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Van Rompuy garantiza que el pacto de la cumbre acatará la ley de la UE

Los eurodiputados lamentan la falta de medidas para impulsar el crecimiento

Andreu Missé

Herman van Rompuy y José Manuel Barroso, presidentes del Consejo Europeo y de la Comisión Europea, respectivamente, se pusieron ayer en guardia para evitar que el acuerdo intergubernamental adoptado en la cumbre europea de la pasada semana por 26 Estados, todos menos Reino Unido, pueda suponer un detrimento para la legislación y las instituciones de la UE. "Debemos asegurar que los nuevos procedimientos permanezcan lo más estrechamente integrados que sea posible a la estructura de la Unión", dijo Van Rompuy. Por su parte Barroso, aseguró que "la Comisión no aceptará ningún tratado intergubernamental que pueda estar en conflicto con la legislación de la Unión". Ambos mandatarios lanzaron estas advertencias en su comparecencia en el Parlamento Europeo en Estrasburgo en un clima de cierta decepción por la falta de medidas concretas para impulsar el crecimiento y el empleo.

"No hubo alternativa a un acuerdo sin Reino Unido", según Van Rompuy
"La Comisión no aceptará un tratado opuesto a la Unión", advierte Barroso

En la pasada cumbre, 26 líderes europeos se mostraron dispuestos a impulsar un tratado intergubernamental para establecer un pacto presupuestario y un gobierno económico de la zona euro, para reforzar la defensa de la moneda única, ante la negativa del Reino Unido a aceptar un cambio del Tratado de la UE para lograr estos objetivos. Según la legislación comunitaria, cualquier reforma del Tratado, aunque afecte sólo a los 17 países del euro, debe realizarse con el apoyo unánime de los 27 Estados miembros. Londres intentó, sin éxito, aprovechar esta situación para condicionar su apoyo a las reformas propuestas por los miembros del euro a una serie de garantías para las actividades financieras de la City. Sus exigencias fueron consideradas "inaceptables" por el resto de países. La cerrazón del premier británico, David Cameron, obligó a Van Rompuy a presentar la alternativa del tratado intergubernamental como única vía para establecer una sólida defensa del euro, que padece una creciente inestabilidad y mantiene estancada la economía de la UE.

El nuevo camino emprendido tampoco es la panacea. "Un tratado internacional no fue mi primera preferencia ni la de muchos Estados", reconoció ayer Van Rompuy a los eurodiputados. "Sin embargo, permitirá hacer un pacto fiscal vinculante", añadió. Y advirtió de que debe ser negociado "urgentemente", a sabiendas de que "no será fácil, legalmente hablando". El presidente del Consejo Europeo aseguró que "no hay una solución milagrosa en absoluto" y se mostró convencido de que "la confianza que se ha perdido sólo podrá restaurarse paso a paso". Pero dijo sentirse "optimista" y que lo que ahora se ve como un "annus horribilis" un día se considerará un "annus mirabilis".

Barroso admitió de todas formas que el pacto fiscal "no es suficiente", para frenar la crisis y subrayó que los problemas de la eurozona no son sólo fiscales, sino también financieros y sobre todo debidos a "la falta de competitividad". Sobre los problemas de fondo de Europa, Juan Fernando López Aguilar, presidente de la Delegación Socialista Española en el Parlamento Europeo, subrayó que "nada es suficiente, y si lo que se persigue es calmar a los mercados, que son los que nos ponen nota, el Consejo continúa fracasando en el empeño". Para López Aguilar, las medidas adoptadas son "insuficientes por llamar unión fiscal a lo que es sólo restricción presupuestaria, ignorando la dimensión de los ingresos y la corrección de las desigualdades tributarias y fiscales".

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Su correligionario alemán, Martin Schulz, líder de los socialistas en la Eurocámara, deploró el aumento del aislamiento del Reino Unido y señaló que "los otros 26 Estados no pueden permitir ser chantajeados por las demandas irracionales británicas como la petición de un trato de excepción por la directiva del tiempo de trabajo o el rechazo a una regulación financiera más estricta, cuya falta fue una de las principales causas de la crisis financiera".

José Manuel García Margallo, vicepresidente de la Comisión de Economía del Parlamento Europeo, señaló que ante la situación de emergencia creada, "el tratado intergubernamental era la única solución".

El ex primer ministro belga, Guy Verhofstadt, líder de los liberales, afirmó que "la cumbre produjo algunos buenos resultados, pero no los suficientes para restablecer la confianza". Insistió en que "la Comisión y el Parlamento deben estar presentes en la elaboración de propuestas para la salida de la crisis".

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