Una salida que se estudia en La Zarzuela
Si, como todo parece, Iñaki Urdangarin es finalmente imputado por su implicación en el caso Palma Arena, la situación de la infanta Cristina y, por extensión, de la familia real quedaría seriamente afectada. Es difícil imaginarse, por ejemplo, al yerno de los Reyes de España asistiendo al desfile de las Fuerzas Armadas desde el palco de honor o recibiendo a los invitados en el palacio Real de Madrid. También parece poco probable que tras la imputación el duque de Palma de Mallorca pueda volver a figurar en la agenda de actos oficiales, esa que compartía junto a su esposa. De hecho, desde que se conoció la operación Babel, la infanta Cristina y su marido están ausentes de la vida oficial del país.
Solo ha trascendido que Urdangarin llegó a Madrid en un viaje relámpago para reunirse en el palacio de la Zarzuela con don Juan Carlos y en presencia del príncipe Felipe y que, tras analizar con sus abogados la situación en la que se encuentra, regresó al que es desde hace dos años su hogar en Washington. La Zarzuela no informa de los pasos que da el duque de Palma y ni tan siquiera ha entrado a valorar la aparición en el caso de Carlos García Revenga, secretario de las infantas Elena y Cristina, a sueldo de la estructura de la Casa del Rey y tesorero del Instituto Nóos, con el que Urdangarin captaba fondos públicos. La consigna es desviar el asunto e insistir en que se trata de un tema privado que nada tiene que ver con la Corona. Pero una cosa es la teoría y otra la imagen que en la calle hay de todo lo que está pasando en la familia real. Por eso en el palacio de la Zarzuela se mira también al plan b que suelen aplicar otras familias reales. Según ese guion, la infanta Cristina, en caso de que su esposo sea imputado, renunciaría a los derechos dinásticos -ella ocupa el séptimo lugar en la línea de sucesión al trono-. Con este gesto, la hija menor de los Reyes dejaría de ser miembro de la familia real para ser solo hija de don Juan Carlos y doña Sofía. De esta manera, quedaría apartada de la vida oficial y dejaría de recibir la asignación, sin cuantificar, que el Rey le entrega del dinero que recibe de los Presupuestos del Estado. Sería infanta como lo son sus tías Pilar y Margarita, hermanas de don Juan Carlos. Porque de lo que no hay duda, al menos de momento, es que doña Cristina quiere seguir al lado de su marido.
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