La fusión de Ruralcaja y Cajamar aspira a un 15% del negocio financiero valenciano

Cajas Rurales Unidas, el nombre oficial de la entidad que resultará de la fusión de Ruralcaja y Cajamar, las dos primeras cooperativas de crédito de España, aspira a manejar una cuota del 15% del negocio financiero en la Comunidad Valenciana en "unos cinco años". Rafael Carrau, subdirector general del grupo de Cajas Rurales del Mediterráneo (CRM) que lidera Ruralcaja, defendió ayer la vigencia del modelo cooperativo ante un entorno económico adverso como el actual. "Los países que mejor están soportando la crisis son los que tienen un sector financiero cooperativo fuertemente consolidado", apuntó Carrau, en alusión a Francia (Crédit Agricole), Alemania (DZ Bank) y Holanda (Rabobank).

La Comunidad Valenciana atesora gran tradición cooperativa. En la actualidad, la entidad resultante de la fusión de Ruralcaja y Cajamar gestionará un 11,6% de los depósitos en la provincia de Castellón, un porcentaje que triplica la media nacional.

Carrau, en una charla con periodistas, recordó que Ruralcaja lidera un grupo que arrastra a otras 14 cajas rurales locales, mientras que Cajamar engloba a otras seis entidades menores.

Ruralcaja y Cajamar han sido feroces rivales hasta hace muy poco. La caja de Almería se ha extendido por toda España y triplica el volumen de Ruralcaja por negocio y activos.

Carrau recordó que el Grupo CRM fomentó la constitución de un banco cooperativo de ámbito nacional al margen de Cajamar, pero ante la imposibilidad de implicar a otras entidades menores, optó hace seis semanas por pactar con Cajamar para ganar volumen. El coeficiente de solvencia de ambas entidades por separado está por encima de las exigencias del 9% para todo el sector financiero. En conjunto supera el 12%. Las cajas rurales, además, no arrastran deudas con terceros, como el resto de entidades del sector.

Ruralcaja mantendrá la marca en la Comunidad Valenciana y Cajamar en el resto del territorio nacional, al menos durante tres años. Los posibles solapamientos o reducciones de personal se analizarán en el futuro, pero siempre desde "un espíritu cooperativo", sentenció Carrau.