Margallo se convierte en la esperanza de Fabra en el Gobierno tras no entrar Pons

El nuevo ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, se convirtió ayer en el interlocutor inesperado del Consell, que preside Alberto Fabra, en el Gobierno de Mariano Rajoy. García Margallo cubrirá, contra pronóstico, la cuota valenciana en el Ejecutivo central que deseaban los populares valencianos, pero en una cartera tangencial para los intereses de la Generalitat. El nuevo ministro de Asuntos Exteriores entra en el Gobierno, en el que no se han tenido en cuenta criterios territoriales, por su estrecha relación con Rajoy. García Margallo, eurodiputado desde 1994, ha asesorado en los últimos meses a Rajoy sobre la crisis del euro y los movimientos en el seno de la Unión Europea, de la que es buen conocedor.

Tanto Fabra, como la gran mayoría de miembros del Consell confiaban en que el valenciano elegido para entrar en el Gabinete de Rajoy fuese el vicesecretario de Comunicación del PP nacional, Esteban González Pons. El jefe del Consell llegó a conversar con el fallido ministrable pocas horas antes de que Rajoy compareciese para anunciar los nombres de los elegidos para formar Gobierno. Y, de hecho, todo el núcleo de la dirección estatal del PP que ha acompañado a Rajoy en los últimos años entra en el Gobierno, a excepción de González Pons, que queda como referente en el partido y que, presumiblemente, asumirá la vicesecretaría de Organización que ahora ostenta Ana Mato, flamante ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

García Margallo explicó, tras conocerse su nombramiento, que una vez tome posesión del cargo una de sus primeras actuaciones será entrevistarse en Valencia con el presidente de la Generalitat y con la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá.

El anuncio del nuevo Gobierno pilló por sorpresa a los populares valencianos en las Cortes, donde se discutía el Presupuesto de la Generalitat para 2012. Fabra siguió la comparecencia de Rajoy por televisión antes de desplazarse hasta el hemiciclo para votar las cuentas del año próximo.Los distintos miembros del Consell recurrieron ayer a móviles y tabletas para intentar conocer el perfil de los nuevos ministros, muchos de ellos desconocidos para los populares valencianos.

El interés se centró, fundamentalmente, en las áreas económicas, ya que la situación financiera de la Generalitat es tremendamente complicada. Así, puestos a no tener ningún interlocutor especial en el Ejecutivo de Rajoy, el Consell expresó su confianza en que el nuevo ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, autorice la emisión de hispanobonos para sortear los graves problemas que tiene la Generalitat para colocar su deuda. Fuentes del Consell explicaron que el consejero de Hacienda, José Manuel Vela, ha tenido en los últimos meses distintos contactos con Montoro y con el ministro de Economía, Luis de Guindos, que conocen bien la situación de la Comunidad Valenciana. Una situación que no es ningún consuelo para los principales referentes empresariales valencianos, que consideran que en el Gobierno de Rajoy no hay ningún interlocutor directo.

El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, hizo de la necesidad virtud y aseguró anoche que el nuevo Gobierno de Rajoy tiene una cuota valenciana "muy importante" con García Margallo. Respecto a González Pons, el jefe del Consell señaló: "Con Esteban tengo una gran amistad, tiene una gran capacidad y estoy seguro de que donde esté va a seguir trabajando por la Comunidad Valenciana, generando un proyecto de futuro, que es lo importante".

En busca de destino

No todos los cargos populares se entretuvieron ayer mucho en analizar la composición del nuevo Gobierno. Los más rápidos, como el presidente de las Cortes, Juan Cotino, se apresuraron a felicitar a García Margallo, reconocido democristiano. Cotino, miembro del Opus, no oculta que su ambición es ser nombrado embajador ante la Santa Sede. Sin embargo, tendrá que competir con las aspiraciones de otro miembro del Opus, el exministro de Justicia Federico Trillo, que aspira al mismo puesto. El nombramiento de Cotino, en el hipotético caso de producirse, facilitaría al presidente de la Generalitat una posible remodelación del organigrama heredado de Francisco Camps.

Otro de los que no tendrá fácil saltar a Madrid será el diputado José Marí, que busca entrar en el segundo escalón del Gobierno.