Bildu se apresura a desmarcarse de los brotes de violencia callejera en Bilbao
El Gobierno vasco encabeza la condena general por la quema de contenedores
La izquierda abertzale se ha apresurado a desmarcarse totalmente del brote de violencia callejera que ha sacudido el barrio bilbaíno de Rekalde apenas horas después de la detención de tres etarras muy cerca del centro de Francia. La condena de Bildu se ha unido, de inmediato, a las realizadas por el Gobierno vasco, según indicó ayer su portavoz, Idoia Mendia, tras concluir su reunión semanal, así como la de otros partidos.
En un primer análisis, hay una voluntad política por desterrar la posibilidad de que la kale borroka haya hecho acto de presencia una vez anunciada la renuncia a la violencia por parte de ETA. En algunos partidos se prefiere pensar en "reminiscencias" de una actividad practicada con mucha asiduidad y que ha dejado secuela en algunas personas relacionadas en su día con la izquierda radical.
La izquierda radical no condena el brote de 'kale borroka' en el barrio de Rekalde
El Gobierno critica la acción y el PP exige el rechazo de todos los grupos
El grupo municipal de Bildu se ha "desmarcado" de la quema de contenedores registrada ayer en Bilbao tras una manifestación contra las últimas detenciones de presuntos miembros de ETA, pero en ningún momento condena o reprueba la acción que ha causado sensibles pérdidas en este tipo de servicio municipal. Bildu prefiere remarcar su posición y por eso asegura que esos actos "están lejos" de su apuesta por métodos democráticos y pacíficos para resolver las cuestiones políticas.
En una nota de prensa, Bildu de Bilbao afirma asimismo que "existe un interés político en magnificar lo sucedido" que "queremos creer es un hecho aislado", al tiempo que hace un "llamamiento a toda la sociedad vasca, sin exclusiones" a trabajar de manera "democrática y pacífica".
Lógicamente, Bildu aprovecha la interpretación del vandalismo de Rekalde para realizar un análisis político y así muestra su "preocupación" porque transcurrido un año desde el alto el fuego permanente de ETA y tres meses del anuncio del cese definitivo de su actividad, los Gobiernos español y francés "siguen enrocados en la no superación del conflicto en términos democráticos" con el "mantenimiento de la política cruel de dispersión" o las "últimas sentencias y encarcelamientos".
Dentro de la coalición electoral Amaiur, desde Aralar se "reprueba" los incidentes. Para Iosu Murgia, su portavoz, "quemar contenedores y cruzarlos está en contra de la línea de trabajo que marca la hoja de ruta del acuerdo de Gernika".
En el resto de valoraciones sobre estos hechos violentos sí se hace una condena expresa. La portavoz del Gobierno vasco, Idoia Mendia, tras hacerlo, habló de un "episodio de violencia callejera" y confió en que este tipo de hechos "no se vuelvan a producir".
Desde el PSE-EE, su portavoz, José Antonio Pastor, confía en que se trate de "rescoldos de una hoguera que ya se ha apagado definitivamente". A su juicio, cree que "el amago de kale borroka" son "coletazos, restos que quedan todavía de muchos años de tradición violenta en las calles de Euskadi, como lo son también las tres detenciones producidas en Francia de un supuesto comando de ETA".
El PP, a su vez, busca intencionadamente la condena de Bildu al reclamarla a todos los grupos municipales representados en el Ayuntamiento de Bilbao. En su condena añade la solidaridad con los vecinos de Rekalde y entiende que "son hechos graves que demuestran que el mundo de ETA no ha renunciado totalmente al terrorismo y que dejan en muy mal lugar a sus representantes políticos en Bildu y Amaiur, altivos en sus exigencias al Gobierno a favor de los presos, pero incapaces después de condenar el terrorismo y de exigir a ETA su disolución".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.