El PNV destaca el contexto de cambio en que se celebra su asamblea general
En el seno del partido descartan a Urkullu como candidato a 'lehendakari'
El contexto de cambio en que el PNV va a celebrar los días 14 y 15 su asamblea general cuatrienal -el equivalente a los congresos de otros partidos- y los retos que le plantea se ha convertido es un elemento casi más destacable que el cónclave en sí. De hecho, con la reelección del presidente, Iñigo Urkullu garantizada -cuya candidatura a lehendakari descartan ya abiertamente fuentes oficiales porque obligaría a otro proceso congresual para sustituirle al frente del partido- la incógnita más nombrada es si Gipuzkoa conservará su representación actual en la ejecutiva o la verá mermada en un miembro. Algo que, además, es del todo irrelevante en la definición de mayorías en la ejecutiva y que solo resulta revelador de que el pulso entre ambos sectores del PNV se mantiene vivo.
Gipuzkoa puede aún recuperar su segundo representante
Ese contexto de "cambio y renovación" fue especialmente resaltado por la secretaria del Euskadi Buru Batzar (EBB), Belén Greaves, que ayer presentó la asamblea. La jeltzale destacó el cese definitivo del terrrorismo y la participación política "plena" con la que se han celebrado las elecciones locales de mayo y generales de noviembre. "Ha quedado definida la Euskadi a cuatro", dijo, como refleja el escenario institucional: PSE en el Gobierno y PNV, Bildu y PP al frente cada uno de una diputación y de un ayuntamiento de capital.
Greaves vertió sus críticas al Gobierno de Patxi López, en las que el PNV ha impreso un giro de 180 grados, al dejar de centrarla en su ligazón con el PP y sustituirla por la contraria. El Ejecutivo "evidencia la falta de sintonía entre sus dos socios, que plantean posiciones diametralmente opuestas en todos los planteamientos económicos", dijo, entre los que citó la política fiscal, la fusión de las cajas, o la prórroga de la central de Garoña. "No hay un tema relevante en el que PSE y PP se manifiesten de acuerdo", afirmó. Bildu, por su parte, está "paralizado por la presión de la gestión" y "atenazado por su propia demagogia" mientras la izquierda abertzale como tal se instala en el victimismo, "refugio y disfraz para esconder su falta de capacidad".
La asamblea del PNV tiene como objetivo inmediato "actualizar su propuesta política", dando "respuestas a la nueva situación". En todo caso, el partido de Urkullu mantiene como uno de los siete pilares de su ponencia política la "institucionalización del derecho a decidir". Respecto de la pugna interna con el sector Egibar, esta puede no dilucidarse hasta la misma asamblea. Ayer, tanto Greaves como otras fuentes internas consultadas dejaron abierta la posibilidad de un acuerdo hasta última hora. En todo caso, señalaron estas últimas, Egibar no ha dado ningún paso ni realizado ningún ofrecimiento, algo que Sabin Etxea entiende que le corresponde hacer a él si quiere cambiar las cosas. El sector mayoritario no da, en cambio, la mínima pista sobre lo que debería estar dispuesto a ceder ni en qué. Hoy por hoy, sus fuerzas están notablemente mermadas no solo por tener un único burukide garantizado, sino porque el que tenía Álava y el segundo que ha ganado ahora este territorio, pertenecen al sector opuesto a su aliado, y presidente alavés, Iñaki Gerenabarrena. Sin este apoyo, el aislamiento de Egibar es ya muy grande, aunque nadie duda de que vaya a conservar Gipuzkoa bajo su mando. La asamblea, a la que acudirán 700 afiliados, pero solo 71 con derecho a voto, deberá decidir sobre unas 100 de las 1.500 enmiendas planteadas.
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