Vence advierte de que la crisis es "del modelo de acumulación"

"La crisis es de mayor envergadure de lo que se admitió en un principio y de lo que se admite hoy en día". El catedrático de Economía Aplicada Xavier Vence (Rodeiro, 1961) suena categórico. Su diagnóstico de la que algunos economistas críticos ya denominan Gran Recesión no coincide con la corriente principal: "Los problemas financieros se trasladaron, por la vía del rescate bancario, al presupuesto público". Y en ese momento temblaron los cimientos de "un modelo de acumulación, un modelo socioeconómico".

Crise e radicalización neoliberal. As alternativas silenciadas (Laiovento) se titula un libro, el nuevo de Vence, que se asoma a la evolución de la crisis "como crónica reflexionada". No solo. El profesor estructura su trabajo en bloques -la mirada global, el ataque al Estado del bienestar, el desmantelamiento de las cajas o las reformas laborales-, recupera textos publicados en Tempos Novos y Xornal de Galicia y añade otros inéditos. Con esos mimbres teje un cesto analítico en el que llama a "reconsiderar el proceso de globalización" y para ello receta "regulación estricta del capital financiero, eliminar los paraísos fiscales, recuperar y garantizar el equilibrio comercial de los países".

Porque el también autor de O fracaso neoliberal na Galiza (A Nosa Terra, 2005) avisa de la necesidad de atender a los desajustes comerciales en los que han desembocado 30 años de neoliberalismo. "El desmontaje industrial y la deslocalización de empresas en los países europeos periféricos", expone, "ha contribuido a dividir el mundo entre productores -países como China- y consumidores por vía del endeudamiento. Eso no es sostenible a medio plazo".

Pero la salida propugnada por Vence a estos tiempos, acelerados desde la quiebra en 2008 de Lehman Brothers, no parece el sentido común dominante. "Sí, es cierto. El neoliberalismo ha radicalizado su apuesta", explica quien avanzó la desaparición por la vía bancaria de las cajas de ahorros, "sin embargo, es inviable". No opinan así únicamente los científicos sociales progresistas, añade, sino "los profesionales e incluso el empresariado productivo. Otra cosa es que no lo digan en voz alta". Del callejón sin salida de los recortes, "el autoestrangulamiento", se escapará mediante la lucha social. "A no ser que la población esté dispuesta a reducir en un 40% su nivel de vida", concluye.