Bain, Barack y el empleo
La recuperación de Estados Unidos después de la recesión ha sido tan lenta que básicamente no parece una recuperación, sobre todo en el plano laboral. Por eso, en un mundo mejor, el presidente Obama se enfrentaría a un rival que presentaría una crítica seria de sus políticas de creación de empleo y propondría una alternativa seria. En cambio, se enfrentará casi con toda certeza a Mitt Romney.
Romney afirma que Obama ha destruido puestos de trabajo, mientras que él era un empresario que creaba empleo. Por ejemplo, esto es lo que dijo a Fox News: "Este es un presidente que ha perdido más puestos de trabajo durante su legislatura que cualquier otro presidente desde Hoover. Son dos millones de puestos de trabajo los que ha destruido como presidente". Acto seguido, declaraba sobre su tiempo en la empresa de capital riesgo Bain Capital: "Estoy muy contento con mi vida anterior; ayudamos a crear más de 100.000 nuevos puestos de trabajo".
Las afirmaciones de Romney sobre el historial laboral de Obama son engañosas
Pero sus afirmaciones sobre el historial de Obama rayan en la deshonestidad; y sus afirmaciones sobre su propio historial sobrepasan con creces ese límite.
Empecemos con el palmarés de Obama. Es cierto que ahora tienen trabajo 1,9 millones de personas menos que cuando Obama asumió el cargo. Pero el presidente heredó una economía en caída libre, y no se le puede achacar la responsabilidad por la pérdida de empleo durante sus primeros meses, antes de que cualquiera de sus medidas tuviera tiempo para hacer efecto. Entonces, ¿cuántas de esas pérdidas de empleo tuvieron lugar en, digamos, la primera mitad de 2009?
La respuesta es: más que su totalidad. La economía destruyó 3,1 millones de puestos de trabajo entre enero y junio de 2009 y desde entonces ha recuperado 1,2 millones [1,4 millones tras el dato de diciembre publicado ayer]. Eso no es suficiente, pero no tiene nada que ver con la destrucción de empleo que Romney pinta.
Y a propósito: las declaraciones sobre crecimiento del empleo del anterior Gobierno no partían nunca desde el día de la toma de posesión, sino desde agosto de 2003, cuando el empleo durante la era de Bush tocó fondo. Según este criterio, Obama podría decir que ha creado 2,5 millones de puestos de trabajo desde febrero de 2010.
De modo que las afirmaciones de Romney sobre el historial de Obama en el plano laboral no son literalmente falsas, pero son enormemente engañosas. Aun así, lo verdaderamente gracioso es cuando nos fijamos en lo que Romney dice de sí mismo. ¿De dónde viene esa pretensión de que ha creado 100.000 puestos de trabajo?
Bueno, Glenn Kessler, de The Washington Post, obtuvo una respuesta de la campaña de Romney. Es la suma de los aumentos de puestos de trabajo en tres empresas que Romney "ayudó a fundar o a crecer": Staples, The Sports Authority y Domino's.
Kessler señaló enseguida dos pegas con esta cuenta. Está "basada en cifras de empleo actuales, no de la época en que Romney trabajó en Bain", y "no incluye la pérdida de puestos de trabajo en otras empresas participadas por Bain Capital". Cualquiera de las dos pegas, por sí misma, hace que toda la afirmación resulte absurda.
Respecto a lo de utilizar el empleo actual, fijémonos en Staples, que ahora tiene el doble de tiendas de las que tenía en 1999, cuando Romney dejó Bain. ¿Puede atribuirse el mérito de todo lo bueno que le ha pasado a la empresa en los últimos 12 años? Y en concreto, ¿puede atribuirse el mérito del provechoso cambio de planteamiento de la empresa, que dejó de centrarse en el precio para concentrarse en el servicio al cliente, y que tuvo lugar mucho después de que Romney abandonara el mundo empresarial?
Y luego está lo de fijarse solo en las empresas relacionadas con Bain que han creado puestos de trabajo, haciendo caso omiso de las que redujeron la plantilla o cerraron. Si solo contamos lo bueno y dejamos fuera lo malo, todo el que se pase un día jugando a las máquinas tragaperras siempre saldría ganando.
En cualquier caso, no tiene sentido fijarse en los cambios en la plantilla de una empresa y decir que esto da una idea de la creación de empleo en EE UU en su conjunto. Supongamos, por ejemplo, que una cadena de tiendas de material de oficina aumenta su cuota de mercado a expensas de los rivales. La empresa da empleo a más gente; sus rivales emplean a menos. ¿Cuál es el impacto total sobre el empleo en Estados Unidos? Una cosa está clara: es mucho menor que el número de trabajadores que esta empresa ha añadido.
Mejor aún, supongamos que la empresa crece en parte no porque supera a sus competidores, sino porque los compra. Ahora sus empleados son sus empleados. ¿Ha creado esta empresa puestos de trabajo?
El hecho es que las pretensiones de Romney sobre crear empleo resultarían absurdas incluso si fuera sincero respecto a las cifras, cosa que no es. Llegados a este punto, algunos lectores podrían preguntarse si no es igualmente inexacto decir que Romney ha destruido puestos de trabajo. Sí lo es. La verdadera queja respecto a Romney y sus colegas no es que hayan destruido puestos de trabajo, sino que han destruido buenos puestos de trabajo.
Cuando pasó la tormenta después de que las empresas que Bain reestructuró redujeran su plantilla -o quebraran, como fue el caso la mayoría de las veces- el empleo total en Estados Unidos probablemente era más o menos el mismo que habría sido de todos modos. Pero los empleos que desaparecieron pagaban más y ofrecían más beneficios que los empleos que los sustituyeron. Romney y los que son como él no destruyeron empleo, pero se enriquecieron al tiempo que contribuían a destruir la clase media estadounidense.
Y este hecho es, cómo no, lo que todos esos disparates y engaños sobre empresarios que crean puestos de trabajo y demócratas que los destruyen pretenden ocultar.
Paul Krugman es profesor de Economía en Princeton y premio Nobel 2008. © 2012 New York Times Service. Traducción de News Clips.
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