Retrato de la crisis un siglo antes

"Es una desgracia, como cualquier otra, que 100 años después del estreno de Veraneantes, de Gorki, la obra siga teniendo validez. El mundo ha cambiado poco desde 1904, siguen produciéndose situaciones de injusticia y el dinero, como siempre, lo puede todo", reflexionaba ayer Miguel del Arco, director y autor de la versión del clásico ruso que puede verse hoy y mañana en el Teatro Central de Sevilla.

En la obra 11 actores encarnan a un grupo de amigos de clase alta de la Rusia anterior a la revolución que pasan juntos sus vacaciones. "Cuando la gente tiene mucho tiempo para hablar saltan chispas, el aburrimiento hace que empiecen a plantearse ¿qué hago yo en el mundo? ¿qué podemos hacer? El paralelismo con la crisis que atravesamos ahora es total. Entonces Rusia se enfrentaba a una revolución inminente y, como ocurre ahora, pensaban que podían cambiar el sistema", explica Del Arco, uno de los nombres clave del teatro nacional. "Es uno de los dramaturgos y directores que está regenerando la escena española y que ha conseguido llegar desde las pequeñas salas alternativas a los grandes escenarios", afirmó Manuel Llanes, coordinador del Teatro Central, donde podrá verse la obra con el escenario en el centro y el público situado a cuatro bandas.

"Aquí recuperamos el formato original con el que fue concebida la obra, que solo ha podido verse en el Teatro La Abadía, en el resto de las salas la hemos representado a la italiana. La obra fue concebida con el público alrededor del escenario, de forma que el espectador se siente como un veraneante más", comenta Del Arco, quien este año arrasó en los Premios Max -siete galardones- con La función por hacer, una relectura de Seis personajes en busca de un autor, de Pirandello. El director, que también es coproductor junto al Teatro de la Abadía de Veraneantes, firma además dos de los grandes montajes de esta temporada: La violación de Lucrecia, con Nuria Espert, y Juicio a una zorra, con Carmen Machi.