El goteo de presos cubanos
Los cubanólogos vaticinan que la Cuba de Raúl Castro prepara extensas medidas de gracia para celebrar la visita del papa Benedicto XVI, en marzo próximo. Y la predicción se basa, con razonamiento inverso, en lo poco significativo que ha sido el anuncio que hizo el viernes pasado el presidente cubano sobre excarcelación de presos, y en que nada dijo sobre aliviar las condiciones para dejar la isla.
El general Castro, sucesor de su hermano, Fidel -para los restos ya convaleciente-, dijo ante la Asamblea Nacional que se liberaría a 2.900 presos, entre los que había 86 extranjeros y, de ellos, 11 mujeres. La cifra es, sin embargo, modesta porque hay casi 80.000 inquilinos en las cárceles del régimen, amén de que casi todos los que van a ser liberados habían cumplido al menos dos terceras partes de su condena, en algunos casos de hasta 20 años.
En la medida de indulto se exceptúa un grave y largo etcétera que incluye espionaje, terrorismo, asesinato, narcotráfico, pederastia, robo con violencia, violación y corrupción de menores. Y de la cuestión migratoria solo dijo que habría cambios en la política imperante, fuertemente restrictiva, pero pudo haber dejado para mayor gloria vaticana la concreción de los mismos. La llamada tarjeta blanca, que permite salir de la isla, es uno de los bienes más codiciados por cubanos tanto del interior como de Miami.
En el frente de las relaciones con Washington hay, si acaso, endurecimiento, porque en la lista de indultados no figura el contratista de EE UU Alan Gross, que fue condenado en su día a 15 años por actividades subversivas, lo que tanto el interesado como fuentes diplomáticas de su país niegan vigorosamente.
Raúl Castro atavió la medida con el habitual lenguaje triunfalista del tenor de que era prueba de la "generosidad y fortaleza de la revolución", a la que no había correspondido, añadió, la Administración del presidente Obama.
La Iglesia católica cubre con su cauteloso manto la política miniaperturista de Castro el Menor, y eso, en correcta vaticanología, debería significar que algún día la mies será mucho mayor; y, quizá, todo esto ocurra en marzo, cuando se cumplan 400 años de la sacralización de la Virgen del Cobre, patrona de la Gran Antilla.
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