Ortodoxia sixtie
Es de agradecer que el trío catalán haya arrinconado veleidades innecesarias sobre los escenarios para volcarse solo en lo que, con mayor o menor fortuna, saben hacer: canciones. En consonancia con lo que ha venido siendo la evolución de una cierta escena filo independiente en la última década, Sidonie han ido puliendo y sacándole brillo a unos directos que, hoy en día, aportan una consistencia de la que carecían en los albores de su carrera.
La incorporación del multiinstrumentista David T. Ginzo, ex de las formaciones de directo de Anni B. Sweet o CatPeople, también vendría a remarcar lo compacto de su sonido, si bien no hubiera sido de agradecer que en el empeño hubiera aportado cierta heterodoxia a su propuesta. Porque es precisamente ahí, en lo incontaminado y previsible de sus líneas maestras, donde radica el problema para que los barceloneses convenzan no solo al puñado de seguidores que se han granjeado en sus tres últimas entregas en castellano (que es el que, al fin y al cabo, abarrotaba Mirror), sino también, y esto es algo que seguramente a ellos les importe un comino, un público algo más exigente que maneje referencias que vayan algo más allá de la inspiración beatleiana y el poso sixtie, la psicodelia epidérmica (los desarrollos de Sidonie Goes To Varanasi y Sidonie Goes To Moog siguen siendo puntales de su directo) y un olfato para delinear melodías diáfanas que pueden solear una mañana, pero difícilmente ingresarán en la esfera de lo memorable.
SIDONIE
Marc Ros: voz y guitarra; Axel Pi: batería; Jesús Senra: bajo y voz; David T. Ginzo: guitarra, teclados y percusión. Mirror. Valencia, viernes 20 de enero de 2012.
Destellos de brillo
Por otro lado, y como cabe esperar de cualquier banda con su recorrido, siempre quedarán destellos de brillo que posiblemente tengan más que ver con la destreza adquirida con los años que con un golpe de genio: la beachboyana Un día más en la vida, así como la luminosidad de Perros o la madurez exhibida en Bajo un cielo azul, lo más complejo que han grabado nunca (ambas de su último álbum), son muestras de que andan cerca de tocar su techo. Situado, todo hay que decirlo, a la altura del reverente y poco afilado promedio en el que se sitúan la mayoría de coetáneos con los que comparten target.
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