El kung-fu prepara su mejor golpe para saltar a Bolsa
La ciudad de los monjes Shaolin saca a cotización su pujante negocio turístico
El gobierno de la ciudad china de Dengfeng, considerada la cuna del kung-fu por albergar el famoso Monasterio Shaolin, está preparando la salida a Bolsa de sus principales atracciones turísticas en el parqué de Hong Kong.
Songshan Shaolin Tourism Group, firma estatal turística que ha ido creciendo a la sombra del interés por este arte marcial china, incluye activos de transporte y hoteles -incluso uno de seis estrellas-, y hasta un teleférico que lleva a los visitantes hasta la cima de la montaña Song, pero no al monasterio, propiedad de los monjes.
Según ha informado hoy el diario South China Morning Post, el responsable de la oficina de turismo municipal, Pei Songxian, ha declinado precisar la cantidad que esperan reunir con su salida a Bolsa o dar detalles de los activos incluidos en la oferta.
Fundado en el año 527 y conocido en todo el mundo por la práctica combinada de las artes marciales con el budismo zen, el gobierno local y los monjes de Shaolin han aprovechado la marca de la espiritualidad y lo espartano para generar un negocio muy lucrativo.
Un tercio de la economía de Dengfeng depende del turismo generado por el templo budista chino más famoso en Occidente y, según datos oficiales, el año pasado visitaron esta ciudad de la provincia central de Henan 4,13 millones de turistas, un 29% más que en 2005.
No obstante, el abad del famoso templo, Shi Yongxin, ha descartado que el monasterio, que cuenta con negocios como espectáculos de kung-fu, producción cinematográfica y productos medicinales, vaya a salir a Bolsa a corto plazo, porque "destruiría la reputación de Shaolin".
"Involucrarse en un negocio de tan alto riesgo va contra el espíritu de Buda, y tenemos suficiente dinero para financiar lo que queremos hacer", ha explicado.
El famoso abad ha sido muy criticado por haber aceptado como regalo del gobierno un automóvil deportivo valorado en 125.000 dólares, como agradecimiento por su incansable esfuerzo en aplicar una visión capitalista al templo, sin despreciar para ello giras de espectáculos por Occidente.
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