España retrasa el reloj
La economía española acabará 2013 en el mismo nivel de siete años antes - La crisis ha destruido 2,7 millones de empleos, el peor dato de los grandes países
No hay una máquina del tiempo que permita volver atrás y echar un segundo vistazo a aquel presupuesto público, a aquella ley financiera o un informe bancario y tomar una decisión distinta de la ejecutada en su día. Lo que sí puede hacer el Fondo Monetario Internacional (FMI) es escribir concienzudos partes de guerra sobre el pasado reciente y proyecciones sobre lo que viene. A España no es fácil sacarle un titular positivo dentro del grupo de las grandes economías. Con las últimas previsiones, la economía española acabará 2013 en un nivel de actividad similar al que estaba en el año 2006, lo que significa siete años perdidos, liquidados, borrados del mapa a efectos de crecimiento. La mayor recesión en la etapa democrática dilapida todo lo cosechado en la bonanza.
La elevada deuda privada y la falta de competitividad suponen un lastre
El 'boom' del ladrillo sirvió para cubrir problemas de fondo
EE UU recuperó el año pasado todo lo perdido en la Gran Recesión
Irlanda, donde el paro también se ha disparado, ha logrado recuperarse
Portugal está pagando un precio récord por sus bonos a 10 años
Grecia no logra desatascar un pacto con la banca sobre la deuda
Si fuera un viaje en el tiempo, los españoles podrían hacer las maletas con una sonrisa en la boca: aquel año España creció un admirable 4% y la tasa de paro quedaba en el 8,5%. Pero no es un viaje al pasado, ni se pone el contador a cero, porque ese mismo nivel de producto interior bruto (PIB) de hace más de un lustro tiene que alimentar ahora a dos millones de bocas más que entonces, y en el camino se han destruido casi tres millones de puestos de trabajo.
Entre las grandes economías, Italia y España son los países que han perdido más riqueza con esta crisis. Si uno se pone 2008 como punto de partida del declive global, el PIB español cerrará el próximo año cinco puntos por debajo del inicio de la crisis e Italia seis. Estados Unidos, en cambio, recuperó el año pasado todo lo perdido en la Gran Recesión y en 2013 habrá ganado cinco puntos. Alemania, que también volvió al volumen de 2008 el ejercicio pasado, y se anotará tres puntos el próximo. En el caso español, todo apunta a que el nivel de 2008 no se recuperará al menos hasta 2016 o 2017.
Todo esto, claro, si se cumplen las previsiones del FMI, esos pronósticos que el organismo tiene que revisar periódicamente. En la última actualización, la que se hizo pública el lunes, España sufrió la mayor rebaja de expectativas económicas. El informe no habló de cifras de paro, pero el dato de 2011 ya se hizo oficial el viernes: 5,3 millones de desempleados, el máximo de la historia, con una tasa cercana al 23%.
La crisis se ha merendado 2,7 millones de empleos en España en los últimos tres años, el registro más dramático de entre las grandes economías, peor que el de Italia, pese a su dura caída del PIB. "A nosotros nos cogió la crisis con unos desequilibrios muy claros, como un nivel muy elevado de deuda privada y falta de competitividad exterior, por lo que nos cuesta mucho más recuperarnos", apunta Francisco Pérez, catedrático de la Universidad de Valencia y director de Investigación del instituto Ivie.
Italia tiene un problema de deuda pública mayor que el de España, pero mucho menos la privada, y un equilibrio comercial muy superior al español. Ambos, advierte Federico Steinberg, investigador del Real Instituto Elcano, "afrontan un problema de crecimiento a largo plazo común", aunque con rasgos diferentes. Italia, además, no vivió la fenomenal burbuja inmobiliaria española, esa que tanto se negaba en aquel viejo 2006.
Y en el viejo 2005, y 2004, y 2003. El esplendor del sector inmobiliario y toda la industria relacionada amortiguó la destrucción de empleo en otros sectores, debido a la pérdida de competitividad en la industria. La construcción de pisos ayudó a digerir tanto la entrada de competidores, que a la postre sirvió para encubrir un problema grave de fondo. "Era una bomba latente", apunta Pérez.
Pinchada la burbuja y finiquitado el milagro, España se encuentra con unos sectores muy desiguales en competitividad y, ahora, con un ahogo financiero que hace difícil que las empresas inviertan para adaptarse.
