El caso del teniente Gras
El teniente Agustín Gras Baeza, de 25 años, perdió una pierna al estallar un artefacto en Afganistán el pasado 18 de junio. Según la legislación vigente, tiene derecho a una indemnización y a la máxima pensión por ser un mutilado en acto de servicio. Lo que no puede es vestir el uniforme ni continuar la carrera que eligió por vocación. Y eso es precisamente lo que él quiere.
Desde hace meses, Defensa estudia la posibilidad de que militares mutilados puedan, si así lo desean, seguir en activo en puestos compatibles con sus condiciones físicas. Y que a los demás se les permita mantener una vinculación honorífica con las Fuerzas Armadas. Tanto el Rey como Morenés aludieron ayer a los heridos. Don Juan Carlos dijo que él y el Príncipe han constatado su "espíritu de sacrificio, entereza y ganas de volver a su puesto". Morenés agregó que "mantener a nuestros heridos próximos a sus compañeros les hará más útiles y reconocidos". Pero no se trata de resucitar el Cuerpo de Mutilados, un vestigio de la Guerra Civil declarado a extinguir en 1989.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.