Esperando a la partícula
Muchos han oído hablar de la partícula de Higgs pero pocos saben lo que significa. La verdad es que no es fácil de entender para alguien no experto en Física de Partículas Elementales, hasta el punto de que se convocó hace unos años un concurso en Reino Unido en busca de la mejor explicación accesible a los legos. Baste decir que su existencia es la única posibilidad encontrada hasta la fecha para completar la llamada Teoría Estándar de las interacciones entre partículas, una teoría que permite explicar todas las observaciones experimentales realizadas, pero que sería inconsistente sin la existencia de la dichosa partícula.
Más en particular, no entenderíamos en este contexto algo tan esencial como la masa de las distintas partículas existentes en la naturaleza. Pero en ciencia, las hipótesis tienen que ser validadas por la observación empírica y, hasta el momento, la hipótesis de Higgs no había pasado la exigente prueba del experimento, por lo que podía tratarse de una bella idea sin conexión con la realidad.
Las condiciones de consistencia de la teoría determinan prácticamente todas sus propiedades excepto la masa, y nos permiten concluir que las señales de su existencia pueden fácilmente pasar inadvertidas entre multitud de señales convencionales. En resumidas cuentas, su búsqueda entre los miles de millones de interacciones que tienen lugar en los detectores que las registran con todo detalle es como la de una aguja en un pajar, pero sin saber a priori el tamaño de la aguja.
De ahí que se haya movilizado el más potente de todos los instrumentos de observación disponibles, el acelerador LHC, del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN). Después de haber tomado datos durante este año y realizar un estudio preliminar, los dos equipos a cargo de los detectores desvelaron ayer que tienen indicios que apuntan en la buena dirección, aunque muy lejos de ser concluyentes. Podrían ser señales de partículas de Higgs generadas en las colisiones del acelerador o podrían ser fluctuaciones que desaparezcan cuando aumente la estadística de sucesos analizados. Quizá en unos meses tengamos la respuesta, sea esta positiva o negativa. De momento el suspense sigue.
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