No es casualidad que los dos grandes destructores de empleo en estas crisis hayan sido España y Estados Unidos, ambos con el ladrillo y el sector financiero como rasgo distintivo de esta etapa negra de la economía mundial. Los estadounidenses arrastran aún una tasa de paro del 9%, alarmantemente alta en este país, y no parece que el 1,8% de crecimiento que el FMI le atribuye para este año sirva para generar suficiente empleo.
Tras España, Irlanda es el país de la eurozona que más ha visto dispararse el porcentaje de la población activa que no encuentra trabajo entre 2008 y 2011 -del 6% al 14%- tras haber experimentado también la ascensión y caída del sector inmobiliario. A partir de ahí, hay pocos parecidos razonables. Irlanda es uno de los tres países del euro que ha tenido que ser rescatado, junto a Grecia y Portugal, pero su economía se recuperó el año pasado y los pronósticos -aunque estos no han sido actualizados en el informe del FMI de este mes- no apuntan recaída.
El problema de Irlanda se concentró en su sistema bancario, sumido en los excesos de una regulación laxa, y no en su economía productiva, como ocurrió con Grecia y Portugal. "Lo suyo fue más bien morir de éxito, les iba tan bien que les vino la burbuja y no supieron pararla", apunta José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney.
El llamado Tigre Celta sedujo a multinacionales como Google o Facebook con un impuesto de sociedades del 12,5% y creció una media del 6,5% entre 1990 y 2007. Poco después tuvo que rescatar a la banca y rogar el rescate a Bruselas y el Fondo Monetario.
Un vistazo a los niveles de productividad de los países provoca alguna reflexión sobre la eficacia de los auxilios financieros. La de Grecia, en el año 2010, quedó casi 30 puntos por debajo de la media de la Europa de los 27, según los últimos datos de Eurostat, mientras que la de Irlanda queda 25 puntos por encima (125 sobre 100). España registro 107 puntos e Italia 102.
Grecia no lo logra ahora acabar de desencallar un acuerdo con los bancos y fondos internacionales para reducir a la mitad el dinero que les debe (206.000 millones de euros en total) y esta quita del sector privado es clave para que se ponga en marcha el segundo rescate financiero del país.
El objetivo es colocar el nivel de deuda pública helena en el 120% del PIB en 2020, unos 40 puntos por debajo del nivel actual, lo que se considera sostenible. El país quiere presentar un acuerdo con la patronal bancaria que lidera la negociación, el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, en las siglas en inglés), en la cumbre europea de mañana. Si no logra el rescate, el país está abocado a la suspensión de pagos, porque el 20 de marzo vence una deuda de 14.500 millones que el país no puede pagar.
"El problema es si con esos problemas estructurales y de baja productividad Grecia va a poder hacer frente a los pagos de intereses, aunque baje el peso de la deuda", alerta Díez.
También el coste de la deuda de Portugal, otro rescatado, está subiendo preocupantemente. El viernes, la rentabilidad que se pagaba por los bonos portugueses a 10 años en el mercado secundario (la compraventa entre inversores) llegó a un máximo histórico del 14%, frente al 1,8% que paga Alemania, que se toma como referencia. Las expectativas económicas del país no han sido actualizadas por el FMI desde septiembre, pero para 2013 le proyecta una pérdida de cuatro puntos desde 2008.
Si se aleja el foco en el mapa, una derivada de la crisis es la aceleración de algunas tendencias. "Si China iba a convertirse en la primera potencia mundial antes de esta crisis, este declive acelerará el sorpasso", apunta Steinberg. La cuestión es cuándo.
El problema de los pronósticos, sobre todo últimamente, es que no solo cumplen malas profecías, sino que se quedan cortos. El FMI calcula una contracción de medio punto para toda la zona euro este año y, con estas revisiones a la baja, ya ha advertido de que varios países incumplirán los compromisos de déficit.
España, para empezar, ha quedado en 2011 con un desfase cercano al 8%, dos puntos por encima de lo pactado en Bruselas y el fondo prevé nuevos incumplimientos para este año y el próximo, aunque el Gobierno no deje de repetir que llegará a la meta. En 2013, el objetivo es dejar el déficit en el 3%, pero el Fondo lo eleva al 6%. Tampoco Francia (4,4%) o Reino Unido (6,5%) lo lograrán.
Así que falta ver qué ocurre con el mercado de trabajo en 2012, porque vendrán más ajustes y castigarán más el crecimiento, con lo que estas cifras pueden ir a peor. Y, entonces, alejar aún más los objetivos de déficit, ese círculo vicioso en el que se halla inmersa Europa. Pero esto son solo previsiones del FMI.
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