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Barberá confía en Rajoy para sacar su plan de El Cabanyal

El Gobierno mantiene un recurso contra el proyecto urbanístico

La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, aseguró ayer haberse puesto en contacto con el ministro de Cultura, José Ignacio Wert, para seguir "el calendario" del plan urbanístico de El Cabanyal. También reconoció estar al tanto de que -citó fuentes cercanas a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría- el Gobierno central "conoce muy bien el problema de este barrio y tiene mucha voluntad de hablar". Sus pretensiones, no obstante, no cambian: "Pienso seguir con el proyecto y hacer primero el bulevar San Pedro". El anterior Ejecutivo presentó un recurso ante el Tribunal Constitucional contra el decreto de la Generalitat que amparó el plan de Barberá y no lo ha retirado.

El Ayuntamiento se declara incapaz de mantener el cuidado del barrio

Barberá no hizo ningún comentario en lo referente a la resolución del Tribunal Superior de Justicia de Madrid que se difundió el jueves. En dicha sentencia, el TSJM revoca la demanda que el Ayuntamiento de Valencia puso sobre una orden del Ministerio de Cultura que calificaba los planes urbanísticos de "expolio". Para el grupo Compromís, sin embargo, el texto constituye "una nueva oportunidad para que la alcaldesa dé un paso atrás y reconozca su error durante más de 10 años". La coalición publicó ayer un documento en el que el Ayuntamiento reconocía la incapacidad de asegurar la limpieza y la seguridad en el barrio. Unos problemas que aquejan a los vecinos desde hace años, pero que, según el grupo político, se han agudizado con la paralización del plan.

Este documento responde a una denuncia que los servicios de limpieza habían presentado sobre la situación de un solar situado en el número 47 de la calle Ángeles. Dicho solar pertenece al Ayuntamiento y es foco de insalubridad y drogadicción, según el partido, puesto que carece de una puerta que lo proteja. El escrito, del 4 de noviembre del año pasado, alega que la policía ha intentado solventar las incursiones a este descampado, pero que "no pueden controlar que no vuelva a suceder". Al final del comunicado, el Consistorio desecha la reposición de la puerta por "la dificultad del control policial y el inútil coste económico" que supone.

Joan Ribó, portavoz de Compromís, alegó que "el Ayuntamiento ha creado un problema donde no lo había", y culpó directamente a la alcaldesa, Rita Barberá: "Compra las casas, después las tira y ahora es incapaz de garantizar su salubridad y la seguridad de los vecinos". El portavoz aseguró que el grupo iba a presentar una moción en la comisión de urbanismo para que "se cierre de forma efectiva este solar y todos los que estén en esta situación".

El portavoz socialista del Ayuntamiento, Joan Calabuig, reiteró ayer su deseo de "impulsar un plan de actuación para la rehabilitación y revitalización" de la zona que "facilite la regeneración de la actividad económica y el empleo del barrio". Calabuig anunció que presentará una moción para impedir que el abandono del barrio "se deje fuera de la agenda política y pública". Indicó que las continuas acusaciones del Consell hacia el anterior presidente del Ejecutivo central, José Luis Rodríguez Zapatero, y la ministra de Cultura Ángeles González Sinde han sido fruto de la "incapacidad" de la alcaldesa de Valencia, que lleva "20 años, frente a los ocho del mandato de Zapatero, tomando unas medidas que solo han causado más abandono, más dificultades y más empeoramiento". También señaló que pensaba "iniciar gestiones con el Gobierno central" para que, "en la línea del convenio sobre rehabilitación vigente", se acuerden "nuevas actuaciones financiables" y se dediquen "recursos del Ayuntamiento no para la compra de viviendas para abandonar, sino para proyectos que permitan restablecer la trama urbana".

Para Vicente Gallart, portavoz de la Associació de Veïns de El Cabanyal-Canyamelar, este recurrente asunto no provoca un "peligro físico" de la gente, sino que "es un problema de percepción", porque "da miedo pasear por la zona". A todo esto se le añade, además, que "los niños no pueden jugar tranquilos y, para qué engañarse, a nadie le gusta vivir al lado de un centro de consumo cotidiano de droga".

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