Un ex contable de Andersen se declara culpable y acepta colaborar con la justicia
David Duncan puede ser condenado a 10 años de prisión
David Duncan, el ex contable de Arthur Andersen que destruyó documentos relacionados con el caso Enron, se ha declarado culpable por obstruir a la justicia y acepta convertirse en testigo del Gobierno en su investigación criminal.
En el marco de un acuerdo con el que llegó con la justicia que le permitía ser condenado a una pena reducida, Duncan se convertirá así en uno de los principales testigos contra Andersen en ser acusado el pasado 14 de marzo de poner trabas a la justicia. El proceso de Arthur Andersen comenzará el próximo 6 de mayo en Houston.
Andersen despidió a Duncan el 15 de enero por entender que había sido el responsable de la destrucción de los documentos, ya que, según la dirección, la empresa nunca autorizó esta práctica.
"Acepto que mi conducta violó la ley federal criminal y estoy preparado para aceptar la responsabilidad por eso", declaró Duncan ante la jueza de Houston Melinda Harman, que lleva el caso de la bancarrota de Enron y la participación de Andersen en la misma.
Duncan puede ser condenado por este delito a un máximo de 10 años de prisión y una multa de 250.000 dólares por los daños ocasionados.
Anteriormente, Harman había rechazado la petición de Andersen de desestimar las investigaciones contra otros cuatro empleados de la firma y limitar la actuación que lleva a cabo un gran jurado, por estimar que hay razones suficientes para proseguir el caso.
La declaración de culpabilidad por parte de Duncan puede ayudar al Departamento de Justicia en su juicio contra Andersen y Enron, que está previsto que empiece el siete de mayo.
Juicio contra Andersen
Los analistas estiman que la declaración coloca más presión a los ejecutivos de Andersen para que lleguen antes de esa fecha a un acuerdo amistoso con el Gobierno norteamericano para evitar el juicio, que consideran sería catastrófico para el futuro de la firma.
Robert Giuffra, abogado defensor de Duncan, afirmó que su cliente "seguirá cooperando" con la investigación gubernamental, pero no facilitó detalles sobre cómo será esa colaboración.
El ex contable de Andersen, de 43 años, ordenó destruir documentos relacionados con Enron un día después de que el Gobierno norteamericano anunciara que había iniciado una investigación oficial sobre la situación del "gigante" energético.
La Fiscalía norteamericana presentó cargos contra Duncan por considerar que había contribuido a que empleados y socios de la firma "alterarán, destruyeran, mutilarán y ocultarán" información sobre Enron entre el 23 de octubre y el nueve de noviembre de 2001.
La acusación mantiene que Duncan, "persuadió o intentó persuadir de forma intencionada y con pleno conocimiento" a los socios de Andersen para que hicieran desaparecer millares de documentos y de correos electrónicos en relación con Enron.
El pasado octubre, cuando las acciones de Enron comenzaron a caer ante rumores de un gran vacío en sus cuentas, por la utilización de sociedades que escondían en sus libros millonarias pérdidas de la matriz, Andersen comenzó a destruir sus documentos.
Según la investigación, el 22 de octubre Andersen supo que Enron era objeto de investigación por la comisión de valores de EEUU (SEC en inglés); al día siguiente, Duncan se reunió con otros ejecutivos del gigante energético y discutió la destrucción de documentos.
En los días siguientes se destruyó un enorme volumen de documentos, operación que siguió hasta el 9 de noviembre, cuando la SEC presentó una citación oficial a Andersen, momento en que Duncan le pidió a sus subordinados que detuvieran la destrucción de informes y de correos electrónicos.
El lunes, Andersen inició el despido de 7.000 trabajadores, cifra que supera ya las 4.500 personas que perdieron su trabajo en Enron.
La firma también ha traspasado parte de su personal a otras empresas, como consecuencia de la venta de sus divisiones de análisis y asesoría tributaria y algunas filiales internacionales.
Asimismo, se enfrenta a una serie de demandas de los trabajadores y accionistas de Enron, quienes no fueron informados de sus procesos contables, y que perdieron millones de dólares con el derrumbe de las acciones de la empresa.
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