Kirchner, Lula y Chávez impulsan Mercosur e invitan a Bolivia a participar en el gasoducto
Brasil trata de salvar la Comunidad Andina ante la insistencia de Venezuela en abandonarla
Las alianzas estratégicas en Suramérica están cambiando rápidamente y así lo pusieron de manifiesto ayer en la ciudad brasileña de São Paulo los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; Venezuela, Hugo Chávez, y Argentina, Néstor Kirchner. Los mandatarios optaron por dar una nueva dirección a un Mercosur que atraviesa por graves dificultades e incorporar a la Bolivia de Evo Morales al proyecto energético más ambicioso del continente: la construcción de un gasoducto de más de 8.000 kilómetros de longitud que una el Caribe con el Río de la Plata.
Hugo Chávez renovó ayer en la capital económica brasileña el compromiso de su país a integrarse rápidamente en la estructura del Mercado Común del Sur, Mercosur, ahora integrado por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay. Ante Lula y Kirchner, el mandatario venezolano explicó su decisión de abandonar la Comunidad Andina de Naciones (CAN).
El pasado martes, Chávez declaró a la CAN muerta y utilizó la Biblia para ello: "Dejemos que los muertos entierren a sus muertos" dijo, y fundamentó su decisión en que dos Estados miembros, Colombia y Perú, han firmado tratados de libre comercio (TLC) con EE UU, una estrategia a la que el venezolano se opone frontalmente.
Lula explicó ayer al venezolano que Brasilia no quiere que desaparezca la CAN. Lo hizo en privado y en público a través de su asesor para relaciones exteriores, Marco Aurelio García, quien explicó a la prensa que Brasil considera que la integración suramericana debe realizarse tomando como base los dos bloques económicos existentes hasta ahora: la CAN y Mercosur. Pero Chávez se considera más identificado con los mandatarios de Mercosur —"somos los tres mosqueteros", reiteró ayer— que con el colombiano, Álvaro Uribe, o el peruano, Alejandro Toledo, ambos partidarios de la tesis estadounidense de integración comercial del continente.
El venezolano quiso además superar las reticencias generadas en Bolivia tanto por el anunciado abandono de la CAN como por la creación del eje Caracas-Brasilia-Buenos Aires e invitó ayer a Evo Morales a sumarse a la construcción del gasoducto suramericano, un proyecto que ha sido duramente criticado por varios ministros del Gobierno boliviano, que opinan que el teórico aliado de Bolivia en la región no cuenta con el país andino a la hora de abordar proyectos verdaderamente importantes.
Morales, afín a Chávez pero sorprendido por el movimiento drástico de Caracas, pidió ayer a Perú y Colombia que congelen sus tratados de libre comercio con EE UU y a Venezuela, que convoque una cumbre de la CAN, organismo cuyo presidencia de turno mantiene precisamente Hugo Chávez. El presidente boliviano decidió desmarcarse de parte de su Gobierno y culpó de la situación al peruano Toledo por haber firmado un pacto con EE UU "en pleno proceso de elecciones". En teoría, el presidente boliviano debería asumir en junio la presidencia de la Comunidad Andina.
La cumbre estuvo precedida por otra serie de reuniones que habían comenzado el martes por la tarde entre Kirchner y Lula. En un ambiente distendido, ambos mandatarios abordaron tanto cuestiones bilaterales como diversos conflictos que afectan a la región y especialmente a Mercosur. La crisis entre Buenos Aires y Montevideo por la construcción de dos fábricas de plantas de celulosa en la frontera fluvial entre ambos países fue el punto central de las conversaciones.
Lula preguntó en al menos dos ocasiones a su homólogo argentino sobre su disposición a llevar el contencioso al interior de Mercosur, pero el argentino mantuvo la postura de considerar el problema como un asunto estrictamente bilateral. La estrategia uruguaya en el conflicto es la opuesta y Montevideo trata de buscar la implicación internacional para solucionar el contencioso.
La crisis entre Argentina y Uruguay es la más reciente disensión por la que atraviesa Mercosur, un proyecto de integración económica en dificultades y en el que sus socios más pequeños, Paraguay y Uruguay, se consideran en importante desventaja especialmente frente a Brasil.
En este aspecto, el uruguayo Tabaré Vázquez —quien ha declarado que una alianza con las asimetrías actuales "no sirve"— ha iniciado una estrategia de apertura comercial hacia países que quedan fuera del área del tratado, especialmente Chile y Estados Unidos.
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