"La fuga' es una serie que quiere violentar al espectador, agitarlo"

María Valverde (1987, Madrid), es una de las actrices españolas con mayor proyección. Desde que logró el Goya como actriz revelación en 2004 por La flaqueza del bolchevique, ha ido acumulado películas: Los Borgia, Melissa P, La mujer del anarquista o Tres metros sobre el cielo. Ahora debuta en televisión con La fuga, que estrena esta noche Telecinco (22.30), una serie de acción y suspense, que incluye una apasionada historia de amor. En esta producción de BocaBoca, Valverde interpreta a Anna Serra, una joven que consigue un trabajo como funcionaria de prisiones, con objeto de liberar a su gran amor, encerrado por motivos políticos en La Torre, una plataforma petrolífera situada en alta mar reconvertida en prisión de máxima seguridad.

Pregunta. Se estrena en televisión con La fuga. ¿No le ha interesado el medio hasta ahora o no ha recibido propuestas?

Respuesta. Los proyectos que me han ido llegando han sido de cine y teatro, pero nunca he estado cerrada a la televisión. Por eso, cuando me encontré con un personaje como el de Anna no me lo pensé. Hasta ahora, para mí la televisión era esa gran desconocida

P. ¿Qué encontrará el espectador que se asome a La fuga?

R. Me gustaría que los espectadores se dejasen sorprender. Es una serie diferente, arriesgada... Espero que simpaticen con Anna, que sean unos infiltrados más desde el principio. La acción está vista a través de sus ojos. También es una serie que quiere violentar al espectador, agitarlo... Me gustaría que el público se dejase llevar y disfrutase de una historia que juega mucho con el factor sorpresa. Creo que va a enganchar, tiene ingredientes para ello.

P. ¿Cómo es su personaje?

R. Es una mujer de las de antes, de esas que esperaban a sus maridos cuando se iban a la guerra. La diferencia es que ella se va a la guerra. Es fuerte y valiente, pero en la que viven también miedos que ha de esconder, especialmente cuando llega a la prisión.

P. El rodaje de La fuga ha sufrido diferentes avatares, como un cambio de título, modificaciones en el guion o la marcha del primer director, Antonio Hernández. ¿Cómo lo ha vivido?

R. No ha habido cambios drásticos en los personajes, solo algún retoque. En realidad, no hemos parado de rodar en ningún momento y la dinámica de trabajo ha sido igual desde el principio, con todos los directores, con Antonio Hernández, Vicente Peñarrocha, Koldo Serra y Pau Freixas. En realidad, esos problemas y posibles cambios no han supuesto conflictos para nosotros, no los hemos seguido. Solo se repitieron algunas secuencias del primer capítulo. Ahora lo importante es que la serie funcione, sobre todo por el esfuerzo que ha puesto todo el mundo. Aquí hay gente que lleva preparando esto mucho tiempo.

P. ¿La historia de amor de la trama se ha visto afectada?

R. La trama nace con una historia de amor, pero luego es mucho más que todo eso. Es importante, porque es el objetivo de los protagonistas, es lo que les lleva a hacer lo que hacen. La ilusión de Anna, lo que la mueve, es el amor.

P. ¿Le ha supuesto una sorpresa el ritmo de rodaje?

R. Mi plan de rodaje es muy intenso. Hay que estar siempre al cien por cien y yo ruedo muchas secuencias al día y a menudo muy complicadas. Creo que estoy haciendo un máster. Me entrego porque nunca me habían ofrecido nada parecido a Anna Serra y me está haciendo crecer como actriz y como trabajadora.

P. Usted, además, siempre se ha caracterizado por no tener miedo a volcarse en personajes conflictivos o comprometidos.

R. Sí, me gustan esos personajes, para volcarme con ellos tienen que ser difíciles, si no, no hay un reto. Tengo que sentirlos en la tripa.