Dentro y fuera de la catedral

En 2004, el Museo de Bellas Artes adquirió un lienzo del pintor Genaro Pérez Villaamil (El Ferrol, A Coruña, 1807-Madrid, 1854), el máximo exponente del paisaje romántico español, una obra que reflejaba Toledo bañada por la luz dorada del atardecer. Vista general de Toledo desde la Cruz de los Canónigos, pintado en 1986, se expone ahora junto a una pareja de paisajes sevillanos, realizados un año antes, cedidos temporalmente por la Fundación Banco Santander.

Pérez Villaamil fue un viajero infatigable que buscaba lugares pintorescos y tomaba apuntes del natural, desarrollados en su estudio de Madrid. Fue catedrático de Paisaje de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y desarrollo una exitosa carrera artística que alcanzó el reconocimiento internacional. En 1842 publicó en París España artística y monumental: vistas y descripción de los sitios y los monumentos más notables de España, un libro de viajes con litografías basadas en sus dibujos.

Son pinturas prolijas en detalles que plasman arquitecturas

La frialdad de los edificios se anima con figuras populares

A su maestría en el dibujo y el uso de la acuarela Pérez Villaamil sumó la influencia del paisajista escocés David Roberts, a quien conoció en Sevilla y le transmitió el interés por el estilo del romanticismo británico. Los paisajes de Toledo y Sevilla expuestos en el Bellas Artes comparten su gusto por la pintura minuciosa, prolija en detalles, la plasmación de arquitecturas, el uso de la luz para crear atmósferas y las veladuras sepias.

La exposición de las vistas sevillanas en Bilbao se enmarca en el programa La obra invitada, que acerca temporalmente obras cedidas por otras instituciones. Los dos paisajes corresponden al interior y al exterior de la catedral. La catedral de Sevilla por el lado de las gradas y La procesión del Corpus en el interior de la catedral de Sevilla, ambas de un metro por 72 centímetros, están considerados pareja, tanto por sus dimensiones como por coincidir en la fecha de ejecución, 1835. La vista exterior de la catedral muestra la fachada occidental del edificio, con las esculturas de terracota que decoran la puerta del Bautismo en primer término. En un segundo plano, se distingue de la portada neogótica de la Asunción. La frialdad de la arquitectura se anima con la presencia de figuras populares y por los juegos de luz, aunque parte de las veladuras sepias originales se perdieron en una limpieza del lienzo.

En La procesión del Corpus en el interior de la catedral de Sevilla Pérez Villaamil desplegó sus excepcionales aptitudes para la representación de interiores de iglesias, llenas de misterio. La luz que atraviesa las vidrieras de la catedral ilumina el lujoso monumento en el que se instala el santísimo. A su izquierda, se sitúan con su peculiar indumentaria los seises, los niños que bailan en la catedral sevillana. El resto de personajes de la composición, en este caso, se ocultan en la penumbra.