120 días con los padres muertos en casa
Juzgado en Barcelona un hombre que asesinó a sus progenitores y vivió cuatro meses con los cadáveres mientras seguía cobrando su pensión
Con el bolígrafo en una mano y el café recién hecho en la mesa, Francisco José L. S. detalló en 78 páginas como acababa de matar a sus padres. Tardó cuatro horas en escribir su relato. Los dos cadáveres yacían no muy lejos de él, tapados con una manta y con el cuerpo marcado por los tajos mortales que acababa de asestarles con un cuchillo de cocina. El hombre vivió con los cadáveres de sus progenitores durante 120 días en un piso en L'Hospitalet de Llobregat, hasta que decidió mudarse a casa de su novia.
Así lo confesó ayer ante el jurado popular que se debe pronunciar sobre su caso. La policía tardó seis meses más en hallar a la pareja de ancianos muertos, cuando entró a registrar el domicilio. Durante ese tiempo, Francisco José siguió cobrando la pensión de jubilación de su padre. Ocurrió el 4 de abril de 2008.
El presunto parricida escribió el relato del crimen en una libreta
"Aquella situación se me fue de las manos", adujo ayer en la Audiencia de Barcelona. La fiscalía pide para él 40 años de cárcel por el doble crimen, con la agravante de parentesco. Durante el juicio, Francisco José sostuvo que mató a sus padres en un arrebato debido a las complicaciones económicas. La familia tenía una empresa de neumáticos en Viladecans, que ardió en 1990. Las deudas empezaron a acumularse, el negocio hizo agua y los padres de Francisco José tuvieron que vender el patrimonio, invertir sus ahorros e hipotecar la vivienda familiar.
Los bancos apremiaban. "Intenté aguantar aquella situación, pero se me fue de las manos", dijo el acusado, en referencia al 4 de abril de hace cuatro años. Aquella noche no durmió bien y se despertó en un par de ocasiones. Hasta que se vio "con un cuchillo en la mano" en la habitación de su padre, contó.
Francisco José se acercó a su progenitor y le acuchilló en la cama, según su confesión. La víctima tuvo tiempo de gritar a su esposa, que dormía en una habitación distinta. Incluso se arrastró hasta los pies del lecho, pero no pudo impedirlo. Tras acabar con él, el hijo caminó hasta la habitación de matrimonio y mató también a su madre. Luego juntó los dos cadáveres en la cama matrimonial y los cubrió con una manta. Después, se dio a la redacción de lo que acababa de hacer.
Cuando terminó, preparó su suicidio. "Mi intención era acabar con todo", aseguró ayer. Juntó la información de las deudas para que la policía encontrase con facilidad el móvil del crimen y después se acuchilló en el pecho. Pero con poco ahínco: las heridas no requirieron atención médica. Francisco José optó entonces por seguir en casa con los cadáveres de sus padres.
Cuando los vecinos le preguntaban por el paradero de estos, explicaba que habían salido. Para evitar los malos olores, tapó las rendijas de ventilación, llenó la casa de ambientadores y fregaba el suelo con lejía constantemente. Aguantó hasta agosto, cuando se mudó a casa de su novia, que no sabía nada y con la que tenía pensado casarse.
En febrero de 2009, con una orden de entrada y registro, los Mossos d'Esquadra descubrieron los cadáveres putrefactos de los padres de Francisco José. En aquel mismo momento, el acusado confesó el doble crimen. "Les había fallado", insistió ayer en el juicio, sobre la situación económica familiar. E insistió en la mezcla de culpa y responsabilidad que no le dejaba vivir. Por eso su abogado pide 14 años de prisión por dos delitos de homicidio, alegando que Francisco mató a sus padres en un arrebato.
"No toqué nada del piso porque pensé que era lo justo y lo lógico para que se descubriera", explicó el hombre en su defensa. Contra él hay un procedimiento paralelo por estafa a la Seguridad Social: durante los 10 meses en los que nadie supo de su crimen, cobró la pensión de jubilación que recibía su padre.
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