado aquí, porque de lo que se trata es de construir país", añadió. El encuentro deja en mal lugar a la patronal CEOE, ausente en la cita, como representante válido de los empresarios.
No faltaron las visiones sectoriales y peticiones particulares (una especie de qué hay de lo mío), que también se hicieron en tono duro, aunque constructivo. El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán ?separado por solo una silla de Florentino Pérez (ACS), con el que mantiene un enfrentamiento por la eléctrica?, pidió estabilidad jurídica para el sector eléctrico tras criticar que "en 20 años ha habido 20 leyes". No le fue a la zaga Sebastián Escarrer, de Sol Meliá, quien se quejó de las tasas aeroportuarias, del papel de AENA y de la degradación de la Secretaría de Estado de Turismo.
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