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Botín inicia el juicio de las jubilaciones millonarias negándose a contestar a la acusación particular

Las acusaciones han presentado otras tres nuevas pruebas documentales, después de que las 18 pruebas pedidas por la defensa obligaran a aplazar el juicio hasta hoy

La primera sesión del juicio oral contra Emilio Botín por el caso de las jubilaciones millonarias del Santander se ha iniciado accidentadamente. Ataviado con traje azul marino, camisa rosa y corbata roja -el color corporativo-, el presidente del primer banco español se ha negado a responder a las preguntas de las acusaciones particulares.

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A quien sí ha contestado ha sido al fiscal y a las defensas en una intervención que ha durado cuatro horas. Botín ha señalado que las millonarias cuantías cobradas por José María Amusátegui y Ángel Corcóstegui al salir de la entidad no fueron, "en absoluto", un "cheque en blanco" ni "la compra de su cese". La conclusión es que el banquero "volvería a pagarlas de nuevo si tuviera que decidirlo hoy".

Las acusaciones particulares han presentado tres nuevas pruebas documentales con las que se trata de probar que las retribuciones de Amusátegui y Corcóstegui se pactaron al mismo tiempo que se producía la fusión del Santander y el BCH. Esta es una de sus líneas de la acusación, encabezada por el ex consejero de Banesto Rafael Pérez Escolar y por el abogado Francisco Franco Otegui, en el interrogatorio que ha comenzado hoy en la Audiencia Nacional, en el que insistirán en su postura de que los pagos millonarios permitieron "dejar el campo libre" a Botín en el banco.

Contra Pérez Escolar

En su primera intervención, el banquero ha arremetido contra Rafael Pérez Escolar. "Es uno de los muchos procedimientos que el señor Pérez Escolar ha planteado al Santander Central Hispano con el objetivo de perjudicarle", ha señalado el banquero. Además, ha añadido que desde 1994, cuando el SCH compró Banesto (que había sido intervenido por el Banco de España), "el grupo de Pérez Escolar persigue al SCH insistentemente". Para Botín, esta persecución por parte del que fuera uno de los pesos pesados de Banesto antes de la intervención del Banco de España se debe a que "el SCH ha tratado de recuperar el dinero que Pérez Escolar gestionó mal en Banesto".

Al inicio de la sesión de hoy, ambas acusaciones particulares han solicitado que se admitan tres nuevas pruebas documentales, con las que tratan de responder a la presentación por la defensa, el pasado miércoles, de 18 pruebas y dos informes periciales, que constaban de más de 1.000 folios, y que provocaron la suspensión del juicio hasta hoy.

De la veintena de tomos de investigación acumulados a lo largo de la instrucción se deduce, según las acusaciones, que los contratos firmados por el banco establecían un "pacto blindado" que beneficiaba a los indemnizados, que no respondía ni a los estatutos de la entidad ni a la legalidad y que, además, perjudicaba a los accionistas.

La defensa de Olivencia

Sin embargo, los dos últimos informes periciales aportados por las defensas de los acusados, firmados por el catedrático y experto en buen gobierno Manuel Olivencia, y por el especialista internacional en retribuciones Anthony Gennaoui, aseguran que las retribuciones de este tipo -más de 150 millones de euros entre ambos- son habituales entre empresas de tamaño semejante, y se ajustaron a la legalidad.

No compró el cese

Botín ha mantenido la línea de su declaración ante la juez Teresa Palacios, hace dos años, en la que descartó una "lucha de poder" relacionada con el pago de las indemnizaciones, tal y como aseguran las acusaciones. Frente a lo que estas sostienen, el presidente del SCH ha explicado que Amusátegui no cobró los 43,75 millones de euros por adelantar su salida del banco, y justificó que esa cifra ya se había pactado cuando se firmó la fusión, para agregar que, en ningún caso, se varió.

En el caso de Corcóstegui, la postura del banquero fue muy similar. En ningún momento se "compró el cese" con el pago de los 108,1 millones de euros porque, de hecho, su dimisión "fue a mí el primero al que sorprendió", ha reconocido Botín, quien ha asegurado que intentó convencerle de que no se fuera, pero no lo consiguió.

Lejos de reconocer que el ex consejero delegado se fue por una lucha de poder contra Botín, el banquero afirmó -al igual que hizo en su momento Corcóstegui al justificar públicamente su renuncia- que su salida se debió a que "estaba muy cansado y no podía seguir".

Además, el presidente del Santander ha señalado que pagos por el sueldo y la jubilación fueron acordados por el ex copresidente del BSCH, José María Amusátegui, y el propio Botín y llevados al primer Consejo de Administración de la entidad fusionada, que las aprobó como paso para "ejecutar" una "exitosa" fusión.

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