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El Gobierno británico se agrieta

El debate europeo abre las primeras fisuras en la coalición de conservadores y liberales - Clegg dice que el veto de Cameron deja a Londres "marginado" en la UE

La coalición de conservadores y liberales-demócratas que gobierna Reino Unido ha empezado a verse afectada por el debate británico sobre Europa. El vice primer ministro y líder liberal, Nick Clegg, realizó ayer unas durísimas declaraciones en la BBC en las que pronosticó que Gran Bretaña va a quedar "aislada y marginada en la Unión Europea" y alineándose con quienes creen que el veto ejercido por el primer ministro, el conservador David Cameron, no va a proteger a la City de Londres, argumento en el que se ha amparado Cameron para justificar su decisión. Y el carismático exdirigente liberal Paddy Ashdown denuncia que el veto "ha destruido en una noche 38 años de política exterior británica".

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Aunque Clegg ha sostenido que el primer ministro se vio forzado por la intransigencia de Francia y Alemania, admite que no fue consultado por Cameron cuando decidió vetar la reforma del tratado y dio a entender que si él hubiera sido primer ministro, Reino Unido no se habría visto en la necesidad de recurrir al veto.

En una larga entrevista en el programa político dominical de la BBC, The Andrew Marr Show, Clegg aparece muy contrariado y, como subraya el presentador, sus palabras "suenan a que está usted disgustado, furioso, que está preocupado por el futuro, pero que no puede hacer nada acerca de ello". Y acaba la entrevista advirtiendo a los conservadores que abogan por abandonar la Unión Europea: "Voy a luchar con uñas y dientes porque creo que si Gran Bretaña deja la UE será considerada como un país irrelevante por Washington y seremos considerados un pigmeo en el mundo cuando lo que quiero es que estemos de pie y liderando el mundo".

La posición de Clegg en el partido era ya frágil antes de esta crisis debido a los ajustes presupuestarios, el cambio de rumbo en cuestiones tan polémicas como el aumento brutal de las tasas universitarias o la humillación que sufrieron los liberales-demócratas al perder por un amplísimo margen el referéndum para reformar el sistema electoral. Representantes antaño de la única corriente de europeísmo federal de la política británica, el verse en un Gobierno que por primera vez en la historia se ha quedado solo en Europa vetando una reforma del tratado amenaza a Clegg y a la propia coalición que gobierna el país desde hace un año y medio.

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Clegg defendió ayer la coalición y, aunque con la boca pequeña, defendió también a Cameron, centrando sus críticas en los sectores del Partido Conservador que "creen que esto es un triunfo". "En mi opinión están espectacularmente equivocados", señaló.

Pero entre líneas se adivina una intensa fricción entre Cameron y Clegg. Aunque no lo dice explícitamente, el líder liberal da a entender que se siente engañado, que ambos habían llegado al acuerdo de que, si era imposible sumarse a la propuesta franco-alemana, era aceptable que los 17 países de la zona euro actuaran por su cuenta, sin los 10 Estados que no pertenecen a la moneda única. "No creo que nadie esperara (...) que esto iba a acabar con uno contra 26 y creo claramente que, sean cuales sean sus opiniones sobre Europa, no creo que nadie crea que estar solos sea algo bueno para Gran Bretaña a largo plazo", añade.

Esas fricciones vuelven a palpitar cuando Marr le pregunta si cree que tienen razón quienes dicen que la City está menos protegida tras el veto de lo que estaría si Cameron se hubiera sumado al acuerdo. "Creo que pueden estar en lo cierto", responde Clegg, lo que desarbola el argumento del primer ministro de que con el veto sale ganando la City.

Más adelante parece lanzar otro dardo a Cameron cuando subraya que el acuerdo no hubiera exigido un referéndum de ratificación en Gran Bretaña "porque no había transferencia de poder desde Reino Unido. (...) Esa es la ironía. Nunca nos pidieron como país que transfiriéramos soberanía de ningún tipo de Reino Unido a la UE. Lo que nos pedían es que consintiéramos una nueva serie de reglas que permitiría a la zona euro hacer ciertas políticas fiscales".

Nick Clegg no es la única figura liberal contrariada. En un artículo en The Observer, Paddy Ashdown, antiguo líder y uno de los popes del partido, escribe que Cameron fue víctima de una venganza del presidente francés, Nicolas Sarkozy, por la arrogancia mostrada por el primer ministro en los últimos meses "dando lecciones" a los países del euro.

Y lanza un ataque demoledor a los euroescépticos conservadores y al primer ministro: "Hemos usado el veto, pero no hemos parado nada. Queríamos proteger a la City y la hemos hecho más vulnerable. En un momento de crisis económica, hemos logrado que los inversores encuentren más atractivo irse al norte de Europa. En una noche hemos tirado por la borda 38 años de política exterior británica. Hemos entregado la agenda del referéndum a los euroescépticos. Hemos reforzado los argumentos de quienes quieren romper la unión

[porque crecerá el independentismo escocés si Reino Unido abandona la UE]. Nos hemos aislado de Europa y nos hemos disminuido ante Washington. No está mal para una política que dice defender a Gran Bretaña".

El vice primer ministro británico, Nick Clegg, en una entrevista ayer en la BBC.
El vice primer ministro británico, Nick Clegg, en una entrevista ayer en la BBC.JEFF OVERS (GETTY)

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