"Euskadi tiene que incentivar el producto propio"
La reforma de la Política Agrícola Común (PAC) que se planteó en octubre, como paso previo a su negociación política, mantiene en vilo al sector primario europeo. También a los agricultores vascos, cuya relevancia se considera estratégica para la economía de la comunidad autónoma, pese a su escasa aportación al Producto Interior Bruto. Invitado por la Fundación Sabino Arana, el experto europeo Ricard Ramon i Sumoy explicó ayer en Bilbao las posibles repercusiones, en el escenario autonómico, de los cambios previstos.
Pregunta. ¿Tiene sentido incentivar la agricultura, a base de ayudas, en una orografía tan poco propicia como la vasca?
Respuesta. Hoy más que nunca. La agricultura está recuperando la centralidad en la agenda política internacional. Incluso hay Estados que están comprando tierra agrícola en otros países. La soberanía alimentaria es un elemento fundamental en la actualidad y adquiere una dimensión estratégica a nivel geopolítico mundial. Europa no puede depender de las exportaciones de determinadas potencias. La agricultura necesita de un apoyo decidido.
"Hay que mantener población en zonas rurales, incluso a base de ayudas"
"Por primera vez, los jóvenes van a tener ayudas por su propia condición"
P. ¿Incluso en terrenos de un rendimiento limitado?
R. Los terrenos más aptos ya tienen su propia capacidad productiva garantizada. Los menos, en cambio, necesitan esos apoyos públicos. Uno de los objetivos principales de la PAC es, precisamente, mantener a la población en los entornos rurales, incluso mediante la financiación de lo que el mercado no remunera. No hay que olvidar que la actividad agrícola ocupa el 80% del territorio europeo y que, más allá del interés económico, eso ya supone de por sí un bien público que beneficia al conjunto de la sociedad, por lo que conlleva de preservación del paisaje y defensa del medio ambiente.
P. ¿En materia de subvenciones, va a conllevar la PAC muchas afecciones para España?
R. No en cuanto al reparto del dinero entre Estados. España seguirá siendo el tercer receptor de pagos directos, tras Francia y Alemania. Pero sí va a tener repercusiones en el modelo de reparto dentro del propio país, que tendrá que evolucionar desde un sistema de referencias históricas, donde el agricultor recibía en función de unos derechos adquiridos, hacia otro de tarifa plana y regionalizado.
P. ¿Quién pierde y quién gana con la reforma?
R. Van a perder los agricultores que tienen un índice por hectáreas superior a la media. Por el contrario, hay sectores, como las frutas y hortalizas o el vino, que hoy no tienen pago por hectárea y lo van a tener, por lo que van a salir ganando. De todos modos, la visión debe tener perspectiva en este sentido. Más allá del presente,el objetivo último de la PAC es garantizar una viabilidad a largo plazo.
P. El Gobierno español ha puesto bastantes reparos...
R. Yo no participo en la negociación política. Lo que sí sé es que el Gobierno español está siendo muy activo en la transmisión de sus puntos de vista. El nuevo ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, ya estuvo en enero en Bruselas para abordar la cuestión y el comisario, Dacian Ciolos, visitó Madrid el pasado viernes. Desde la Comisión Europea estamos dispuestos a escuchar todo tipo de propuestas para mejorar el texto.
P. ¿Destaca por algo Euskadi en el mapa agrícola europeo?
R. Por tener mucha población concentrada en muy poca superficie. Este es el contexto perfecto para promocionar la agricultura de proximidad y estimular el consumo de los productos autóctonos. Euskadi está muy bien posicionada para que los entornos urbanos consuman la propia producción de la región. Por eso tiene que promocionar los circuitos cortos y la producción de calidad en el propio territorio.
P. ¿Y cuál es el papel del País Vasco en el conjunto de España?
R. Euskadi tiene sectores muy importantes en el ámbito ganadero y del vino, así como un gran potencial de futuro. Sin olvidar el papel fundamental de la agricultura en la preservación de los territorios rurales, tan importantes en el País Vasco.
P. ¿Qué medidas se deberían impulsar para mejorar la posición en el mercado?
R. Lo más importantes es aumentar la capacidad de cooperación entre los agricultores. Tienen que colaborar más entre sí. Esto es común para todas las regiones. Por eso en la propuesta de reforma ofrecemos nuevos instrumentos para facilitar la integración de los trabajadores del sector primario y ganar fuerza, así, delante de las grandes instituciones.
P. ¿Cree necesario también una transformación de cultivos?
R. Hoy, el precio de los productos lo fija el mercado y el agricultor tiene la posibilidad de adaptar su producción a lo que piden los consumidores. Lo que no queremos que pase es lo que ocurría hace 20 años, cuando las ayudas estaban vinculadas a un determinado cultivo. El agricultor tiene un apoyo a su renta y decide lo que produce, así como su volumen, en función de la situación del mercado.
P. Lo que sí se quiere fomentar es la implicación de los jóvenes en el sector.
R. Son una de las prioridades de la nueva propuesta. Hasta el punto de que, por primera vez en la historia de la PAC, van a tener un apoyo específico por el mero hecho de ser jóvenes, al recibir un pago superior por hectárea. A esto se sumarán todas las facilidades en el ámbito del desarrollo rural, con ayudas para inversiones y proyectos que dependerán también del Gobierno vasco.
P. ¿Puede suponer el sector primario una buena salida ante la mala situación económica?
R. La crisis tiene efectos muy distintos en la agricultura. La demanda en determinados sectores es estable, mientras que en otros sí que se nota un descenso significativo. Lo que sí supone es una oportunidad de llevar a cabo los ajustes necesarios para ser competitivos a largo plazo.
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