El fenómeno cierra el paréntesis
Aíto, Scariolo y Nolis señalan la inteligencia, talento y madurez de Ricky como claves de su éxito
Russell Westbrook, all star en 2011, se cuenta entre los mejores bases de la NBA. El día de Navidad, cuando por fin empezó la competición, la prensa llenó el vestuario del Target Center, de Minneapolis. No había jugador, incluido Westbrook, al que no le preguntaran por Ricky Rubio. El del Oklahoma Thunder, tras responder y creyendo que ya nadie le oía, espetó a su compañero de equipo Eric Maynor: "¿Pero quién demonios es ese Ricky, un tipo que ni siquiera es titular?".
La respuesta no se demoró. La afición coreó ese mismo día el apellido Rubio. En días sucesivos, la locura. LeBron James tuiteó lo bien que pasa el balón el tal Ricky; Dwyane Wade lo comparó por su estilo con Steve Nash, toda una institución; Ginóbili dijo que posee un don especial para el pase y el dribling, y Tolliver, su compañero en Minnesota, fue el más descriptivo: "Jugando con este chico, hay que tener siempre las manos preparadas". Desde España, sin embargo, se mantenía la duda sobre el futuro de Ricky en la NBA, argumentada en su floja última temporada en el Barcelona y en la selección española y en sus problemas con el tiro.
"¿Cómo pueden decir que tira mal? No se le puede etiquetar por el 27% del año pasado"
"Se le nota sin dudas, con soltura. Se ve que ha trabajado meses de forma individual"
Su exentrenador en el Joventut, el que le hizo debutar en la ACB con tan solo 14 años de edad, y también el seleccionador cuando ganó la medalla de plata olímpica en 2008, Aíto García Reneses, da su punto de vista: "Ha retomado su línea de siempre si quitamos el paréntesis de la pasada temporada. Va a seguir en una línea ascendente, de jugador completo. La mayoría se fija en su capacidad para robar balones y dar pases, pero será capaz de todo con la inteligencia y la madurez con las que ha jugado siempre".
El técnico madrileño se refiere al fenómeno mediático que envolvió a Ricky. "Se le había puesto tan bien que, aunque él asumía esa presión, pudo afectarle. En Estados Unidos es diferente. Se le da mucho bombo, pero la gente es muy positiva. Aquí, en cambio, lanzamos enseguida las campanas al vuelo, pero a la que surge alguna duda somos muy criticones y eso se convierte en una bomba de relojería. Insisto en que puede ser muy completo porque muchos me dicen que es mal tirador. ¿Cómo puede ser un mal tirador cuando en el Joventut tenía porcentajes de acierto superiores al 40%, si en una final europea contra Rusia anotó 51 puntos? El problema, la pasada temporada, no era su porcentaje, sino que no tiraba. Ese bajón, ese 27% en los triples, no marca su nivel. No se le debe etiquetar por eso". Ahora, en Minnesota, Ricky lleva un 52% de acierto en el tiro.
El actual seleccionador de España, el italiano Sergio Scariolo, realiza un análisis retrospectivo: "La euforia que se respira en torno a Ricky solo se entiende y se justifica pensando en cómo se le hundió cuando las cosas iban mal. De la misma manera que había que tener equilibrio y paciencia entonces, hay que tenerlos ahora. Está jugando muy bien, aprovechando todo lo que sabíamos que iba a encontrar: más espacios, un tipo de juego y de tácticas menos especulativas y menos presión. Está con mucha confianza en el tiro, más aún teniendo en cuenta que allí la línea de triples está medio metro más lejos. Está eligiendo muy bien el momento de tirar: cuando dispone de tiempo y espacio, sin prisas. Se le ve sin dudas, con mucha confianza y soltura. Se nota que ha trabajado de manera individual durante meses después de años en que no pudo hacerlo".
A Miquel Nolis, un prestigioso entrenador de base, lo llamó Esteve Rubio, el padre de Ricky, poco después del Eurobasket, en septiembre. Nolis está casi retirado, pero colabora con un club de Alella y también acepta algunas propuestas de jugadores profesionales que desean mejorar, como los casos más recientes de Sergi Vidal y Albert Miralles. "Yo sabía que era un buen tirador. Le había visto en su etapa de formación. Tenía una buena técnica. Había cogido pequeños vicios y, sobre todo, le faltaba confianza. Hicimos 14 sesiones, muy poco. Pero pienso que algo cambió", explica. A continuación, Ricky se entrenó durante varias semanas en un gimnasio de Los Ángeles, llamado 360, junto a jugadores como Kevin Love, Billups, Chandler y Garnett, y retomó las prácticas de tiro con un especialista, Jarinn Akana. Nolis evoca algunas de las conversaciones con Ricky en Alella: "Yo le decía: 'Mira, tú tirabas bien, tenías buenos porcentajes. Si ahora tienes malos porcentajes no es porque hayas perdido tu tiro, sino porque atraviesas una época de confusión. Cuando te deshagas de ese taco mental, volverás a tirar bien. Has de tirar cuando estás convencido. Si estás preocupado, no tires". Esa era la parte psicológica. La práctica se basa en el trabajo, en la repetición, pero no de cualquier forma: "Si iba a lanzar 500 tiros, tenía que ensayar en situaciones de estrés, con rapidez... Si las metes en ese tipo de entrenamiento, es un alimento positivo. Cuando te has limpiado mentalmente y técnicamente consigues practicar con eficiencia en los entrenamientos, eso te hará mejorar en los partidos, te permitirá salir convencido de que las meterás. Pero, claro, por encima de todo está su talento y su competitividad".
Esteve, el padre de Ricky, regresó el pasado fin de semana encantado de la vida. "El primer día, uno de los aficionados nos dijo que no se respiraba un ambiente así ni siquiera con Garnett. Y la verdad es que solo se venden camisetas a punta pala de Ricky y Love", cuenta; "lo mejor, me decía la gente, es que Ricky está consiguiendo que sus nuevos compañeros pasen más el balón. Está contagiando a todo el equipo". Su última demostración llegó ayer por todo lo alto, con su mejor noche en la NBA: 13 puntos, 14 asistencias y seis rebotes en el triunfo de Minnesota en Washington (72-93).
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