Ajuste realista
Puede que los precios del petróleo tengan que adaptarse a la realidad. La bajada del 4% en el coste de un barril de crudo el miércoles formaba parte de una bajada de precios generalizada coincidiendo con el final del año. Pero también podría ser el principio de un descenso mayor del precio del oro negro. Las perspectivas cada vez más sombrías del crecimiento mundial están empezando a pesar más que los actuales riesgos de otra gran alteración en Oriente Próximo. Esto podría conducir a un excedente en el mercado.
La decisión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo de mantener su producción diaria en 30 millones de barriles mantendrá equilibrados el suministro y la demanda ya entrado el año que viene, según este grupo de 12 miembros y la Asociación Internacional de la Energía. Pero eso solo se cumplirá si las relativamente optimistas previsiones de crecimiento hechas por ambos grupos resultan ser acertadas. La OPEP calcula que la economía mundial crecerá un 3,6% el año que viene, con una expansión del 0,4% en la zona euro.
Aunque la OPEP reconoce un amplio abanico de previsiones sobre el mercado en su último informe mensual, hasta el intervalo señalado es incapaz de abarcar por completo las valoraciones más pesimistas. El extremo inferior del intervalo de la OPEP se corresponde con un crecimiento mundial del 3%. Pero algunos economistas de Standard Chartered prevén una recesión en la eurozona, con una contracción de la economía del 1,5% y un crecimiento mundial que se ralentiza hasta quedarse en tan solo el 2,2%.
Los inversores tienen que sopesar los riesgos actuales de recesión en un contexto geopolítico inestable. Se prevé que Libia vuelva a tener una producción de petróleo como la de antes de la guerra hacia el segundo trimestre del año que viene. Y aunque cualquier trastorno en el estrecho de Ormuz dispararía los precios, el riesgo de un conflicto real allí parece neutralizado, a pesar del endurecimiento de las sanciones contra Irán.
Por ahora, a la OPEP le conviene esta visión del mundo relativamente optimista, que permite a sus miembros seguir bombeando a toda máquina para conseguir unos ingresos anuales casi de récord. Pero una caída del crecimiento que supere las previsiones obligaría a los miembros de la OPEP a reducir la producción en un momento en el que el grupo ni siquiera es capaz de ponerse de acuerdo sobre las cuotas de producción individuales de cada país y algunos miembros como Irak siguen aumentando la producción, con lo que se corre el riesgo de rebasar el nuevo tope. Cualquier lucha interna dentro de la OPEP en el momento en que baje la demanda no haría más que acelerar la caída de los precios.
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