Correa se acoge a su derecho a no declarar y el juez le impide gesticular
Crespo contesta solo a algunas preguntas para beneficiar a Francisco Camps
Las declaraciones de los cabecillas de la trama Gürtel, Francisco Corea y Pablo Crespo, se esperaban con ansia, pese a que su doble condición de testigos e imputados ya marcaba una extraña línea entre su obligación a decir la verdad y la posibilidad de no contestar o, incluso, a mentir. Sin embargo, en teoría, estaba claro. Podían no contestar a preguntas que tuvieran relación con las otras causas en las que están imputados, el grueso de la trama que se instruye en Madrid y la abierta en el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana por la supuesta financiación ilegal del PP valenciano, y debían contestar a las relativas a la causa de los trajes, en la que están imputados Camps y Costa por recibir, presuntamente, regalos de la trama.
La llegada de Correa a la sala fue un momento de tensión, uno de esos que provocan que cambie el semblante de los miembros del jurado. El cabecilla de la trama, Don Vito, llegó esposado, con la barba completamente canosa y algo más delgado que hace tres años.
Se sentó y dijo que, como le había recomendado su abogado, se acogía a su derecho a no declarar porque, además, le había comunicado que estaba imputado en la causa de financiación ilegal del PP valenciano, cuestión para la que los socialistas valencianos pidieron ayer una comisión de investigación en el Parlamento autónomo.
Correa no abrió la boca. Todos querían preguntarle, incluso el abogado que defiende a Camps, Javier Boix, que protestó porque dijo no entender su silencio cuando las otras causas del caso Gürtel "nada tienen que ver con esta porque, en caso contrario, se hubieran acumulado".
El único gesto de Don Vito llegó con una de las preguntas de Boix, cuando le preguntó si dio órdenes de pagar trajes de Camps. El cabecilla de la trama comenzó a cabecear y el presidente del tribunal, el magistrado Juan Climent, le llamó la atención y le exigió que se estuviera quieto, ya que en la sala no se permiten signos de aprobación o rechazo en ningún caso.
Francisco Correa siguió impasible las preguntas formuladas por la fiscal y la acusación sobre grabaciones y documentos en los que constan pagos de la trama Gürtel a las tiendas que proporcionaron los trajes a Camps y Costa.
La regla por la que Correa tenía derecho a no declarar se reinterpretó cuando llegó el número dos de la red, Pablo Crespo. En un principio dijo que no iba a responder a nada, pero cuando comenzó a preguntar el abogado de Camps, cambió de opinión. Y lo hizo para ratificar una conversación que mantuvo con su abogado en la cárcel, grabada por orden del juez Baltasar Garzón. Las palabras de Crespo entonces, según su transcripción, fueron: "Exacto, y yo le digo, oye, tú di la verdad, no tengas ningún problema, di todo, y supongo que es la verdad lo que habrá declarado. Ahora dice que nosotros pagamos los trajes de Camps, eso es falso, y es tan falso que a ver cómo lo demuestra, pero quiero decir que al fin y al cabo un tipo que... al que su jefe... se querella contra él por haberle robado 400.000 euros, pues ya me dirás tú". Crespo se refería al sastre José Tomás. Ayer aseguró que si la red hubiera pagado una prenda al presidente de la Generalitat se hubiera enterado. Y eso no ocurrió.
El matiz de Isabel Jordán
- "Dije que la ropa era de Camps porque llevaba semanas presionada. No teníamos para nóminas y teníamos que pagar facturas de Forever Young. El contable lo atribuyó al presidente porque asociaba Orange Market con Valencia, pero podría haber sido para cualquier otro de allí".
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