El Gobierno minimiza el impacto de la exclusión socialista de Kutxabank

El Gobierno trata de minimizar el impacto en la percepción interna, y sobre la imagen pública proyectada, que pueda acarrearle la exclusión del PSE-EE del Consejo de Administración de Kutxabank. "Ni afecta ni afectará al devenir de la labor del Ejecutivo", sostiene. Idéntica es la posición de varias fuentes oficiales respecto de la significación y las consecuencias políticas que puedan extraerse del hecho de que haya sido su socio, el PP, quien ha transigido con el control absoluto del PNV sobre la entidad y obviado esa exclusión que carece de trascendencia para la acción o el futuro del Gobierno. Este solo depende de conservar la mayoría parlamentaria y el PP no la ha retirado.

El Ejecutivo admite que en este último año padecerá "más complicaciones"

La comisión que determinará las retribuciones se formó ayer mismo

Aguirre prevé que la nueva normativa básica cambie la proporcionalidad

Que ahora se abra "un juego de intereses es lo normal". Lo mismo que es "normal" que quede al descubierto la distancia de proyectos y visiones entre socialistas y populares, así como que se evidencie, sobre todo, en cuestiones y recetas económicas. Más aún, puede resultar incluso conveniente. Para las dos partes. Mientras, indican las mismas fuentes, también caben otras preguntas, como los motivos por los que la fusión ha sido posible ahora y no cuando el PNV gobernaba la mayoría de las instituciones.

El Gobierno transmite la impresión de no querer malgastar energías en algo que prevé que puede cambiar, y mucho, en este mismo semestre, no solo ni principalmente por la entrada en vigor de la Ley de Cajas vasca, sino por la modificación de la normativa básica en materia financiera que realice el Gobierno central. Los nuevos criterios impondrán una "nueva proporcionalidad" y esta "irá al consejo de administración de oficio", sostuvo ayer el consejero de Economía, Carlos Aguirre, tal y como se apuntaba en la entrevista que publicó EL PAÍS.

Esa posición no es óbice para que distintos altos cargos y asesores del Gobierno consultados por este periódico admitan en privado lo lamentable de la situación y reconozcan que lo ocurrido con Kutxabank no apunta precisamente en la dirección de prestigiar y dotar de autoridad y proyección de futuro al Gobierno, aunque la responsabilidad se deriva en todo al partido. Los posibles errores de cálculo en la negociación, de considerarse como tales el hecho de jugar hasta el final "en el terreno de los principios" y no hacer el salto a última hora al de los intereses, serían del PSE-EE, ya que el Ejecutivo ha tenido "una exquisita neutralidad", insistió Aguirre.

Hay quien, además, da por hecho que la pinza que el PNV practicó al PSE con el PSOE en el Gobierno tiene ya garantizada la continuidad con el PP. Este partido no ha rentabilizado su acuerdo con el PSE, y probablemente por ello se ha visto relegado a posiciones secundarias, sin ministros en el Gobierno de Mariano Rajoy. Su interés por seguir contando en Madrid coincide con el del PNV, que ahora, vista la mayoría absoluta de los populares en el Congreso, solo puede ofrecer compensaciones en Euskadi: el receptor natural es el PP vasco.

Las valoraciones oficiales y las oficiosas sí coinciden en una previsión: todo será cada vez más difícil para el Ejecutivo a lo largo de este último año de mandato, aunque solo sea por el hecho de serlo. "Somos conscientes: en el último año, nadie, ni el PP, va a regalar nada", señaló a EL PAÍS una de las fuentes consultadas, y cada vez el PSE estará "más solo". No se excluyen altas dificultades para aprobar leyes ni tampoco la pérdida de votaciones en el Parlamento. De su cantidad y entidad dependerá el agotamiento del mandato o su acortamiento. La coincidencia alcanza también a la aceptación de que el pacto PSE-PP va apareciendo como la anomalía política que es, una vez que las anomalías reales que lo propiciaron -el terrorismo y los desafíos soberanistas de los tres últimos Gobiernos del PNV, apoyados justo en quienes respaldaban la violencia- han desaparecido.

El Ejecutivo tiene presupuestos, el instrumento principal para hacer política. Gobiernos anteriores del PNV "no pudieron ni aprobarlos sin hacer trampas y nadie cuestionó que pudieran continuar", se argumenta, en referencia a la votación por separado de las enmiendas de totalidad, la anulación del voto de parlamentarios de la oposición o incluso la aprobación de cuentas luego declaradas inconstitucionales. Los mismos medios ironizan sobre "los oráculos" que vaticinaron meses de vida al Gobierno de Patxi López. Ahora les atribuyen análisis demasiado "esquemáticos" y contaminados por "el virus electoral". Sí admiten, sin embargo, que el Ejecutivo padecerá "más complicaciones".