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El fiscal pide la horca para Mubarak

La acusación responsabiliza al expresidente y a seis altos cargos de la muerte de 225 personas durante las manifestaciones en El Cairo hace un año

Enric González

La fiscalía pidió ayer la muerte en la horca para el expresidente de Egipto Hosni Mubarak, para su último ministro del Interior, Habib el-Adly, y para otros seis antiguos altos cargos de las fuerzas de seguridad, como responsables de la muerte de al menos 225 personas durante la revuelta de hace un año. Las víctimas mortales durante la revolución de Tahrir fueron más de 800, pero el fiscal se centró en las que recibieron disparos de la policía.

Mubarak, que se encontraba en la sala tumbado en una camilla y con los ojos ocultos tras unas gafas oscuras, no mostró reacción alguna al escuchar la petición del fiscal Mustafá Jater, uno de los cinco que se encargan de la acusación.

Jater formuló un alegato altamente retórico, con referencias a "las almas de los mártires que sobrevuelan esta sala de justicia sagrada" y a quienes "perdieron la vista por las balas de los acusados y se acercan tambaleándose al juez". Pero no presentó pruebas abrumadoras. Gran parte de la acusación se basó en declaraciones del general Hussein Mussa, que dirigía las telecomunicaciones policiales durante la revuelta y dijo en su primer interrogatorio tras ser detenido que había escuchado la orden de que la policía utilizara armas automáticas y fuego real contra los manifestantes. En el juicio, sin embargo, Mussa cambió su declaración y dijo no haber oído nada. Ahora se acusa a Mussa de haber destruido todas las grabaciones realizadas esos días para encubrir a Mubarak y a la cúpula policial.

La fiscalía dice que el Gobierno ha intentado entorpecer la investigación
Mubarak no mostró reacción alguna al conocer la petición de pena capital

Uno de los abogados de las familias de las víctimas, Mohamed Kadri, calificó de "débil" la actuación de los fiscales y anunció que en la próxima sesión, el día 9, aportaría el testimonio de un policía según el cual sus jefes no solo le ordenaron utilizar fuego real, sino que reclutaron matones para que se infiltraran entre los manifestantes y generaran violencia, con el fin de justificar la brutalidad de la represión.

Otro testigo, Ashraf Azab, general retirado y jefe de seguridad de la Universidad Americana de El Cairo, junto a la plaza Tahrir, afirmó haber visto cómo 15 policías irrumpían en el campus y disparaban cartuchos de postas contra estudiantes que se manifestaban pacíficamente.

El fiscal Jater se quejó ante el juez de que el actual Gobierno, dirigido por la misma junta militar que controlaba el Ejército bajo Mubarak, no le había ofrecido ninguna cooperación y había intentado obstruir las investigaciones. No es extraño, dado que la junta que sucedió a Mubarak también ha matado a tiros a numerosos manifestantes.

El jefe de la junta militar, Mohamed Tantaui, ministro de Defensa durante los últimos días de la presidencia de Mubarak, declaró ante el tribunal a puerta cerrada y afirmó que el expresidente nunca dio la orden de que la policía utilizara fuego real.

El miércoles Mustafá Suleiman, otro de los fiscales, se dirigió directamente a Mubarak: "Si usted no dio la orden de disparar, ¿por qué no estalló de rabia al ver morir a su pueblo?". Los dos ministros del Interior que sucedieron al procesado Habib el-Adly, para el que se pide también la horca, aseguraron que resultaba imposible que un ministro diera la orden de disparar con fuego real sin la aprobación expresa de Hosni Mubarak.

Manifestantes gritan contra Mubarak, ayer a las puertas del tribunal en El Cairo.
Manifestantes gritan contra Mubarak, ayer a las puertas del tribunal en El Cairo.KHALIL HAMRA (AP)

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