Seat espera la aprobación de Volkswagen para lanzar dos nuevos modelos
La marca pretende alcanzar unas ventas de 800.000 unidades en el año 2018, frente a las 430.000 con las que prevé cerrar el presente ejercicio
Seat baraja producir en los próximos años dos nuevos modelos, un monovolumen sustitutivo del actual Toledo y un cupé, para ampliar su gama, y está a la espera de la aprobación del Consejo de Vigilancia de Volkswagen, según han informado fuentes del sector.
El presidente de Seat, Erich Schmitt, se mostró convencido el pasado martes, en la inauguración del nuevo centro de diseño de la fábrica de Martorell (Barcelona), de que Volkswagen aprobará algunos de los proyectos de futuro de la marca, con los que pretende alcanzar unas ventas de 800.000 unidades en el año 2018, frente a las 430.000 con las que prevé cerrar el presente ejercicio.
El Consejo de Vigilancia del consorcio, que se reunirá el 16 de noviembre, tiene previsto dar luz verde a alguno de estos modelos, que se sumarían a los ya aprobados por el grupo alemán: la cuarta generación del Ibiza, en sus versiones de tres y cinco puertas, que saldrá al mercado a mediados de 2008; la berlina y su variante familiar, que estará en los concesionarios en 2009; y un todoterreno de carácter urbano, previsto para después de 2010.
Seat también prevé consolidar su red de concesionarios y lanzar nuevas motorizaciones y vehículos con una orientación más ecológica para ganar cuota de mercado y completar una gama que no era tan amplia desde hace, como mínimo, cuatro años, cuando se dejaron de fabricar los modelos Inca, Caddy y Arosa.
Las mismas fuentes han apuntado la posibilidad de que, a medio plazo, Seat comercialice un vehículo de bajo coste basado en una plataforma diseñada por el grupo, aunque este utilitario seguramente se ensamblaría lejos de Martorell, en otra planta del grupo Volkswagen, en un país como Rusia, que se encuentra próximo a los mercados emergentes de Europa del Este, donde este tipo de coches tienen una mejor acogida.
La filial de Volkswagen ha apostado por un monovolumen para sustituir al Toledo, el último gran fracaso comercial y de diseño de Seat, ya que este vehículo ha languidecido desde su salida al mercado a mediados de 2004, como quedó patente el año pasado, cuando apenas se ensamblaron 8.600 unidades.
El cupé no aportaría un volumen elevado de vehículos, pero permitiría mejorar la imagen de marca de Seat, en línea con la voluntad expresada por Schmitt de acercarse a la calidad de Audi. En la conmemoración del 50 aniversario del primer Seat 600 que salió de la fábrica de la Zona Franca de Barcelona, que tuvo lugar a finales de junio en Santiago de Compostela (A Coruña), Schmitt ya anunció "una lluvia incesante" de nuevos modelos hasta 2018, cuando finaliza el plan estratégico a largo plazo diseñado por la filial de Volkswagen para ser rentable y entrar en nuevos mercados, como Polonia, Rumanía, Bulgaria, Rusia, Venezuela, Colombia y Ecuador.
Portavoces de Seat se han limitado a señalar que la compañía estudia varias alternativas para aumentar sus volúmenes de fabricación y su gama de productos, y que todo depende de la decisión del Consejo de Vigilancia de Volkswagen.
Tras acordar con los sindicatos el plan de prejubilaciones y bajas voluntarias, que supondrá la salida de unas 1.700 trabajadores de Seat hasta 2009, Schmitt prometió inversiones anuales de unos 450 millones de euros en la próxima década.
De éstos, casi 200 millones se destinarán a la fabricación de la nueva berlina, un vehículo que también contará con una versión familiar y que se prevé empezar a comercializar a mediados de 2009, sobre todo en el mercado europeo.
La dirección de Seat ha propuesto a los sindicatos trabajar algunos sábados en la planta de Martorell en 2008 para aumentar la producción coincidiendo con el lanzamiento de la cuarta generación del Ibiza, una medida que no se adopta desde hace años. El objetivo es obtener beneficios operativos al cierre de 2007, un año antes de lo previsto, y volver a las ganancias netas en el ejercicio siguiente.
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