La cúpula dirigente norcoreana entroniza en el poder a Kim Jong-un

La cúpula dirigente del país más aislado del mundo se comprometió ayer a "seguir hasta la muerte" a Kim Jong-un, de 28 años y tercer hijo del difunto Kim Jong-il. En la plaza central de Pyongyang, donde se congregaron cerca de un millón de civiles y militares norcoreanos en el segundo día de los funerales por el "querido líder", los máximos representantes del Estado, las Fuerzas Armadas y el Partido de los Trabajadores de Corea del Norte reconocieron a Kim Jong-un como su "líder supremo".

El presidente de la Asamblea Popular y jefe de Estado de facto, aunque con un poder puramente representativo, Kim Yong-nam, de 83 años, fue el primero en dirigirse a la multitud. Su discurso, el más largo, estuvo dedicado en su primera parte a loar la figura del líder muerto el pasado día 17. Alabó sus "logros" y los de la política de autosuficiencia -Juche-, iniciada por el primero de la estirpe, Kim Il-sung, muerto en 1994. Pero no mencionó la hambruna que, por la mala gestión, se cobró cientos de miles de vidas en la segunda mitad de los noventa.

"El respetado camarada Kim Jong-un es el líder supremo de nuestro partido y del Ejército. Ha heredado la inteligencia, la capacidad de mando, el carácter, el sentido moral y el coraje de Kim Jong-il", subrayó el presidente de la Asamblea Popular.

En la tribuna de oradores, el único joven en medio de la gerontocracia norcoreana era el nuevo monarca de la dinastía comunista. Kim Jong-un asistió mudo a la escenificación de su coronación ante una plaza llena hasta la bandera, en filas perfectamente ordenadas, como solo la dictadura norcoreana es capaz de organizar, y en medio del aplastante silencio con que se seguían los discursos de los dirigentes.

"El poder nuclear muestra la fuerza y la confianza de nuestra nación", dijo Kim Yong-nam en referencia al programa nuclear que ha hecho de este mísero país una potencia atómica, con entre seis y doce cabezas nucleares. En el mismo sentido, el veterano dirigente destacó el papel primordial de las Fuerzas Armadas y aseguró que Kim Jong-il "nunca mostró debilidad ante los imperialistas".

Con 24 millones de habitantes, Corea del Norte tiene uno de los ejércitos más numerosos del mundo, con algo más de 1,1 millones de soldados, que hacen un servicio militar obligatorio de 10 años de duración. En nombre del Ejército, tomó la palabra el general Kim Jong-gak, quien aseguró que "seguirán hasta la muerte" las órdenes de Kim Jong-un y que los militares "defenderán con su vida" al nuevo líder.

Tras los discursos se dispararon 21 salvas y se guardaron tres minutos de un silencio sepulcral. Todo el país se detuvo a las 12 del mediodía (ocho horas menos en la España peninsular). Los silbatos y sirenas de trenes y barcos sonaron al unísono, dando por finalizadas las exequias.

El miércoles, primer día del funeral oficial después de que los restos del "querido líder" estuvieran expuestos ocho días en el palacio de Kimsusan, un cortejo fúnebre con su féretro recorrió las nevadas calles de Pyongyang. Escenas de llanto e histeria se sucedieron entre la multitud, que aguardó en mitad del frío el paso de la comitiva. La televisión norcoreana KCTV transmitió al mundo unos actos cerrados a todos los extranjeros.