Los designios del gobernador

El Banco de España (BE), como consecuencia de la intervención de algunas entidades financieras o la inyección de ayudas públicas a otras, ha acumulado propiedades que le han convertido en el quinto mayor banquero del país, con unos activos equivalentes al 9% del total del sistema financiero. Y, de paso, con participaciones en algunas importantes empresas, algo que no debe pasar inadvertido a la hora de hablar de ventas. Las propiedades de las que se trata son la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), Banco de Valencia,

Unnim, Caixa Catalunya y Nova Caixa Galicia (NCG).

Pero como la misión del BE no es gestionar bancos, ni mucho menos, ha iniciado el proceso de desinversión ordenada de esas propiedades para que tengan un destino privado. Así que los responsables del organismo regulador han empezado por la CAM, por la que el Banco Sabadell pujó fuerte para alcanzar una dimensión que le permita afrontar el futuro con músculo suficiente y entrar en el club de los grandes con un tamaño similar al del Popular más Pastor, entidad que también cortejó sin éxito.

Después de la CAM, que acabó intervenida por la autoridad al comprobarse la impotencia de la entidad alicantina para seguir el camino por sí sola y tras el fracaso de su entrada en

Liberbank (grupo encabezado por CajAstur), vendrán el Banco de Valencia y Unnim, las otras dos entidades en las que el Estado tiene el 100% a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Unnim puede estar en el punto de mira de Ibercaja, que en todo este proceso no ha acabado de dar el paso definitivo y sigue sola y en peligro de quedarse muy reducida.

El caso del Banco de Valencia abre una incógnita y puede entrar en los planes de entidades interesadas en ampliar su presencia en el área del Levante. El Banco de Valencia escribió una página más en la agitada geografía financiera de la Comunidad Valenciana y su relación con el sector inmobiliario. Filial de Bancaja y, por tanto, integrado en

Bankia, su salida supuso un alivio para el grupo que preside Rodrigo Rato, que puede seguir su trayectoria más aligerada.

En Catalunya Caixa y NovaCaixaGalicia (NCG), las otras dos entidades con presencia pública, el Estado no posee el 100%, por lo que sus responsables tienen un año, que acaba en septiembre de 2012, para buscar inversores por su cuenta. Si no los consiguen, el Banco de España tendrá que tomar cartas en el asunto. Y en esas tareas andan sus responsables. Adolf Todó, de Catalunya Caixa, por un lado, y José María Castellano y César González-Bueno, por otro.

Lo ideal, en todo caso, es que el BE permanezca el menos tiempo posible en esas entidades. Así lo predica el gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), cuyas relaciones con el PP han mejorado de forma notoria. No se palpa la tensión de meses atrás, cuando el partido que dirige Mariano Rajoy quería conocer todos los movimientos y censuraba en mayor o menor medida la mayoría de ellos. En palabras de alguna de las autoridades, les han dejado tranquilos.

Quizá la prevista victoria electoral y la proximidad del relevo de MAFO -solo quedan pocos meses hasta julio de 2012- calmaron las aguas, que solía agitar el portavoz de economía del PP, Cristóbal Montoro, uno de los que precisamente suenan para el cargo. O tal vez al convencimiento de que hay que imprimir un acelerón para terminar la reestructuración del sistema financiero. Y que ahora en el poder se ve de otra forma. El caso es que MAFO quiere llegar al final de su mandato con la reestructuración encauzada.

El PP, haciéndose eco de voces sectoriales, criticó lo que para ellos era un retraso manifiesto de la reestructuración y puso más de una dificultad a las medidas que planteaba el BE. Los obstáculos a la intervención de la CCM o la oposición a operaciones interregionales -como el intento de que la CAM y Caixa Galicia se integraran en Caja Madrid, benditas por el BE- propiciando la fusión contra natura de las cajas gallegas o que la CAM siguiera sola, son un ejemplo que ahora tiene sus consecuencias. Las cosas mejoraron cuando Isidro Fainé, presidente de La Caixa, asumió el mando de la patronal de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA) con el consenso de Gobierno y oposición. -