El Gobierno pide a la banca que sanee el balance a costa del beneficio de 2011
Las entidades se preparan para hacer una fuerte subida de las dotaciones a provisiones con la que tapar el agujero de los activos del 'ladrillo'
No hay papeles escritos, y mucho menos con membretes oficiales, pero el mensaje está llegando a los puentes de mando de las entidades que ultiman el cierre del ejercicio: los beneficios de 2011 tienen que ser muy austeros. El objetivo es que se aprovechen al máximo los resultados para elevar las provisiones sobre el suelo y las promociones en curso, como ha anunciado el nuevo Gobierno del PP.
El mensaje es un paso más tras las afirmaciones del ministro de Economía, Luis de Guindos, al Financial Times, en las que comentó que los bancos y cajas tendrán que realizar provisiones adicionales por su exposición al ladrillo por valor de 50.000 millones de euros. Según Guindos, "en la mayoría de los casos, las entidades podrán realizar esas provisiones por sí mismas, a través de sus beneficios... y estas podrán ser cumplimentadas no en un año, sino a lo largo de varios". La petición de reducción de resultados también está en línea con las declaraciones de Mariano Rajoy sobre un plan para el sector que se apoyará en el saneamiento de los balances.
El Banco de España también aconseja recortar beneficio para provisionar
Banesto será mañana el primero en presentar sus cuentas de 2011
Las declaraciones del ministro sentaron mal en el sector porque se han tomado como una acusación generalizada, sin distinción de los diferentes casos, ni concreción de planes para llegar a esos 50.000 millones. Pero ahora toca actuar con urgencia sobre los balances de 2011.
La decisión sobre el beneficio neto es potestad del Consejo de Administración de cada entidad. Sin embargo, todos los banqueros son conscientes de que el Ejecutivo, con su capacidad de cambiar la normativa y, por tanto, elevar las provisiones mínimas, posee un enorme poder de influencia sobre los resultados finales.
El Banco de España también lo tiene y está en línea con este consejo del Gobierno, según fuentes del sector. En 2010 el supervisor también insistió en la necesidad de subir las dotaciones para provisionar posibles pérdidas en los activos problemáticos del ladrillo a costa de aminorar el resultado.
Bajar de forma considerable los beneficios afecta a la política de dividendos, un tema tabú en la banca. No obstante, José Manuel González-Páramo, consejero del BCE y candidato a ocupar el puesto de gobernador del Banco de España, advirtió en julio pasado: "Los bancos deben dejar de pagar dividendos para capitalizarse; no veo que eso sea algo sacrílego. Sobre todo mientras el mercado no vuelva a abrirse". Los beneficios también marcan las retribuciones de los ejecutivos y de los consejeros, un asunto casi más espinoso que los dividendos. El incremento de provisiones, además, exige alcanzar un acuerdo con el auditor externo para evitar conflictos posteriores.
Entre los ejecutivos financieros está extendida la creencia de que la entidad que no pueda acumular por sí misma las provisiones exigidas tendrá ayudas públicas, vengan directamente del Estado, de Europa o del Fondo Monetario Internacional. "Nadie quiere tener sentado al Estado en tu Consejo y que te diga lo que tienes que hacer. Hoy por hoy, con un mercado bursátil deprimido, es más práctico provisionar, recortar beneficio y evitar el control público", dice un alto ejecutivo que pide el anonimato.
González-Páramo coincide con esta opinión: "Es mucho mejor no pagar dividendos que dar entrada al Estado en el accionariado", dijo en julio. Los resultados de Banesto, que se conocerán mañana, pueden marcar la tendencia del sector en este sentido.
El problema es que si el Gobierno eleva las provisiones sobre la cartera potencialmente problemática del sector inmobiliario hasta el 50%, como auguran algunos, pocas entidades podrán cumplir por sí solas con este listón tan alto. Incluso aunque se ofrezca la posibilidad de aprobar el examen en tres años.
Además, para las entidades más grandes, se cruza una doble exigencia: la de recapitalizarse para alcanzar un mínimo del 9% de capital de máxima calidad (core capital) y la de dotar mayores provisiones. El beneficio retenido sirve para aumentar el capital, pero si el resultado se destina a provisiones, deja de contar para elevar la solvencia.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, aseguró ayer en una entrevista concedida a Efe que no se creará un banco malo en España -que consiste en agrupar en una entidad los activos problemáticos- y que se acometerá a las entidades a un proceso de reestructuración. El Gobierno presentará antes del 15 de febrero un plan de reconversión que obligará "al saneamiento de las entidades financieras, a su transparencia y a un nuevo proceso de fusiones de entidades" para que las resultantes tengan un tamaño adecuado, sean solventes y, sobre todo, "para que vuelvan a dar crédito a las pequeñas y medianas empresas y a las familias, sin lo cual no habrá recuperación", aseveró Rajoy.
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