Tambores de guerra (comercial)
Brasil y Argentina adoptan medidas con la excusa de defenderse de las devaluaciones
En la década de los noventa, la palabra apertura estaba de moda en Mercosur, la unión aduanera que forman Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay. En aquellos tiempos, el verbo proteger sonaba retrógrado en el discurso dominante. Ya no. El neoliberalismo está en retroceso, el neodesarrollismo avanza algo, aunque con versiones distintas en Brasil y Argentina. Ambos países han reforzado desde finales de 2011, y ante la amenaza de una nueva recesión mundial, las barreras contra las importaciones, aunque Brasilia usa métodos más convencionales de administración del comercio y no ha generalizado tanto las medidas como Buenos Aires.
"Con planificación y políticas acertadas estamos logrando proteger nuestra economía, nuestros sectores productivos y, sobre todo, el empleo", dijo la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, en su discurso de fin de año. En diciembre, su Gobierno comenzó a aplicar un impuesto a la producción industrial del 30% a los coches extranjeros, excluidos los de Mercosur y México, país con el que el bloque mantiene un acuerdo automotor. Ese tributo se suma a un arancel del 35%, el máximo permitido por la Organización Mundial de Comercio (OMC). No es casualidad que la china Chery construya una planta en Brasil o que la alemana BMW analice hacerlo.
Desde diciembre, Brasil aplica una tasa del 30% a los coches extranjeros
Buenos Aires tiene hasta 90 días para aprobar todas las importaciones
El mes pasado, el ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega, dijo además que consultaría a la OMC para cambiar el método de fijación del arancel a la importación de ropa y otros productos textiles, lo que apunta sobre todo contra la competencia de China. Hasta ahora, la tarifa, que alcanza el 35%, se aplica sobre el valor declarado por el importador, pero Mantega determinó que se impondrá un precio fijo para evitar la subfacturación: "Hay casos de trajes chinos que ingresan en el país por tres dólares, hasta por 1,50. Este precio no paga ni los botones".
"Me cansé de hablar de guerra cambiaria. Ahora esperamos actuar", soltó Mantega y criticó a China y EE UU por devaluar sus monedas para favorecer las exportaciones. La protección al textil podría extenderse a otros sectores, según el ministro. No se descartan barreras contra piezas de coches, productos químicos, plásticos, máquinas y móviles. El principal objetivo es China, que ha impulsado el crecimiento latinoamericano en la última década con la compra de materias primas, pero ha reforzado el proceso de desindustrialización de la región con sus exportaciones. Solo en dos países la manufactura ha ganado peso en relación al PIB en los 2000: Argentina y Uruguay, según una investigación de la Universidad de La Plata.
El Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner decidió hace dos semanas que, a partir de febrero, todas las importaciones destinadas al mercado interno deberán declararse de forma anticipada y luego serán analizadas hasta 90 días. "Si tenemos un mundo en crisis, tenemos que cuidarnos de que esa crisis no nos llegue", dijo la nueva secretaria de Comercio Exterior, Beatriz Paglieri, al periódico Tiempo Argentino. Paglieri también ha asegurado que las declaraciones anticipadas de importación apuntan a mantener el superávit comercial, que se ha deteriorado por la necesidad creciente de importar energía y porque el banco central requiere de la acumulación de reservas para evitar devaluaciones y pagar la deuda externa. La secretaria de Estado fue la encargada en 2007 de acomodar las estadísticas de inflación a niveles aceptados por el Gobierno. Ahora tiene una nueva misión, que cuenta con el apoyo de las pymes argentinas y el rechazo de importadores locales y de empresarios brasileños y uruguayos.
El Gobierno de Rousseff ha reaccionado contra las nuevas barreras de Argentina. "Argentina ha sido un problema permanente", declaró esta semana el ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior de Brasil, Fernando Pimentel, a la agencia de noticias Dow Jones. "Tenemos buenas relaciones políticas, pero económicamente es difícil trabajar con ellos", añadió el ministro, que dijo que esperará hasta febrero para ver qué impacto real tienen las nuevas declaraciones anticipadas de importación. Mientras tanto no se adoptarán represalias como las que hace un año impuso su Gobierno a Argentina. Aquella vez, ante la decisión del Ejecutivo de Fernández de elevar la cantidad de productos importados que deben requerir de licencias no automáticas para ingresar en su territorio, Brasil había respondido con la misma moneda y había paralizado en la frontera el ingreso de coches de Argentina, la principal exportación industrial de ese país. Finalmente aquella disputa se solucionó con la liberación gradual del intercambio por ambas partes.
La declaración anticipada de las importaciones se suma a otras medidas que Argentina comenzó a aplicar desde la crisis mundial de 2008. Primero fue la extensión de licencias no automáticas, que a veces demoran más de los 60 días permitidos por la OMC, según denuncian los importadores, incluidos los industriales que traen insumos para sus producciones. Además de Brasil, China adoptó en su momento alguna represalia temporal, como la prohibición del ingreso de aceite de soja argentino con el argumento de que incumplía normas sanitarias. En EE UU y la Unión Europea no ha habido medidas semejantes ni reclamaciones ante la OMC porque para ello se necesita que alguna empresa dé su testimonio y ninguna está dispuesta a pelearse con el Gobierno argentino y dejar de hacer negocios en el país.
Otra barrera de Buenos Aires es la paralización de hecho de embarques en la aduana hasta que los importadores no se comprometan a exportar en la misma proporción en que compran desde el exterior. Por ejemplo, BMW dijo que exportará arroz y pieles para los asientos de sus coches. Por las restricciones a la importación de piezas, Fiat paralizó su fábrica argentina dos días de enero y suspendió a sus 2.500 obreros.
Las barreras de Argentina despiertan recelos en Brasil, pero ambos países se han unido para promover en diciembre en Mercosur una resolución por la que cada país podrá subir el arancel de 100 productos hasta el 35%. Ahora, los Gobiernos están elaborando sus listas de productos a los que les darán protección, la palabra de moda.
Barreras y denuncias de corrupción
Argentina y Brasil no son los únicos países que están recurriendo a medidas proteccionistas, según Global Trade Alert, una iniciativa del Centro para el Análisis de la Política Económica, con el apoyo del Banco Mundial, para revelar la implantación de nuevas barreras contra el comercio, la inversión o la migración. Argentina ha aplicado recientemente 180 medidas, y Brasil, 80. Rusia suma 134; Estados Unidos, 105; India, 101; China, 94; Reino Unido, 87; Alemania, 83; Francia, 78, y España e Italia, 69. En un mundo en el que cada vez más se cuestiona la liberalización económica, las medidas que restringen el comercio crecieron en el tercer trimestre de 2011 a niveles similares a los de la crisis global de 2009.
Las barreras comerciales también han despertado denuncias de presunta corrupción. Un fiscal argentino acusó a finales de 2011 a un asesor de la Secretaría de Industria de su país por cobrar supuestamente sobornos para agilizar los trámites de licencias no automáticas. Al mismo tiempo, el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner le quitó la gestión de las licencias al secretario de Industria, Eduardo Bianchi, y se la concedió a la nueva secretaria de Comercio Exterior, Beatriz Paglieri. Alguna vez, ciertos importadores le habían comentado a Bianchi rumores de sobornos en su secretaría y él los había descartado de plano. Incluso empresas estadounidenses habían comentado que como sus normas les impedían pagar coimas, sus competidoras de otros países corrían con ventaja a la hora de importar. El Ministerio de Industria, que conserva la potestad sobre regímenes de promoción como los llamados créditos del Bicentenario, ha respondido que Bianchi se encuentra ajeno a la denuncia del fiscal.
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