Los medios, la escuela y el fornicio
El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, acusa al cine, la televisión y a ciertos centros educativos de fomentar el sexo fuera del matrimonio
"La incitación a la fornicación es continua en los medios de comunicación, en el cine, en la TV, incluso hasta en algunas escuelas de secundaria, dentro de los programas escolares". Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, publicó ayer estas líneas en su carta semanal. El texto, titulado Huid de la fornicación, no se aparta ni un ápice del canon católico más conservador que ensalza la castidad, dentro y fuera del matrimonio, y rechaza la libertad de los individuos a elegir su propia manera de vivir la sexualidad.
"Una de las ideas que más se gritan con ansia de libertad es: Yo soy mía/mío, y con mi cuerpo hago lo que quiero", critica. Por el contrario, el obispo subraya las palabras de San Pablo: "¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que habita en vosotros?"
El prelado pone como ejemplo el caso de una modelo que no sucumbió
El título de la misiva proviene de una de las cartas del santo a los corintios. "Impacta escuchar tan directamente esta palabra en la liturgia de este domingo", reconoce. "Parece dirigida especialmente a nuestro tiempo", apostilla antes de criticar a medios de comunicación y ciertas escuelas por fomentar el "ayuntamiento o cópula carnal fuera del matrimonio", tal y como la Real Academia Española define a la palabra fornicar.
Cada semana, el obispo Fernández envía una carta abierta a los fieles católicos de su diócesis. Aunque sus temas son variados, las grandes preocupaciones en las que insiste la Iglesia, como la familia o el aborto, son habituales. También en Navidad. "Son cada día más frecuentes los abortos, que suponen matar al hijo en el propio seno materno, llevados por la presión ambiental. En España, en Andalucía, son miles de abortos cada año, impunemente. Cuando las leyes facilitan algo, casi que están induciendo a que se haga", reflexionaba el 29 de diciembre en su carta De una madre virgen.
Fernández nació en Puente del Arzobispo (Toledo) en 1950, se licenció en Teología Dogmática en la Pontificia Gregoriana de Roma, ha sido profesor de Cristología en el Instituto Teológico San Ildefonso de Toledo y ha sido miembro de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe. Nunca ha huido de la polémica. Siendo obispo de Tarazona (Zaragoza), fueron notorias sus duras críticas contra el libro Jesús. Aproximación histórica, escrito por el teólogo José Antonio Pagola, que presentaba a su protagonista como un ser excepcional, defensor de las víctimas y ajeno a las jerarquías.
También en Tarazona y con motivo de la ley de identidad sexual aprobada por el Congreso en 2006, escribió: "Uno no elige su propio sexo, por más que lo diga el Parlamento. Sea cual sea su inclinación (...), debe aceptarse a sí mismo como es y debe vivir su sexualidad en un clima de castidad, que le enseñe a amar gratuitamente (...) También una persona con inclinación homosexual es amada por Dios y está llamada al amor, que no necesariamente se expresa por el ejercicio de la sexualidad. Un mundo supererotizado hace más difícil vivir la castidad sin represión".
La castidad y sus propiedades son, a juicio del obispo, una de las mejores maneras de vivir la sexualidad. En su escrito de ayer señala que "la castidad es la virtud que educa la sexualidad, haciéndola humana y sacándola de su más brutal animalidad". Una castidad que reivindica "para la persona soltera, en la que no hay lugar para el ejercicio de la sexualidad, para la persona casada, que ha de saber administrar sus impulsos en aras del amor auténtico, para la persona consagrada, que vive su sexualidad sublimada en un amor más puro y oblativo".
Y Fernández busca ejemplos contemporáneos que presentar a los jóvenes. Como el libro Virgen a los treinta en el que una candidata a miss Venezuela explica , según el obispo, que "no alcanzó el título al que se presentaba por no aceptar la propuesta de la fornicación, que al parecer era una condición (no escrita) del concurso". De esta forma, concluye monseñor, "es posible llegar virgen al matrimonio, aunque el ambiente no sea favorable".
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