El suicidio de un parado lanza un primer reto al Gobierno islamista de Marruecos
Zeidún, de 27 años, falleció a causa de las quemaduras que se provocó
Es el primer muerto social de la nueva era de Marruecos, aquella que ha permitido a los islamistas dirigir el Gobierno del país. Abdelwahab Zeidún, de 27 años, falleció ayer en el hospital Ibn Rochd de Casablanca, seis días después de haberse inmolado en la calle en Rabat, según anunció la agencia oficial de prensa MAP.
Zeidún fue uno de los cinco jóvenes licenciados en paro que, el miércoles pasado, intentaron prenderse fuego frente a unas dependencias del Ministerio de Educación ante el que habían organizado una sentada permanente. Era su manera de reivindicar un puesto de trabajo. Solo dos de ellos acabaron ardiendo. Zeidún fue el peor parado con quemaduras de tercer grado en el 50% de su cuerpo.
El 31% de los jóvenes titulados está en situación de desempleo
Desde hace meses participaba en las manifestaciones de protesta que celebran en Rabat y otras ciudades los licenciados en paro. El joven era titular de un máster en Documentación de la Universidad de Fez y estaba casado. Zeidún fue trasladado a Casablanca porque es allí donde está la mejor unidad de quemados.
Al propagarse la noticia de la muerte cientos de jóvenes se concentraron alrededor del hospital de Casablanca custodiado por los antidisturbios.
El jefe del Gobierno, el islamista Abdelilá Benkiran, no acudió al velatorio ni al entierro, pero el portavoz del Ejecutivo, Mustafá el Jalfi, sí trasladó su pésame a la familia y prometió esforzarse en resolver el problema del paro mediante diálogo y concertación. Los anteriores gobiernos marroquíes guardaron silencio ante casos similares.
El desempleo en Marruecos, medido con unos criterios más laxos que en Europa, afecta al 9,6% de la población activa y es más elevado entre los licenciados (16%). El paro es todavía mayor entre los jóvenes que han acabado una carrera (31%), que muchas veces ha supuesto grandes esfuerzos económicos para sus familias. Cada año se incorporan al mercado de trabajo cerca de 200.000 licenciados.
En su discurso de investidura el jefe del Gobierno, Abdelilá Benkiran, se comprometió a alcanzar un crecimiento del 5,5% en 2012 -un 1% más que en 2011- y a rebajar el paro al 8%. El objetivo no parece realista porque, dadas sus características, Marruecos necesita crecer al menos al 7,5% para crear empleo.
La inmolación es una modalidad de protesta que apareció en Marruecos el 10 de febrero -ese día se quemó un soldado recién licenciado del Ejército- casi dos meses después de que el tunecino Mohamed Buazizi se prendiese fuego en la ciudad de Sidi Buzid desencadenando la primera revolución árabe. Desde entonces una veintena de personas se han inmolado y cuatro han fallecido.
Desde principios de año las reivindicaciones sociales se multiplican, pero parece difícil que el Gobierno islamista las pueda satisfacer porque, aunque con más suavidad, la crisis golpea también a Marruecos.
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