_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Petición

Almudena Grandes

Yo sé que Angela Merkel no va a leer esta columna. No va a leerla Nicolas Sarkozy, ni David Cameron, ningún líder de la derecha europea, y sin embargo, me dirijo a ellos. Escribo pensando en los diputados del Partido Popular de Estrasburgo, los representantes de los partidos conservadores que surgieron tras la victoria aliada en la II Guerra Mundial para integrarse, sin miedos y sin complejos, en los regímenes democráticos que se fundaron en la incondicional repulsa del fascismo.

Por eso, el estupor que inspira en Europa el proceso al juez que intentó investigar los crímenes del franquismo no tiene un color específico. Los diarios conservadores también han publicado editoriales muy duros, en los que se duda de la imparcialidad de la justicia española. Es lógico. De entrada, y sin contar con los escalofriantes testimonios de las víctimas que seguirán reviviendo el horror en voz alta durante meses, las organizaciones que ejercen la acusación particular serían ilegales en la mayoría de las democracias europeas, donde la apología del fascismo es un delito.

Yo, no pretendo engañar a nadie, soy una mujer de izquierdas. No por eso voy a incurrir en la torpeza de responsabilizar al PP de la actuación de la Sala Segunda del Tribunal Supremo. No es cierto y, por tanto, no sería justo. Pero creo que el hecho de que la derecha española sea la única en toda Europa que nunca ha querido desvincularse expresamente de la experiencia fascista, puesto que jamás ha condenado el golpe de Estado del 18 de julio de 1936, es un factor clave en el enrarecimiento atmosférico que hace posible que se celebre un juicio como este. Por eso, me atrevo a pedir a la derecha europea que reflexione sobre las implicaciones morales de la actitud de su socio español. Quizás sea ese el único amparo al que todavía puedan recurrir las víctimas del franquismo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Almudena Grandes
Madrid 1960-2021. Escritora y columnista, publicó su primera novela en 1989. Desde entonces, mantuvo el contacto con los lectores a través de los libros y sus columnas de opinión. En 2018 recibió el Premio Nacional de Narrativa.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_